El mandatario panameño José Raúl Mulino respondió en términos contundentes. "Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá, y lo seguirá siendo. La soberanía e independencia de nuestro país no son negociables", aseguró en un comunicado oficial.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Ciudad de Panamá, Panamá
En un contexto de tensiones diplomáticas y más avisos que alimentan las perspectivas y el conflicto, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, reaccionó con firmeza a las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Donald Trump, quien amenazó con reclamar el control del Canal de Panamá. Este domingo, Mulino reafirmó la soberanía inquebrantable de Panamá sobre la vía interoceánica y rechazó categóricamente las acusaciones de influencia extranjera en su gestión.
Mulino enfatizó que cada metro cuadrado del Canal de Panamá pertenece exclusivamente al pueblo panameño, destacando que esta infraestructura es un símbolo de orgullo nacional desde que fue transferida al control de Panamá el 31 de diciembre de 1999. Este traspaso, establecido en los Tratados Torrijos-Carter de 1977, marcó un hito en la historia del país y aseguró la neutralidad de la ruta para el comercio internacional.
"El Canal de Panamá es y seguirá siendo un patrimonio inalienable de Panamá. Su operación bajo administración panameña ha generado miles de millones de dólares para nuestra economía", declaró Mulino el 22 de diciembre de 2024, algunas horas después de las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos de Norteamérica. El mandatario panameño también destacó la ampliación completada en 2016 como prueba del éxito y la autonomía de la gestión panameña, y subrayó que las tarifas por el uso de la vía son justas y transparentes, ajustadas mediante audiencias públicas.
Trump, en un foro en Phoenix, Arizona, calificó las tarifas del Canal como "exorbitantes" y acusó a Panamá de actuar en detrimento de los intereses estadounidenses. También insinuó una supuesta influencia china sobre la administración de la vía, afirmaciones que Mulino tachó de infundadas y tergiversadas. "El Canal no está bajo el control de China ni de ninguna otra potencia extranjera. Estas declaraciones no solo son falsas, sino que desconocen la realidad de nuestra administración soberana", respondió Mulino. Asimismo, el presidente panameño destacó la necesidad de mantener relaciones diplomáticas sólidas con EE.UU. basadas en el respeto mutuo. Advirtió que temas como el narcotráfico, la migración y el crimen organizado requieren cooperación bilateral, no confrontación.
En un país conocido por su diversidad de opiniones políticas, Mulino subrayó que la soberanía del Canal une a todos los panameños bajo una causa común. "Podemos tener diferencias, pero cuando se trata de nuestro Canal, todos, las y los panameños defendemos nuestra bandera", declaró.
El discurso de Trump también abordó temas de seguridad regional, como el narcotráfico y la designación de los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Durante el mismo foro, el presidente electo señaló que su administración tomaría medidas drásticas para combatir las redes criminales en suelo estadounidense y en la región. Por otro lado, Trump destacó la necesidad de endurecer las políticas contra el tráfico de drogas, reiterando críticas a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, a pesar de describirla como una figura "maravillosa". Estas declaraciones subrayan una política exterior que, según analistas consultados por este medio, podría generar fricciones adicionales en la región. Latinoamérica es un pez grande para la administración de Trump, y la dureza parece ser el camino escogido.
Las amenazas de Trump y la respuesta de Mulino perfilan un escenario de tensión diplomática entre Estados Unidos y Panamá. Mientras Trump insiste en que el Canal es crucial para los intereses estratégicos de su país, Panamá reafirma su autonomía y rechaza cualquier intento de interferencia.
La relación bilateral dependerá de la capacidad de ambos gobiernos para encontrar puntos de entendimiento en una agenda común que abarque comercio, migración y seguridad regional, evitando que las declaraciones escalen a una crisis mayor.
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