La posibilidad de aplazar las elecciones generales o la segunda vuelta presidencial ha generado llamados de diversos países y organismos internacionales para respetar la voluntad ciudadana y garantizar un proceso electoral transparente. La importancia geopolítica de Guatemala y su impacto en la estabilidad regional han llevado a Estados Unidos a expresar especial preocupación. La comunidad internacional insiste en la necesidad de preservar la democracia en el país centroamericano y evitar el riesgo de un régimen autoritario.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Ciudad de Guatemala, Guatemala
El proceso electoral en Guatemala ha captado la atención de la comunidad internacional debido al inesperado resultado de las elecciones del 25 de junio. Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, se convirtieron en los candidatos presidenciales más votados, a la espera aún de que los comicios sean oficializados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). No obstante, una serie de "inconformidades" de al menos nueve partidos políticos, que comenzaron a nivel de elecciones municipales, se convirtió -gracias a una resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC) que ordenó el cotejo de los resultados- en un problema creciente que podría poner en riesgo la celebración de la segunda vuelta electoral para elegir al presidente y vicepresidente, programada para el 20 de agosto. Esta situación ha generado preocupación en la comunidad internacional, ya que posponer las elecciones, en respuesta a los reclamos de los partidos políticos perdedores, sería una falta de respeto al voto ciudadano.
Al menos 10 países, además de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), han expresado su inquietud a través de diversos comunicados, resaltando que las elecciones deben ser ganadas en las urnas y no en los tribunales, y han llamado a garantizar la realización de la segunda vuelta electoral.
Canadá, Estados Unidos (EE.UU.), Francia, Reino Unido, Suecia, Suiza, Italia, España y Noruega se han unido a las peticiones de las misiones de observación de la UE y la OEA.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, afirmó que "las acciones para interferir con el resultado de las elecciones violan el espíritu de la Constitución de Guatemala y amenazan la legitimidad de su proceso democrático" tras conocerse la resolución de la CC que suspendió la adjudicación de cargos hasta nuevo aviso.
La importancia de Guatemala en el contexto geopolítico y económico ha despertado el interés de EE.UU., ya que es un socio trascendental en la región centroamericana. Además, Guatemala es el país más grande y poblado de Centroamérica y representa la primera frontera hacia el sur del continente después de Estados Unidos, además de ser la única nación centroamericana -además de Costa Rica- en la que aún funciona parcialmente el Estado. Existe cierto temor de que la democracia guatemalteca se deteriore y el país se convierta en un régimen autoritario.
Según Williams Álvarez, internacionalista y profesor universitario, consultado al respecto por medios de comunicación, la preocupación de EE.UU. radica en que Nicaragua y El Salvador han mostrado hostilidad hacia la potencia mundial, y Honduras también lo hizo en su momento con Juan Orlando Hernández, y ahora bajo la administración de Xiomara Castro. Además, México no escapa de mostrar cierta confrontación.
En este sentido, Guatemala no puede darse el lujo de caer en el autoritarismo, ya que EE.UU. no podría llevarse bien con un país que viola sus propias leyes y su sistema democrático. De producirse un retroceso democrático, EE.UU. se vería obligado a tomar medidas económicas que podrían aumentar la migración, lo cual es un tema de gran interés para Washington, han detallado especialistas y críticos.
El analista político Werner Castillo señala en Prensa Libre que la situación preocupa a los países porque si Guatemala viola las reglas democráticas, podría convertirse en un modelo para otras naciones en las cuales la democracia parece agotarse.
Guatemala es un enclave geopolítico, geoestratégico y geoeconómico, y una ruptura democrática en este momento podría afectar la estabilidad global. El sistema internacional se basa en el respeto irrestricto a la legalidad, y si esto se viola en Guatemala, al igual que lo hacen los regímenes fascistas o dictatoriales -Nicaragua, Honduras, El Salvador, Cuba y Venezuela-, podría desencadenar una crisis. Si Guatemala retrocede hacia un estado de oscurantismo, sería un mal ejemplo que otros países podrían replicar.
Ante los pronunciamientos de los países y organismos internacionales, el Gobierno de Guatemala emitió un comunicado a través de la Cancillería en el que hizo un llamado al respeto de la soberanía de los Estados y del sector judicial del país, al mismo tiempo que invocó la soberanía y el respeto a la no intervención en asuntos internos. Sin embargo, los analistas consideran que los pronunciamientos de los países no pueden ser considerados como una intromisión en asuntos internos. Es sencillamente preocupación y vigilancia por la democracia.
Guatemala también emitió comentarios sobre las elecciones en Nicaragua en 2021, lamentando que no se cumplieran las condiciones para unas elecciones libres y justas.
Los analistas explican que la observación internacional ha sido invitada con la aprobación del TSE durante muchos años, con el objetivo de brindar credibilidad internacional al proceso democrático guatemalteco. Por lo tanto, los pronunciamientos de los países no deben considerarse como una injerencia, ya que están dentro del marco de las relaciones de cooperación y amistad entre los países.
La situación electoral en Guatemala genera preocupación a nivel internacional debido a las inconformidades surgidas en el proceso y a la posibilidad de que se retrase la celebración de la segunda vuelta. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por el respeto al voto ciudadano y ha llamado a garantizar la realización de las elecciones.
Estados Unidos muestra un especial interés debido a la importancia geopolítica y económica de Guatemala, y teme que un retroceso democrático en el país pueda tener implicaciones negativas, como el aumento de la migración.
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