Los cárteles de droga compiten aquí por el control de rutas estratégicas y el tráfico de migrantes. Este conflicto ha provocado un éxodo de 3,000 personas que huyen del terror en la región fronteriza. A medida que la lucha se intensifica, la colaboración entre los cárteles y posibles miembros de las fuerzas armadas guatemaltecas plantea preguntas sobre la efectividad de las estrategias de seguridad.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Ayutla, San Marcos, Guatemala
La frontera entre México y Guatemala se ha convertido en un escenario constante de violencia desenfrenada, alimentada por enfrentamientos entre cárteles de droga, el tráfico de migrantes irregulares y la creciente presión ejercida por las redes criminales en la región. La reciente matanza de cuatro agentes de la Policía Municipal de Tránsito de Ayutla en el departamento de San Marcos y los ataques armados que asolan la zona han puesto en alerta a las autoridades de ambos países. En medio de este oscuro panorama, se desencadenó un éxodo de aproximadamente 3,000 personas que huyeron de la violencia y el terror que impera en la frontera, según información verificada por el equipo de COYUNTURA.
La lucha por el control de las rutas de la droga y la supervivencia de los cárteles de la droga ha sumido a la región en un estado de guerra silenciosa pero letal. El llamado Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa (CS) se enfrentan hasta la fecha en el poblado de Frontera Comalapa, punto crucial en la ruta del tráfico de migrantes y drogas desde Centroamérica hacia México y más al norte.
El mejicano Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa documenta hasta hoy el éxodo de al menos tres mil personas que abandonaron sus hogares debido al terror imperante en la zona. La violencia ha cobrado la vida de al menos 60 personas en los últimos meses, y las desapariciones forzadas de jóvenes reclutados por los cárteles podrían superar el centenar.
La franja fronteriza de Comalapa, que se extiende a lo largo de unos 80 kilómetros, es considerada un territorio "poroso" para las actividades del crimen organizado. Se ha convertido en un epicentro para el tráfico de drogas, armas y migrantes irregulares.
"Si lo entendemos desde el lado de Guatemala, es sin duda una de las zonas en donde más transita todo tipo de drogas y armas. Estos carteles están tomando fuerza en territorios que antes le pertenecían a narcotraficantes guatemaltecos. El reforzamiento de seguridad es una solicitud constante, al menos durante la última administración", señaló a COYUNTURA un agente antinarcóticos consultado bajo anonimato. No obstante, David Boteo, subdirector de Operaciones de la Policía Nacional Civil (PNC) del país centroamericano, aseguró que la violencia en las comunidades de Chiapas no tiene repercusión en -y no está relacionada con- el territorio guatemalteco, por lo que las fuerzas de seguridad se concentran en Ayutla, San Marcos, donde se incrementaron los hechos criminales durante las últimas semanas.
"Allí sí hemos tenido varios incidentes como la muerte de los policías municipales. En este momento tenemos 200 soldados y 150 policías desplegados en ese municipio y en otras áreas fronterizas, pero del lado de Chiapas no tenemos algún repunte de violencia de lado de Guatemala”, señaló Boteo.
Documentos filtrados de la Secretaría de Defensa de México (SEDENA) señalan a esta región (del lado mejicano) como parte de una "red de localidades fronterizas" utilizadas por el cártel de Sinaloa para transbordar cargamentos de cocaína. Esto subraya la importancia estratégica de la zona en el tráfico de drogas.
Pero, estos puntos fronterizos también son "vitales" para el tráfico de migrantes irregulares, según el oficial consultado.
El informe reveló que incluso miembros de las fuerzas armadas guatemaltecas colaboran con el CJNG para traficar cocaína a través de este corredor desde al menos el año 2017. La captura y extradición del excoronel Otto Fernando Godoy Cordón, acusado de narcotráfico, arrojó luz sobre estas conexiones, ya que se cree que usaba sus credenciales militares para facilitar las actividades del cártel.
A pesar de estas denuncias, el Gobierno de Guatemala sostiene que gracias al apoyo del Ejército se han localizado aeronaves vinculadas al crimen organizado transnacional, lo que fortalece hasta cierto punto la lucha contra el narcotráfico en la región.
La situación en la frontera México-Guatemala ha generado preocupación en los Estados Unidos de América (EE.UU.). La Administración para el Control de Drogas (DEA) estima que las estructuras del crimen organizado en la región centroamericana-mejicana son en gran parte responsables del aumento en la entrada de fentanilo a EE.UU. durante los últimos años.
El Departamento de Estado emitió una alerta para la captura de Ana Gabriela Rubio Zea, una guatemalteca involucrada en la obtención de productos químicos necesarios para la producción de fentanilo. Según el Departamento de Estado, Rubio Zea utilizaba sus conexiones con proveedores chinos para adquirir estos productos químicos y ponía a traficantes en contacto directo con ellos. El Gobierno de Guatemala capturó a Rubio Zea y se espera su extradición a los Estados Unidos de América como parte de un proceso contra "nueve extraditables por delitos de narcotráfico requeridos por EE.UU.".
La frontera entre Guatemala y México se ha convertido en un escenario de violencia y caos, donde los cárteles de la droga luchan por el control de rutas estratégicas y el tráfico de migrantes. Las autoridades de ambos países han respondido con despliegues de fuerzas militares y de seguridad, pero la situación sigue siendo explosiva.
"Hay demasiada cocaína rezagada en el mercado y los grupos de narcotráfico están buscando cómo venderla, porque en EE.UU. el fentanilo se consigue más barato y en cualquier lugar, y por lo tanto ha disminuido considerablemente el consumo de esa droga", puntualizó Boteo.
Por otro lado, Jorge Aguilar Chinchilla, vocero del Ministerio de Gobernación, coincide al informar que las fuerzas de seguridad se han distribuido en distintos puntos fronterizos, principalmente el personal policial de diferentes unidades de investigación, como los agentes antinarcóticos y el cuerpo encargado de resguardar las fronteras. La finalidad principal es trasladar información al Ministerio Público (MP) para desarticular organizaciones criminales.
"Se investigan delitos en áreas fronterizas, principalmente en Ayutla y Tecún Umán en San Marcos, así como en la Mesilla y Huehuetenango. Los operativos y patrullajes se hacen en conjunto con el Ejército", señaló Aguilar a Prensa Libre.
La colaboración entre cárteles y posibles miembros de las fuerzas armadas guatemaltecas plantea preguntas sobre la efectividad de las estrategias de seguridad implementadas hasta ahora. Además, la influencia de estos grupos criminales en el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos de América es una preocupación importante para las autoridades locales, mejicanas y estadounidenses.
El futuro de esta región fronteriza es incierto, y la solución a esta crisis compleja requerirá no solo una respuesta militar, sino también un enfoque integral que aborde las causas subyacentes de la violencia y el tráfico ilícito. La paz y la seguridad en esta región estratégica son vitales no solo para Guatemala y México, sino también para la estabilidad regional y la seguridad.
Al menos dos manifestaciones se realizaron en México la semana pasada, encabezadas por ciudadanos que exigen la desarticulación y el freno de estos grupos narcotraficantes en la zona.
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