Por primera vez en 17 años de vocería, la vicepresidenta y primera dama del régimen sandinista de Nicaragua, Rosario Murillo, cortó abruptamente su habitual llamada en los medios de propaganda oficialista durante el mediodía del viernes 15 de marzo, pero antes de colgar "la compañera" soltó un último aliento desesperado de auxilio, dejando en suspenso a todo el planeta durante un largo fin de semana.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
Managua, Nicaragua
El viernes 15 de marzo de 2024, el mundo carmentiano quedó perplejo por un momento, cuando la icónica voz de Rosario María Murillo Zambrana, primera dama, vicepresidenta del régimen sandinista de Nicaragua, coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del país, y compañera del mítico comandante Daniel Ortega Saavedra, se detuvo en seco, en medio de su habitual llamada al mediodía. Transcurrieron solo tres minutos de lectura de su rutinario informe cuando de repente cortó la comunicación, en la que logró anunciar un adelanto de salario para las y los trabajadores del Estado -en medio de una demanda interpuesta ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT)-, y más de 15,000 actividades deportivas y recreativas -pero no religiosas- para el fin de semana que acaba de finalizar. "Cuanta alegría y cuanto disfrute", se jactó la compañera detrás de su teléfono. "Y todo gracias a la paz con la que estamos bendecidos, prosperados y victoriosos", celebró Murillo. Los últimos 17 años de sus 73 de vida los ha pasado religiosamente detrás de ese aparato, a la hora del almuerzo, de lunes a viernes, o ante cualquier emergencia nacional; un formato que ha implementado como única vía de comunicación oficial del Estado y la Presidencia, solo después de La Gaceta - Diario Oficial, el único medio impreso que queda en el país centroamericano.
Mientras un carrusel de fotografías de ella aparecen en las transmisiones de todos los medios de propaganda de su familia (los canales 2, 4, 5, 6, 8, 13, y casi 10 radios nacionales) -que son casi prácticamente todos los que hay en el país-, ella lee sus informes y santorales, los cuales después son publicados en bruto en El 19 Digital y otras plataformas web. Se desconoce desde dónde lo hace, porque nunca se deja ver. Jamás. Sin embargo, su insociable voz es tan aburrida y cotidiana que no importa si es desde la oficina vicepresidencial, o desde la oficina del partido oficialista -que está en su propia vivienda-, o desde el patio de su casa. Ya nadie espera que diga o pase algo interesante o extraño. El viernes pasado se rompió el hechizo. Algo insólito y hasta misterioso pasó al otro lado del teléfono.
Del grito al suspenso
A los tres minutos con siete segundos de iniciada la lectura habitual de Murillo para cerrar la semana, se escuchó tácitamente a la mujer más poderosa y temida del país centroamericano pronunciar un grito desesperado. Ante el incidente, aún falto de explicación oficial ante el bienestar de la representante del segundo cargo estatal más importante, Murillo -o alguien más- cortó la llamada. Y fueron muchas las especulaciones alrededor del asombroso suceso, transmitido en directo. "La paz que nuestro pueblo proclama y defiende todos los días, es la base del caminar. As... asembrado....asen... as.... ¡AYUDA!", gritó la septuagenaria primera dama. Se escuchó además un golpe en el teléfono al caer la llamada.
¿Qué pudo haber pasado en ese momento? ¿Acaso la compañera tuvo de frente un peligro real? Ni el oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), ni Multinoticias - Canal 4, ni Viva Nicaragua - Canal 13, ni la oficina presidencial han brindado detalles al respecto, como se esperaba.
No pasó nada, pero sí pasó
Según la narrativa oficialista, el suspenso no duró mucho tiempo. Después del inesperado incidente en vivo durante la llamada del viernes 15 de marzo, Rosario Murillo retomó la comunicación casi a la brevedad, de manera aparentemente normal. Sin hacer referencia alguna a lo sucedido, continuó con su discurso, dando lectura a más informes y mensajes de propaganda sandinista por unos seis minutos, como si el grito de auxilio nunca hubiera ocurrido. Pero la incertidumbre y la especulación sobre aquel momento siguió resonando en la mente de muchos durante todo el fin de semana, dejando sombras y sombras de misterio sobre la figura de la vicepresidenta y compañera del comandante. ¿Se cayó? ¿Un infarto? ¿Alguien la atacó?
Los medios oficialistas ya mencionados mantuvieron un comportamiento uniforme y coordinado frente a la situación. Han evitado abordar directamente el incidente durante la llamada, optando por el silencio en redes. A diferencia de la pieza de Canal 4, que fue editaba en una sola publicación, el canal en YouTube del oficialista Canal 13 tiene el audio dos partes; en la primera el suceso todavía es audible. En lugar de abordar el tema, la propaganda también hizo como sí nada ha pasado. Sigue con su agenda habitual de propaganda y desinformación, hasta el cierre de este texto, sin ver de reojo a la aparente vulnerabilidad de la vicepresidenta.
Un temblor por arriba, y otro por abajo
Al día siguiente del misterioso incidente durante la llamada de Rosario Murillo, el sábado 16 de marzo, la incertidumbre revivió y aumentó cuando un par de fuertes sismos sacudieron gran parte del territorio de Nicaragua. El primero de ellos, de magnitud 5.7 y con una profundidad de 24 kilómetros, ocurrió a las 18:44 horas, a 56 kilómetros al suroeste de Jiquilillo, Nicaragua; pero se sintió en El Salvador y Guatemala. El segundo sismo, de magnitud 5.2 y con una profundidad de 13 kilómetros, según datos oficiales, se registró a las 22:03 horas, casi en la misma zona.
Ante una situación tan extraordinaria, se esperaba y necesitaba que la vicepresidenta y vocera sandinista estuviera presente y trabajando, para informar sobre los detalles, las afectaciones y las maniobras necesarias en cualquier caso. Y aunque la situación sísmica no generó perdidas de ningún tipo, la ausencia de la compañera fue total.
No obstante, Murillo nunca había estado tan presente en la red social X (antes Twitter), como lo estuve este fin de semana, sin siquiera tener una cuenta oficial. Su voz estuvo presente hasta en las alertas mundiales de noticias, no por los sismos que había sufrido Nicaragua, sino por el grito de ayuda que pegó en cadena nacional, dejando otra laguna de especulaciones y preguntas sobre lo que sucede dentro de El Carmen, la lujosa y extremadamente privada zona en la que vive la familia Ortega-Murillo. Así, la ausencia de Murillo y su esposo en un momento de crisis nacional, o para dar explicaciones sobre una situación, solo sirve para alimentar aún más las interrogantes sobre su verdadero estado y la naturaleza de su liderazgo en el país.
Mientras "la señora de los anillos" desapareció este fin de semana, tras haber pedido ayuda al aire y actuar después como sí nada hubiese ocurrido, sus hijos más notables, Camila y Laureano, también actuaron con total normalidad, la primera en las playas del Pacífico y el segundo heredero un poco más lejos, desde Rusia. La hija más "social" desarrolló un show de sastrería de la marca "Nicaragua Diseña", una edición de economía creativa en Paso Caballo, Chinandega. Por otra parte, el príncipe "sucialista" acompañó el proceso de votación con el cuál el dictador Vladimir Putin se impuso para un quinto mandato consecutivo.
Y así, mientras Rosario Murillo intenta recobrar la normalidad y actuar como si nada hubiera sucedido, el eco de su grito desesperado de auxilio resonará en la conciencia colectiva. Aunque ella y su familia intenten ocultar los secretos detrás de su voz insociable y su habitual silencio, la verdad es más poderosa que cualquier encanto. Este episodio no solo será un recordatorio de la fragilidad de aquellos que ostentan el poder, sino también un reflejo de cómo el paso del tiempo no perdona a nadie, ni siquiera a la mujer más poderosa de Nicaragua. Quizás sea hora de que Murillo deje de esconderse detrás del telón (teléfono) y enfrente su realidad, antes de que su voz se convierta en poco más que un zumbido monótono entre la sociedad nicaragüense. "Cuantas batallas. Pero hay que convertir esos retos en victorias", dijo Murillo este lunes 18 de marzo de 2024 al retornar a sus labores comunicacionales regulares, pero no dijo nada sobre su grito solicitando ayuda. ¿Fue un demonio? ¿Daniel estaba borracho? ¿Un valiente -o tonto- hombre entró a la mansión para hacer justicia por sus manos?
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