"Este salto al retorno es también una prueba para ver si se cumple aquel refrán que dice 'el que es buen chocoyo, en cualquier palo es verde'. Es un desafío enorme vincular la carrera con una nueva sociedad, debido a que es más complejo cuando la carrera mantiene su embrión, su origen".
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
Guatemala, Centroamérica
Llegué a Guatemala el lunes 01 de mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores, en un vuelo de Iberia desde Barcelona, con escala en Madrid, España. Me sentía muy emocionado por encontrarme con mi hermano, necesitaba el afecto de algún familiar, y yo que quiero a mis hermanos como si fueran mis hijos. Desde entonces, han pasado ocho días y me permito compartir este texto para saludar a mis cuatro lectores, despedirme de Barcelona, agradecer a las personas que me han dado una mano a lo largo del camino, pero sobretodo a quienes me dieron la bienvenida en este cálido y gentil país, que alguna vez fue el corazón y la capital de Centroamérica.
Regresar a mi región para seguir ejerciendo el periodismo fue el principal desafío y razón de la decisión de retorno, aunque se puede hacer periodismo desde el exterior, pero con roles específicos y un poco limitados, como: monitorear, tantear con nuevos formatos, utilizar y desglosar lo que está al alcance y darle un giro a los acontecimientos con las palabras y la investigación. Durante esta experiencia me encantó reencontrarme con la crónica y el lenguaje no verbal -piezas realmente únicas de los formatos en COYUNTURA- para explicar a la infame pareja dictadora de Managua y el estado de terror en el que se vive.
Poco se dice que para nosotros, las y los periodistas nicaragüenses, continuar ejerciendo la carrera y a la vez sobrevivir como migrantes es un desafío mayúsculo, y no se termina de entender que nuestra vocación, pilar fundamental de la sociedad, fue criminalizada de raíz. Nos han quebrantado nuestro derecho de vocación, de informar, y el derecho de la sociedad a ser informada. Entiendo y comprendo a aquel colega que se ha desafiado asimismo para continuar ejerciendo esta labor humanitaria, informando y documentando en el momento que más se necesita explicarle al mundo la escabrosa situación nicaragüense.
Mi carrera está estrictamente vinculada a los procesos sociales y políticos de mi país y la región centroamericana, teniendo como prioridad el sentido humano, y haciendo lo que ya muy pocos nos atrevemos a hacer: darle el foco y la palabra a las comunidades vulneradas, a los que más lo pasan mal, porque pertenezco a varios de esos grupos. Lo seguiré haciendo, naturalmente, donde quiera que me encuentre, sacando de la zona de confort a los que la habitan mientras sus libertades se desmoronan.
Barcelona fue una pequeña burbuja que me permitió sanar y estar a salvo; encontrarme conmigo y poder hacer algo con los traumas acumulados; revisar mi proyecto de vida; decidir si darle una oportunidad a la carrera. Muchas veces me sentí triste y solo, pero todo el tiempo conté con el apoyo y afecto de Jairo Videa, mi cómplice, con quien decidimos emprender y liderar el proyecto periodístico que hoy es COYUNTURA, a punto de cumplir seis años haciendo un periodismo disidente, aportando lo que mejor podemos hacer, y apostando por el profesionalismo y la independencia, junto a la ciudadanía, en medio de la turbulencia y la corrupción en todos sus sentidos.
Este salto al retorno es también una prueba, para ver si se cumple aquel refrán que dice: "el que es buen chocoyo, en cualquier palo es verde". Es un desafío enorme vincular la carrera con una nueva sociedad, debido a que, a como dije anteriormente, es más complejo cuando la carrera mantiene su embrión, su origen, en el humanismo, en decir y documentar la verdad y los hechos. Pero mis brazos y capacidades están abiertas al cambio, y la curiosidad va delante de mí, con los sentidos activos para velar por la democracia.
Guatemala es el tercer país al que me desplazo desde que tuve que salir forzadamente de Nicaragua. Primero estuve en Honduras, un país que sigue bordando mis sentimientos, mi periodismo, y el enfoque mismo de COYUNTURA como Redacción y equipo. Pero estos cambios me han permitido conocer el sentido y el sentimiento centroamericano que se palpa por medio de las personas más comunes, que son quienes verdaderamente ejercen el concepto de hospitalidad, patriotismo y luchas inclaudicables.
A pesar de que llegué con una mano adelante y la otra atrás, fui bien recibido, con el calorcito del pacífico y las amables personas que no escatiman el cariño y la solidaridad. ¡Ahora entiendo porqué mi hermano está tan enamorado, tanto del lugar, como de la gente que lo rodea!. También entiendo que se vive coyol quebrado, coyol comido, que hay que vivir con prudencia, pero sin dejar de vivir y disfrutar, de los volcanes y de las delicateses que llevan mis ingredientes favoritos: maíz y frijol.
Un pequeño eructo del Volcán de Fuego marcó mi bienvenida, además de los abrazos, comida, risas, rancheras y cervezas, en medio de una brutal ola de calor, y un montón de chavalos y chavalas que sostienen su alegría en medio de todo. No pudo haber sido mejor. Tanta alegría que incluso comparto algunas fotografías de mis primeras aventuras tras el regreso a la región.
El futuro es incierto, pero aquí estoy, con las botas puestas. A quienes nos leen, les pido una oportunidad, que se traduzca en apoyo, para fortalecer el esfuerzo que nace del compromiso de COYUNTURA, un medio que ofrece información distinguida, de fuentes contrastadas, de calidad y con amplias narrativas, teniendo como principal objetivo velar por la democracia, el imperfecto pero único modo de vida que permite la libertad. No hay democracia sin periodismo, y el periodismo necesita apoyo consciente, y lectura e investigación constante.
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