Las intensas lluvias del lunes 25 de septiembre de 2023 desataron una correntada bajo el puente El Naranjo, arrastrando a su paso viviendas y vidas humanas. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) reporta al menos seis personas fallecidas y otras 13 desaparecidas, para un total de 19 víctimas, en un triste episodio que pone de manifiesto los peligros de los asentamientos precarios en Ciudad de Guatemala y todo el país centroamericano.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Ciudad de Guatemala, Guatemala
La mañana del 25 de septiembre de 2023 quedará grabada en la memoria de las y los residentes del asentamiento "Dios es Fiel", ubicado en la zona siete de la capital guatemalteca. Tras constantes lluvias, una tragedia inesperada azotó a esta comunidad, donde la correntada del río Naranjo se desbordó y arrasó con varias viviendas, cobrando la vida de al menos seis personas y dejando a otras 13 desaparecidas, hasta el momento. Este desastre, aunque trágico, es lamentablemente una repetición de una historia que se ha vuelto común en Guatemala, donde los asentamientos informales crecen en áreas de alto riesgo, ante la falta de políticas públicas que brinden acceso a viviendas dignas a las clases económicas más vulnerables.
En Guatemala, según estimaciones del sector privado de la construcción hasta 2021, existe un déficit de 2.2 millones de viviendas, ya sea por falta de un hogar o por contar con uno sin servicios básicos. Organizaciones como TECHO identificaron en el año 2021 más de 150 asentamientos informales solo en la capital y sus alrededores, habitados por muchas familias en extrema pobreza. Estos asentamientos carecen de servicios básicos y sus propietarios no tienen seguridad jurídica sobre la propiedad, lo que los deja vulnerables a fenómenos naturales y otras circunstancias.
Los asentamientos informales suelen ubicarse en áreas de alto riesgo, como veredas, barrancos, laderas de montañas o a orillas de ríos, lo que los expone a diversos peligros. El consultor en gestión de riesgos, Manuel Mota, destacó a un medio de comunicación local que estos terrenos son una "bomba de tiempo" y que se requiere una estrategia nacional y municipal para abordar este problema. A pesar de las advertencias de riesgo por parte de las autoridades, estos asentamientos crecen y se consolidan, a menudo con la construcción de infraestructura por parte de las municipalidades, lo que perpetúa la ocupación de áreas peligrosas.
Este martes 26 de septiembre de 2023, el día comenzó con la noticia de que las brigadas de rescate estaban retomando la búsqueda de personas desaparecidas después de que una correntada arrasara viviendas y arrastrara a varios habitantes de la comunidad. Según logró verificar el equipo de COYUNTURA, hasta el cierre de este texto, las autoridades indican que seis personas ya han sido localizadas, pero aún se busca a otros 13 desaparecidos.
Diversos equipos de rescate, como las Unidades Humanitarias y de Rescate (UHR), los Bomberos Voluntarios, personal municipal y la Cruz Roja guatemalteca, se unieron en una operación conjunta para buscar y rescatar a las víctimas. En total, se organizaron 13 equipos de rescate que se desplazan hacia los cauces de los ríos Las Vacas y El Naranjo en busca de sobrevivientes y cuerpos.
Uno de los momentos más desgarradores ocurrió cuando los rescatistas localizaron a una víctima que había quedado atrapada entre gigantescas rocas y árboles este martes. A pesar de sus esfuerzos manuales iniciales, no pudieron liberarla durante varias horas debido a la peligrosa posición en la que se encontraba. Finalmente, se decidió utilizar explosivos de manera controlada como último recurso para retirar la obstrucción.
Tragedia y dolor bajo el puente El Naranjo
El río bajo el puente El Naranjo experimentó un crecimiento repentino que resultó en la correntada que destruyó al menos seis viviendas en la comunidad "Dios es Fiel". Las familias de las víctimas, abrumadas por la angustia y la incredulidad, se congregaron en el lugar de la tragedia, donde se vivieron escenas de profundo dolor, mientras muchos de ellos todavía esperan noticias sobre sus seres queridos desaparecidos.
Mientras se desarrollaban las operaciones de búsqueda y rescate este lunes y hoy martes, los vecinos de la comunidad "Dios es Fiel" se unieron para brindar ayuda humanitaria a sus conciudadanos afectados. Recolectaron suministros y víveres, que fueron trasladados hacia un punto de encuentro donde se organizaba la distribución de la asistencia.
Los testimonios de los residentes de "Dios es Fiel" ofrecen una visión conmovedora de las difíciles circunstancias en las que viven. Algunos de ellos, como Doña Ramos Chumil, han optado por permanecer en la comunidad a pesar de las advertencias de riesgo, ya que no tienen alternativas adecuadas para vivir. La presidenta del Consejo Comunitario, Patricia Flores, también compartió sus preocupaciones y la necesidad de recibir apoyo.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) visitó el asentamiento "Dios es Fiel" para llevar a cabo una evaluación de daños en las viviendas de la zona. Sin embargo, encontraron resistencia por parte de las y los vecinos, quienes desconfiaban de las intenciones y la efectividad de las acciones de la CONRED y otras autoridades guatemaltecas. Esta situación generó tensiones y dificultades en la recolección de información crucial ante los sucesos.
La Comisión de Intervención en Crisis y Apoyo Psicosocial del Colegio de Psicólogos de Guatemala se unió al esfuerzo humanitario proporcionando apoyo emocional a las familias afectadas y a los rescatistas. La atención a la salud mental se ha convertido en una parte importante de la respuesta humanitaria en desastres como este o similares.
Advertencias ignoradas
Aunque existen normas y protocolos en Guatemala para la gestión adecuada de riesgos, la implementación de estas medidas es inconsistente. El enfoque tiende a ser más reactivo que preventivo, según analistas consultados por la Redacción de COYUNTURA, con un presupuesto para la CONRED que destina más recursos a la respuesta y recuperación que a la prevención y mitigación de riesgos. Además, las estrategias de acceso a la vivienda no favorecen a las clases económicas bajas que optan por vivir en áreas de riesgo debido a la falta de alternativas asequibles.
Los expertos en gestión de riesgos instan a que la estrategia se convierta en un eje transversal del Estado guatemalteco. Esto requeriría abordar no solo las emergencias naturales o climáticas, sino también el déficit de vivienda y la pobreza al planificar programas de desarrollo. Además, se necesitaría una mayor involucración de las autoridades para resolver el problema de los asentamientos precarios, verificando que las propiedades cumplan con las normas de construcción y promoviendo soluciones que tengan en cuenta las condiciones socioeconómicas de las familias.
En el caso específico del asentamiento "Dios es Fiel", las autoridades habían emitido repetidas advertencias sobre los riesgos de vivir en la zona. Sin embargo, muchos residentes optaron por ignorar estas advertencias debido a la falta de alternativas viables y a la necesidad de un lugar donde vivir. La falta de respuesta efectiva de las autoridades, tanto en la prevención como en la asistencia adecuada, ha llevado a un ciclo de ocupación de áreas de riesgo y repetición de tragedias.
A pesar de las herramientas disponibles, como las normas de seguridad estructural y los códigos de construcción, la falta de aplicación rigurosa y constante de estas medidas deja a los asentamientos precarios en una situación vulnerable. El presupuesto destinado a actividades de respuesta y recuperación supera significativamente al destinado a prevención y mitigación de riesgos, lo que refleja una falta de enfoque en la prevención misma.
La gestión de riesgos debe convertirse en un eje transversal en la política estatal guatemalteca. No puede haber desarrollo sostenible si no se aborda de manera proactiva la gestión de riesgos de desastres, naturales o causados por la humanidad. Esto implica no solo una respuesta eficaz a emergencias, sino también un enfoque integral que tenga en cuenta el déficit de vivienda y la pobreza en la toma de decisiones.
La tragedia bajo el puente El Naranjo en Guatemala es un triste recordatorio de la necesidad urgente de abordar la precariedad habitacional y la gestión de riesgos en el país centroamericano. Para prevenir futuros desastres, es esencial que las autoridades implementen políticas públicas que brinden viviendas dignas a las clases económicas más bajas y que se enfoquen en la prevención y mitigación de riesgos en lugar de limitarse a la respuesta ante emergencias cuando estas ya han ocurrido.
"Todo pasó muy rápido", señaló un habitante de la zona cero de esta tragedia anunciada.
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