A pesar de los avances que se han registrado en algunos países del mundo, en Centroamérica la homofobia, transfobia, lesbofobia y bifobia persisten, y los desafíos siguen latentes. Los prejuicios, la violencia y la discriminación trasgreden día con día la integridad de las personas pertenecientes a esta población.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
Managua, Nicaragua
El 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Esta decisión marcó un hito trascendental y significativo en el reconocimiento de la orientación sexual como parte de la diversidad humana. A su vez, desafió los estereotipos y prejuicios que hasta la fecha continuan arraigados en algunas sociedades. Sin embargo, fue hasta el año 2005 que se conmemoró el primer Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.
Desde entonces, el 17 de mayo se ha convertido en un emblema para promover la igualdad de derechos y concienciar sobre los desafíos que enfrenta la población LGBTIQ+ en todo el mundo, sobretodo en regiones en donde impera una cultura conservadora que habitúa su conducta en la violencia y la discriminación hacia las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y de otras orientaciones sexuales e identidades de género diversas, tal es el caso de Centroamérica.
En la región han sido escasos los avances que se han registrado en relación a la lucha contra la homofobia y sus corrientes. En 2020, Costa Rica se convirtió en el primer, y hasta el momento único país centroamericano en legalizar el matrimonio igualitario, una victoria significativa para la comunidad LGBTIQ+ en la región, y un hito en la lucha por la igualdad.
No obstante, en el resto de países de Centroamérica la situación es más compleja. Cada día se crean barreras legales, políticas y culturales que dificultan la plena protección de los derechos LGBTIQ+ y por ende la erradicación de la homofobia. En Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, los marcos legales tienen como denominador común disposiciones discriminatorias que no garantizan una igualdad efectiva y de derechos para las personas LGBTIQ+.
Más allá del marco legal, los desafíos culturales son abismales:
Cultura conservadora y falta de aceptación: La región centroamericana cuenta con fuertes influencias culturales y religiosas que generan actitudes negativas en la aceptación hacia las personas LGBTIQ+. La homofobia, lesbofobia, transfobia y bifobia, arraigada en algunas comunidades y sectores de poder, dificulta el avance hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa.
Violencia y discriminación: Los altos niveles de violencia y discriminación, los crímenes de odio, la persecución y la exclusión social son problemas recurrentes que generan un ambiente hostil, y limitan el pleno desarrollo y participación de la comunidad LGBTIQ+ en la sociedad y en el desarrollo.
Estigmatización y falta de educación: La falta de conocimiento y comprensión contribuye a perpetuar prejuicios y actitudes discriminatorias, dificultando el avance hacia una sociedad respetuosa que dignifique la vida de sus habitantes.
Limitado acceso a servicios de salud y apoyo: La falta de sensibilización y capacitación del personal médico, y la escasez de centros especializados en la atención de la salud LGBTIQ+, dificultan el acceso a servicios de calidad y el bienestar mismo de la comunidad.
Los desafíos que enfrentan las personas LGBTIQ+ en Centroamérica no solo son numerosos, sino que también son de una magnitud extrema. Por esa razón urge de manera permanente e insistente abogar por la dignidad de dicha población. Solo de esta manera se podrá construir una sociedad más justa e inclusiva, donde todas las personas tengan la libertad de expresar su identidad y amar a quienes elijan, sin ser objeto de discriminación o violencia.
Cuando las sociedades y todos sus sectores trabajan juntos para promover la dignidad de las personas LGBTIQ+, se avanza hacia un futuro en el que todas las personas sean tratadas con igualdad, respeto y humanidad.
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