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Ricardo Morales: "Las universidades en Nicaragua ya no son una opción para construir el pensamiento"

Ricardo Morales, con 26 años de edad, es el actual secretario general de la plataforma en el exilio Unidad Juvenil Estudiantil, una organización universitaria dedicada a la incidencia política, las respuestas ante emergencias y el empoderamiento de jóvenes y estudiantes dentro y fuera de Nicaragua. Comenzó su carrera académica en la extinta Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI); tras su desplazamiento forzado, ahora continúa estudiando derecho en la Universidad Internacional de las Américas (UIA) en Costa Rica.


Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

San José, Costa Rica
Fotografía cortesía
Fotografía cortesía

Desde la organización estudiantil que representa, Ricardo Morales, durante el último año, ha estado involucrado en la planificación y ejecución de una serie de encuentros y sinergias de gran relevancia que buscan construir la memoria colectiva de Nicaragua, tanto desde el territorio como en el exilio. Esto a su vez fomenta la participación activa de los jóvenes en la creación de un plan y estrategias múltiples para abordar los importantes desafíos que enfrenta el país centroamericano.


En esta entrevista a fondo con la Redacción de COYUNTURA, Morales comparte su visión sobre la situación de las universidades en el territorio nacional, la política de Nicaragua y las perspectivas de cambio en el futuro, así como la actualmente difícil tarea de fomentar el pensamiento crítico en el país. Expresa sus opiniones sobre los grupos opositores y el camino que la lucha cívica "debe seguir" para lograr avances significativos en la búsqueda de un cambio democrático y respetuoso de los derechos humanos.


Pregunta. ¿Qué significado tiene para ti el desmantelamiento de las universidades en el país?


Respuesta. Es muy duro. Personalmente, el desmantelamiento de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) fue devastador. Jamás pensé que el régimen llegaría al extremo de expropiar las universidades, pero parecen superarse a sí mismos día tras día con sus acciones. La UPOLI siempre existe porque una universidad no se limita a sus edificios o recintos, sino que está compuesta por todos los jóvenes que están dentro o fuera de ella y que sienten un fuerte sentido de pertenencia.


Yo fui formado para ser un miembro de la UPOLI y seguiré siéndolo. Sabemos que, en algún momento, cuando Nicaragua recupere su democracia, la UPOLI y todas las universidades confiscadas deberán resurgir.


P. ¿Cuánto tiempo llevas en el exilio?


R. Llevo un año y dos meses en el exilio. Salí de Nicaragua en junio de 2022. La persecución era inminente, ya me había expuesto demasiado, y la única opción que tenía era salir. Junto a mi amiga Adela Espinoza, quien está actualmente en prisión (en el centro penitenciario nacional para mujeres "La Esperanza"), nos vigilaban constantemente, sin importar a dónde fuéramos.


P. ¿Qué noticias tienes sobre el caso de Espinoza?


R. Hoy marca el décimo quinto día de su detención ilegal. Llegaron a su casa y la sacaron de manera violenta. Afortunadamente, en ese momento, sus dos hijos menores no se encontraban en casa. Adela es egresada de comunicación social de la Universidad Centroamericana (UCA). Es una joven muy inteligente y con un liderazgo prometedor. Es feminista y educadora en temas de derechos sexuales y reproductivos.


La noticia nos impactó profundamente. Sabíamos que había persecución en su contra y estábamos buscando alternativas para evitarla, pero finalmente fue secuestrada y llevada al distrito tres de la Policía Nacional en Managua, donde probablemente sufrió tortura, y ahora se enfrenta a un proceso judicial en condiciones precarias y que viola sus derechos. No había ninguna orden de arresto ni de allanamiento, y no la presentaron ante su familia. La audiencia preliminar se llevó a cabo de madrugada, donde se le imputaron cargos bajo la Ley de Ciberdelitos, y ahora la han trasladado al Sistema Penitenciario, donde también se encuentran otras dos jóvenes críticas del sandinismo, Mayela Campos y Gabriela Morales.


P. ¿Cómo interpretas esta nueva ola de secuestros por parte del régimen?


R. Es un sistema de persecución que continuará, ya que Daniel Ortega busca eliminar o silenciar a los jóvenes con opiniones divergentes. Quizás no busca eliminarlos físicamente, pero sí forzarlos al silencio. En Nicaragua, parece haber solo dos opciones: callar o enfrentar la detención. La otra alternativa es exiliarse o migrar.


P. ¿Es necesario considerar la opción de la clandestinidad?


R. Siempre será una opción, ya que, a pesar del alto nivel de represión, los nicaragüenses están acostumbrados a la libertad y buscarán formas de mantenerla, tal vez no de manera pública, pero sí en los espacios que aún quedan, como las conversaciones entre amigos o en la familia.


P. ¿Cuál es tu opinión sobre el panorama político nicaragüense, tanto dentro como fuera del país?


R. Daniel Ortega no tiene competidores, ni dentro ni fuera de Nicaragua. Lo que la oposición en el exilio está haciendo son esfuerzos para derrocar la dictadura, pero a menudo se ven atrapados en luchas internas, conflictos de protagonismo y carecen de un enfoque claro para sacar adelante al país.


P. En ese sentido, ¿es más importante derrocar la dictadura o educar a las personas en la libertad?


R. La caída de Ortega dará paso a un proceso de transición que, esta vez, se llevará a cabo de manera más adecuada. Considero que estamos creando una nueva forma de hacer política y evitando los errores de transiciones pasadas, como las de 1979 y 1990. En esos momentos, las personas que cometieron crímenes no fueron investigadas ni llevadas a juicio. No hubo separación de poderes y el poder se centralizó, lo que provocó que todo se alineara en torno a la persona en el poder.


Todo esto nos llevará a construir una Nicaragua más democrática. Esto implica una mayor pluralidad de participación y competencia en la democracia, sin permitir que nadie se convierta en la única opción de poder. También implica el respeto por las ideas, la constitucionalidad y el estado de derecho.


P. ¿Consideras que la sociedad nicaragüense está preparada para un escenario democrático?


R. No lo está. Puede haber algunas personas enfocadas en la libertad de Nicaragua, pero si la oposición no se centra en lo que debe, será difícil ofrecer un cambio real al país y podríamos repetir los mismos ciclos, lo que significa que las próximas generaciones enfrentarán más luchas y exilios.


P. ¿En qué se enfoca actualmente la oposición?


R. La oposición está inmersa en luchas internas que han persistido durante años. En Nicaragua, más del 60% de la población es anticuado al sandinismo, pero el problema no radica en eso. El problema es que, a pesar de que la población tiene cierta esperanza en que las organizaciones políticas en el exilio se unan contra el sandinismo, hay personas dentro de la oposición que se resisten a un cambio en esa dirección. Prefieren continuar con el sandinismo de una forma diferente en lugar de explorar otras opciones o ideales democráticos, en lugar de reciclar lo que ha prevalecido durante tantos años en el país.


P. ¿Cuáles son las prácticas que deben mejorar para construir la democracia?


R. Los jóvenes representan otra esperanza en el pueblo, ya que tienen el potencial de generar un cambio significativo. Por tanto, es esencial que nos preparemos, nos eduquemos y participemos en la política. Hemos sido marginados en el pasado y continúa siendo así. Debemos colaborar para encontrar formas democráticas de moldear el futuro de Nicaragua. Debemos destacar nuestras agendas y liderazgos nuevos y naturales para que sean respetados en todos los espacios en los que participemos.


P. ¿Los líderes que surgieron de la crisis están logrando resultados diferentes?


R. Estos líderes han madurado mucho. Cuando asumieron roles de liderazgo, había mucha inexperiencia, pero los procesos de cambio nos han llevado a un nivel de madurez avanzado. Ahora estamos introduciendo un enfoque diferente en comparación con los políticos tradicionales. Estamos pensando en darle un toque más joven a la democratización y a la promoción de los derechos que nos han negado. El mundo está avanzando y Nicaragua está muy desactualizada. Ahora estamos profesionalizándonos en áreas que nos interesan para contribuir a un nuevo país.


P. ¿Cuál es tu opinión sobre la plataforma opositora Monteverde?


R. Si Monteverde no fuera excluyente, habría sido una excelente plataforma de convergencia. Lamentablemente, ha excluido a personas, y eso es lo único que ha hecho.


P. ¿Qué pueden hacer los jóvenes dentro del país para contrarrestar la desesperanza o el adoctrinamiento?


R. No deben dejar de leer. Deben explorar una amplia variedad de libros que fomenten el pensamiento crítico, ideas, contribuciones y perspectivas. Aunque las universidades ya no son una opción para construir el pensamiento crítico, todavía es posible leer un libro, a menos que estos individuos lleguen al extremo de quemar libros, lo cual sería aterrador.


P. ¿Crees que eso podría suceder?


R. Es posible. Ya se han apoderado de todas las universidades para eliminar el pensamiento crítico, por lo que podrían intentar cualquier cosa.


P. ¿Qué pueden hacer las madres, abuelas y tías que aún se encuentran en el país?


R. Deben continuar con sus vidas, algunas pueden encontrar en su religión una forma de resistencia, y pueden idealizar la libertad a través de su fe y creencias. Deben ser cautelosas con los comentarios y solo compartir sus opiniones en círculos de confianza por razones de seguridad. En la actualidad, no se sabe quién podría estar escuchando una conversación, por lo que solo se pueden hablar sobre los asuntos del país en espacios privados o en redes sociales seguras. También deben encontrar formas de liberar el estrés emocional.


P. ¿Es necesario llegar a personas que no están convencidas?


R. A pesar de que estas personas pueden estar fuertemente adoctrinadas, algunas de ellas pueden estar al tanto de lo que está sucediendo y pueden cambiar de opinión. Deben ser cautelosas, ya que una opinión diferente puede tener graves consecuencias. En última instancia, estas personas sabrán cuándo alejarse, ya que algunas todavía conservan su humanidad, mientras que otras están impulsadas únicamente por intereses personales.


P. ¿Cómo te describirías ideológicamente?


R. Soy un liberal de corazón y mantengo la ideología de mi familia, ya que creo que enseña a respetar los derechos de todas las personas. El liberalismo defiende el derecho de cada individuo a actuar según su elección sin infringir los derechos de los demás. No me refiero al liberalismo conservador y retrógrado que se ha implementado en Nicaragua, sino a la ideología moderna y la corriente internacional.


P. ¿Qué debería hacer la oposición?


R. La oposición debe dejar de luchar por protagonismo, poder o cuotas. Es hora de dialogar y planificar, ya que el único enemigo es Daniel Ortega, no nosotros mismos. Este es el momento de construir un plan para derrocar a la dictadura.


P. ¿Es necesario imponer más sanciones?


R. Las sanciones no tienen un efecto significativo, especialmente ahora que Ortega busca nuevos aliados. Aunque se han impuesto sanciones a individuos e instituciones, no han provocado cambios significativos en el país. Por otro lado, las personas que emigran al extranjero para enviar dinero a sus familias en Nicaragua no tienen otra opción que seguir haciéndolo para asegurar que sus seres queridos puedan comer.


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