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Rashid Mejía: "El juicio del expresidente Juan Hernández fue una radiografía de lo que tenemos en Honduras. El Estado sigue secuestrado por estos grupos criminales"

Tras la elección definitiva del fiscal general y el fiscal adjunto del Ministerio Público (MP), y otros cargos estatales de gran relevancia, como producto de acuerdos entre políticos opositores y oficialistas en el Poder Legislativo después de varios meses de discordia, el joven opositor hondureño Rashid Mejía decidió darse de baja del llamado Bloque de Oposición Ciudadana (BOC), al que perteneció desde su nacimiento en agosto de 2023. La decisión fue reafirmada, según el licenciado en relaciones internacionales, tras el fallo contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández en una corte estadounidense (que dejó como evidencia el mal funcionamiento del Estado hondureño). Desde la organización que dirige, Mejía dice estar decidido a continuar "desafiando y denunciando" la corrupción que impera en el país centroamericano, e "impulsar" así un cambio. En esta conversación con la Redacción de COYUNTURA, sostiene que lo más importante en este momento es "crear conciencias en el sector juvenil" ya que "este es el momento idóneo" para el involucramiento social con la mira puesta en una transformación real del sistema.


Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

Tegucigalpa, Honduras
Fotografía cortesía
Fotografía cortesía

Durante los últimos cuatro años, Edgardo Rashid Mejía Giannini de 32 años de edad ha emergido como una voz que denuncia todas y cada una de las anomalías que surgen desde el poder en Honduras. Su protagonismo se volvió más relevante desde que, en julio del año 2023, fue agredido por las fuerzas de choque del partido oficialista Libertad y Refundación (Libre), cuando la organización que fundó y dirige, Una sola voz por Honduras, pretendía realizar una manifestación pacífica en Tegucigalpa con el objetivo de exigir la instalación de la prometida Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad (CICIH). Un mes después de lo sucedido en la capital, en agosto del año pasado, Mejía se integró al Bloque de Oposición Ciudadana (BOC), un consorcio de organizaciones civiles, partidos políticos y líderes opositores que han llevado a cabo jornadas de movilización en contra de las gestiones del Gobierno de la presidenta Xiomara Castro. Pero el recorrido de Rashid en el BOC fue breve. Su decisión de darse de baja fue determinante, dice, cuando, el jueves 29 de febrero de 2024, en el Congreso Nacional, con 111 votos a favor -incluyendo el apoyo de los diputados del Partido Nacional de Honduras (PNH), miembros fundadores del BOC- se ratificó a Johel Antonio Zelaya Álvarez como titular del Ministerio Público (MP), a pesar de que este había sido impuesto ilegalmente por el oficialismo a través de la Comisión Permanente del Poder Ejecutivo el primer día de noviembre de 2023. "Este bloque dejó de tener sentido cuando algunos partidos opositores al final terminaron negociando con el oficialismo", manifestó Mejía.


En esta detallada entrevista con la Redacción de COYUNTURA, Rashid Mejía razonó sobre lo que significa ahora disentir o denunciar la corrupción en Honduras, generando conciencia y discusiones sociales. "Si no hay conciencia no podemos transformar. No puede suceder un cambio donde no existe reflexión", dijo. También explica parte del funcionamiento de su organización, sus intenciones y aspiraciones políticas de cara al contexto electoral que se aproxima, y la "demanda de nuevos liderazgos, democracia, seguridad y empleo", como agenda para dichas votaciones.


Aparte, el activista da sus impresiones sobre el caso del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien fue declarado culpable de tres delitos relacionados al tráfico de drogas y armas el viernes 08 de marzo de 2024 en una corte de Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), luego de que la Fiscalía estadounidense develara una pequeña parte del entramado político y absolutista de cómo el exmandatario usaba su cargo y poder para traficar cocaína. "Era evidente que las acusaciones no podían referirse únicamente a Hernández. Involucra a toda la clase política", comenta Mejía.


Pregunta. ¿Qué impresiones te dejó el juicio al expresidente Juan Orlando Hernández en EE.UU.?


Respuesta. Yo siempre sostuve que el juicio no solo se trataba de Juan Orlando Hernández. Él solo es una figura icónica por ser expresidente, pero el manejo de los testigos y todas las personas que fueron extraditadas antes que él, incluyendo su hermano, todos vinculados a la política nacional, señalan que es imposible que no se involucre al resto de la clase política. No es para nada una sorpresa que otras figuras aparecieran en este juicio, porque ha sido un precedente marcado en los juicios anteriores, como el juicio de los "Cachiros", el de Juan "Tony" Hernández. Dejaron nombres que la gente no se imaginaba. Entonces, en resumen, el juicio del expresidente fue una radiografía de lo que tenemos en el país. Y deberíamos preocuparnos, porque el Estado sigue secuestrado por estos grupos criminales.


Este fue un favor de la justicia de EE.UU., al destapar todos estos nombres, que la gente considera como sus máximos líderes, y que están vinculados al narcotráfico y al crimen. La gente necesita saber la verdad, la realidad detrás, y eso es lo que estamos viendo, para que nos demos cuenta de la clase política que tenemos hasta ahora.


P. A pesar de que se mantuvo por mucho tiempo la disputa por el Ministerio Público, ya hay un acuerdo. ¿Qué te pareció la ratificación de Johel Zelaya como fiscal general, y de otros cargos no menos importantes, en una sola noche?


R. Al final se aceptaron todas las imposiciones del oficialismo. El diputado Jorge Cálix reveló que se reunieron (supuestamente) el exalcalde de la capital, Nasry Juan Asfura, con el jefe del partido Libre, Manuel Zelaya, y el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, para ponerse de acuerdo en la elección del fiscal y el tema del Tribunal Superior de Cuentas (TSC). Así fue como se dio la ruptura del BOC. Habíamos personas que no pertenecemos a partidos políticos, y que creemos en una lucha de oposición en conjunto. Este bloque dejó de tener sentido cuando algunos partidos opositores al final terminaron negociando con el oficialismo.


P. Una sola voz por Honduras, la organización que diriges, fue parte fundadora del BOC. ¿Cuáles fueron entonces las razones que en determinado momento los hizo unirse?


R. Como oposición tenemos que caminar juntos en esta realidad tan dividida y polarizada. Estamos totalmente de acuerdo en que es necesario un sistema de pesos y contrapesos, es la misma retórica que se aplicó para sacar a Juan Orlando Hernández. En ese momento, la oposición, que hoy es oficialismo, entendió que para sacar a expresidente Hernández era necesaria una alianza, y eso es lo que nosotros estábamos construyendo. Una alianza.


P. ¿Oficialmente ya no formas parte del BOC?


R. Ya no. Hice mi renuncia públicamente.


P. Si el BOC era el único espacio que quedaba para hacerle contrapeso al oficialismo, ¿qué sigue? ¿Qué queda?


R. Estoy haciendo una medición y cálculos. Estuve en una reunión importante con Salvador Nasralla -designado presidencial de Honduras-, pero no se ha definido nada, por el momento. Las opciones son escasas, no hay para donde agarrar. Hay que evaluar si vale la pena continuar. Puedo seguir denunciando y no tomar ningún bando partidario. Espero seguir creciendo en confianza y credibilidad.


P. ¿Qué fue lo que te llevo al involucramiento político en el país?


R. Existe una gran necesidad, sobre todo en los jóvenes, de alzar la voz y plasmar nuestros pensamientos. Disentir del acontecer político. Mostrar interés por lo que pasa en el resto de la región. Este momento es una coyuntura perfecta, porque, sí bien la política tradicionalista en nuestros países sigue presente, en el resto del continente y de la región prácticamente lo tradicional se está cambiando. Cada vez hay más jóvenes presidiendo la historia y los países. Recientemente en Ecuador eligieron a un joven de 35 años para dirigir la Presidencia y resolver un problema de seguridad. Lo mismo pasó en su momento en El Salvador.


En la política todo está cambiando. Entonces, esta coyuntura es perfecta para que las y los jóvenes podamos realizar esos cambios, muy necesarios, y llevar a cabo ese relevo generacional en nuestras clases políticas.


P. ¿Qué rol es el que ejecuta la organización que diriges?


R. Nos hemos catalogado y denominado como sociedad civil, de jóvenes. El objetivo inicial es crear conciencias en el sector juvenil sobre nuestros propios problemas, y los que hemos tenido que atravesar en las últimas décadas en Honduras. Lo fundamental es la transformación mediante esa concientización en nuestro país, que es tan necesaria, porque si no hay conciencia no podemos transformar. No puede suceder un cambio donde no existe reflexión.


P. ¿Qué resultados han obtenido en estos cuatro años de funcionamiento?


R. Mucho aprendizaje. Antes de dar inicio con este proyecto yo tenía otro proyecto personal, que era salir del país para estudiar, pero por la pandemia se retrasaron dichos planes. Durante el tiempo de encierro dimos inicio a "Una sola voz por Honduras", y, a pesar de no haberlo tenido en mente, el proyecto despegó, y una vez que despega me doy cuenta del potencial que existe, y lo mucho que se puede hacer desde esta trinchera.


P. ¿Tú o alguien de tu familia nuclear ha formado parte de un partido político o institución estatal?


R. Para nada. Nunca he militado en un partido político, ni estoy afiliado. Por coherencia, para cumplir con lo que pienso, porque siempre he pensado que los partidos políticos no son los espacios cuando todo mundo está harto de lo mismo, cuando necesitamos un cambio. Tengo un primo por parte de mi madre que fue diputado suplente hace 12 años. Cuando eso sucedió yo estaba en el colegio. Nada más. Ni mi padre ni mi madre han formado parte de nada tampoco.


P. ¿Y cómo defines tus ideales políticos entonces?


R. Poco a poco uno va comprendiendo que el tema de país es más importante que lo ideológico, indistintamente de lo que uno crea o sigue, más bien enfocados en lo que realmente se puede hacer por el país, generando empleo, seguridad, infraestructura, desarrollo económico. En ese sentido mi ideología es Honduras. Sin embargo, considero que se necesita de un espacio que represente a la ciudadanía que no está de acuerdo con lo que está haciendo este Gobierno, que pone en pedestales a dictadores como Nicolás Maduro (Venezuela); y eso es a lo que más miedo le tiene el pueblo hondureño: que nos conviertan en una dictadura de extrema izquierda. Es un sentir generalizado de la población en cuanto a ideologías.


P. Más allá del evidente cariño y la cercanía histórica que tiene la presidente Xiomara Castro con los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela, ¿qué indicadores reales existen de que Honduras está tomando ese rumbo al que haces referencia?


R. Existe un patrón de comportamiento que coincide con esta línea de dictaduras. Por ejemplo, la cooptación de los Poderes del Estado; tanto que se criticó en el pasado, que hoy es una realidad. No se respeta ningún tipo de legalidad y eso es propio de las dictaduras de izquierda. Se impusieron -en un primer momento- fiscales de manera ilegal, con apenas nueve de los 128 diputados. En una democracia debe de existir tolerancia, se deben establecer discursos que vayan enfocados a la celebración de elecciones libres y limpias. Pero, no. Ellos van por el mismo camino de secuestrar las cortes, los fiscales; imponer una agenda política por encima de la agenda de país. Son indicadores de lo que hicieron en esos países. Además, no son nada tolerantes con las críticas de la comunidad internacional, se encierran en su propios discursos, y sólo es valedero el que se diga desde Casa Presidencial; lo externo no cuenta.


P. ¿Cuál es la mayor de tus preocupaciones en ese escenario ascendente?


R. Que se queden en el poder. Que intenten perpetuarse. La polarización está llegando a un punto de ebullición tan grande, en donde estallan conflictos con muchas campañas de odio y agresiones.


P. Específicamente a quiénes te refieres cuando hablas de perpetuidad en el poder ¿A Xiomara Castro, a su partido o a su familia?


R. A la familia Castro-Zelaya, porque prácticamente se han convertido en una monarquía, y el partido ya está secuestrado por Manuel Zelaya. Esto está reflejado incluso en las y los candidatos que él aprueba. No existe otro candidato fuera de su criterio.


P. ¿Qué tanto poder acumula la familia Castro-Zelaya hasta ahora?


R. Poder absoluto en el país.


P. ¿Existen herramientas para garantizar que ese poder familiar no esté por encima de la estabilidad, la Constitución y la concordia democrática en el país?


R. Cobra vida la importancia de la creación de una alianza opositora que sea precisamente la herramienta, el camino, el tren, el medio, para desmontar la captación de poder de la familia Castro-Zelaya. Divididos no lograríamos nada. Yo salí a la calle por mi cuenta, y con esos ataques entendí que se necesita respaldo y organización, se necesitan de instituciones políticas para llegar a ese punto.


P. ¿Crees que la sociedad comparte esa preocupación?


R. No estamos conscientes como sociedad del peligro que estamos viviendo día a día. Siento que existe un grado de incredulidad, que piensan que no nos vamos a convertir en una Nicaragua. Sin embargo, esa misma incredulidad es lo que ha llevado a que en países como el vecino se instalen dictaduras.


P. Honduras está a la víspera de un proceso electoral. ¿De qué van a depender estas elecciones?


R. Sin duda alguna de la participación de nuevos rostros en temas electorales. Estoy claro que la gente ya no quiere seguir viendo a los mismos, seguir escuchando los mismos discursos estériles que no pegan. Que sean los mismos corruptos prometiendo lo mismo. No tienen credibilidad. En ese sentido, jugarán un papel fundamental los nuevos actores o líderes que en este camino vayan surgiendo.


P. ¿Cuál debería ser el tema que marque la agenda?


R. El tema de la democracia. Tenemos una noción o una idea de que aquí existe democracia, pero ya sabemos que no existe una democracia. Pero ese es el sentido, de hacer prevalecer esa supuesta democracia. El otro tema de agenda es la seguridad y el empleo. Son dos temas que nos están asfixiando a los hondureños. La gente se sigue viendo obligada a abandonar el país. Estos factores seguirán siendo claves en el proceso que se viene.


P. Y, ¿los tintes ideológicos?


R. Hasta cierto punto, porque los hondureños no vivimos de ideología. Yo te aseguro que si el Gobierno de Xiomara hiciera una buena gestión a la gente no le importara su ideología. Claro, si dan resultados positivos para todo el país. Pero el Gobierno, al contrario, ha continuado con el tema ideológico y los resultados han sido escasos. El tema ideológico sí tiene un impacto, pero tiene más impacto lo que el hondureño vive día a día.


P. ¿Cuáles son las fortalezas de esa noción de democracia que existe en Honduras?


R. Tiene más debilidades que fortalezas en este momento. Primero, tenemos un Consejo Nacional Electoral (CNE) conformado por los tres partidos mayoritarios, pero dominado por el partido oficialista. Ya no existe una separación de Poderes del Estado, y tengo que hacer hincapié en que el oficialismo lo hace a la fuerza, no les importa si es legal o ilegal, ellos están imponiendo su agenda política por encima de todo. Esas debilidades que actualmente enfrentamos nos pueden pasar factura en el próximo proceso electoral. Se puede dar un fraude. Se tienen que hacer reformas electorales, pero de eso nadie está hablando, porque a nadie le importa. Simplemente les interesa mantener el sistema, que funciona correctamente, para los corruptos.


El hondureño es un poco pasivo. No somos violentos como la extrema izquierda que quemaba llantas y saqueaba negocios, como lo hacían los de Libre cuando eran oposición. La calle es importante, pero más importante es crear conciencia a la hora de votar y que se vote masivamente. Espero que en el 2025 vote un alto porcentaje de la población porque solo así será posible sacar a esta gente. Voto masivo mata fraude. Por eso es necesario concientizar a la población para que estas elecciones tengan el impacto que necesitan tener.


P. ¿Será tu nombre y tu rostro parte de esta próxima campaña?


R. Muchos me han hecho esa pregunta, pero aún no lo he decidido. Mi compromiso es luchar para que se celebren elecciones. Es poco el tiempo que queda para decidir participar en la campaña, pero todo va a depender de sí se presta el momento. Sin duda, de mi parte siempre existirá esa intención de transformar la política. Yo no satanizo participar en política, simplemente creo que los buenos hondureños tenemos que agarrar valor y empezar a participar, sobre todo los jóvenes. No podemos esperar que esto cambie si no hay gente nueva que haga el cambio.


P. Si llegases a tomar la decisión de participar como candidato, ¿qué le ofrecerías de diferente a la sociedad y a la política hondureña?


R. No me interesa participar por participar, o solo llegar a un puesto. Mi trabajo me ha llevado a asumir y generar conciencia y responsabilidad. Por lo que yo hago no recibo ni un centavo, lo hago desde el amor propio. Mis intereses personales no están por encima del bienestar del país y del bien común. Yo perfectamente podría estar en un puesto político, pero creo que la transformación del país se tiene que hacer con la gente adecuada. Los procesos nunca son fáciles porque siempre hay manzanas podridas, claro que sí, porque incluso estamos en una situación en la que se escoge al menos peor, no al mejor. Yo no existo en un partido, no tengo ningún padrinazgo, ni nada que me anteceda.


P. En el ámbito centroamericano, ¿qué comentarios te genera el modelo del recién reelecto Nayib Bukele?


R. A mí me encanta el trabajo que ha hecho Bukele. Creo que es un ejemplo claro de dar resultados. Nadie puede negarlo, en el tema de seguridad. Pero, claro, existe populismo y elementos a criticar. Yo no puedo caer en la incoherencia de decir que se debe reelegir por lo popular cuando la ley le dice que es ilegal, y se fue en contra de la ley. Tuvo que entrar a un diálogo ciudadano para modificar esto. Bukele criticó la reelección de Juan Orlando Hernández en el 2017 y lo manifestó abiertamente, pero borró esa publicación. ¿Por qué la borró? Porque en su interior él sabe que está haciendo lo mismo que se hizo acá en Honduras, de forma ilegal.


La presidenta Xiomara condenó la reelección ilegal en Honduras y avaló la reelección ilegal en otro Estado, dejando a entrever que no tiene moral ni coherencia, es solo un doble discurso. Por mucho que me guste Bukele y que crea que es un fenómeno, yo tengo que hablar desde la coherencia, y en ese sentido él lo está haciendo de manera ilegal, pero el pueblo lo quiere y lo avaló.

P. ¿Qué tan peligroso es el populismo?


R. Peligrosísimo, y eso es lo que estamos viendo, porque cuando se habla de populismo se refiere a lo popular, de que la persona se vende bien y tiene una buena estrategia de mercadeo, de comunicación, pero lo que se sacrifica en ese proceso es mucho. La oposición en El Salvador solo obtuvo dos diputados y eso, en temas de democracia, significa que ya no existe contrapeso, sino poder absoluto. Bukele ha llamado dictador a Daniel Ortega y a Nicolás Maduro, pero él mismo reúne las características de lo que ha criticado. Tener el poder absoluto es impensable desde el punto de vista democrático.


P. ¿Cómo valoras la relación entre Xiomara Castro y la dictadura vecina de Daniel Ortega?


R. El acercamiento, públicamente, no se ha visto, de hecho no existe una foto entre ellos, a diferencia de las fotos que tiene con Nicolás Maduro y con los otros. Lo que me indica eso es que Xiomara Castro tiene algunas diferencias con Daniel Ortega. En temas electorales a ella no le favorece aparecer con él. Además, hay que tomar en cuenta que Ortega ha refugiado a gente de la administración de Juan Orlando Hernández. El tema es personal.


P. ¿Qué expectativas tienes de Guatemala y su nuevo Gobierno?


R. Me parece perfecto que se haya condenado lo que se hizo desde el Congreso para impedir la investidura. Fue un inicio con bastantes conflictos, y no se han terminado de acomodar. Sin embargo, Guatemala es un ejemplo en la región centroamericana. Es uno de los países más desarrollados.


 

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