La reparación de este daño a la educación y a la sociedad nicaragüense es una tarea desafiante, pero esencial. Debemos preparar nuestras mentes y neuronas para el día en que Nicaragua pueda recuperar su voz y su libertad. La valentía y la disidencia que vemos hoy son un recordatorio de que la búsqueda del conocimiento y la justicia prevalecerá, incluso en los momentos más oscuros. El pueblo de Nicaragua tiene la capacidad de resistir y reclamar su derecho a un futuro mejor. Resiste en las en los autobuses, con un sencillo: "¡Parada en la UCA!".
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
Nicaragua, una nación realmente rica en cultura, flora, fauna, recursos, talento, historia y diversidad, es testigo de tiempos tumultuosos en su búsqueda incansable y casi eterna de democracia y libertad. En medio de este panorama, la Universidad Centroamericana (UCA) se destacó como un faro de pensamiento crítico, independencia intelectual y formación de líderes éticos. Una venerable institución. La última víctima del asalto a la educación y la libertad de pensamiento sin precedentes que ha perpetrado el régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
El ataque contra la UCA, llevado a cabo a través del Ministerio de Gobernación, el Consejo Nacional de Universidades (CNU), la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el Ministerio Público, ha conmocionado al país centroamericano y a la región, aunque ningún mandatario de las naciones vecinas dijo algo al respecto. La cancelación, confiscación y reforma forzada de la UCA a una nueva institución en manos del oficialismo y del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) dejó a más de 5,000 estudiantes en un estado de incertidumbre y preocupación por su futuro académico. Ya suman 27 universidades privadas o semipúblicas que pasaron a estar en manos de la administración Ortega-Murillo de manera forzada. Según cálculos estimados por la Redacción de COYUNTURA, un 90 % de las entidades de educación superior o más ahora está en manos del sistema de universidades del sandinismo. Todas bajo un mismo guión, con el objetivo de promover y justificar más la narrativa del oficialismo.
La comunidad internacional ha observado con consternación cómo se ha desmantelado una institución que durante décadas ha promovido valores de justicia, ética y respeto por la diversidad de pensamiento. La UCA no solo era un refugio para el pensamiento crítico, sino también un semillero de profesionales y líderes comprometidos con la construcción de un Nicaragua más justo y próspero. Desde sus trabajadores hasta sus alumnos de licenciatura o diplomados.
Y la respuesta del pueblo nicaragüense por esa razón es inspiradora. A pesar de los cambios en el nombre de la universidad, la ciudadanía ha demostrado su valentía y resistencia al seguir exigiendo "Parada en la UCA, por favor" a los conductores de autobuses. Esta sencilla solicitud es un poderoso recordatorio de que el espíritu de la UCA perdura en el corazón de la sociedad nicaragüense, incluso cuando el edificio físico ya no lo hace, y aunque solo un bajo porcentaje de la ciudadanía ha tenido acceso a la educación superior pública o privada hasta la fecha.
A los jóvenes nicaragüenses, les decimos: sigan formándose de cualquier manera posible. La educación es un derecho fundamental que nadie puede arrebatar. Utilicen internet, los medios, las bibliotecas públicas que puedan encontrar y cualquier espacio de formación, porque son herramientas para adquirir conocimiento y conectarse con el mundo exterior. No nos podemos quedar congelados.
Reúnanse, ya sea en silencio o digitalmente, para debatir, construir y fomentar el pensamiento crítico. El futuro de Nicaragua depende de mentes jóvenes dispuestas a desafiar la adversidad y liderar el camino hacia una sociedad más justa.
La restauración de la UCA y la sanación de las heridas infligidas a la educación y la sociedad nicaragüense requieren desde ya esfuerzos y dedicación. Pero, como pueblo, estamos llamados a preparar nuestras mentes y neuronas para el día en que Nicaragua recupere su voz y su libertad. La valentía y la disidencia que vemos hoy son un recordatorio de que la búsqueda de conocimiento y justicia prevalecerá, incluso en los momentos más oscuros.
Nicaragua tiene la capacidad de resistir y reclamar su derecho a un futuro mejor. Tendremos una nueva independencia. Del sandinismo, la maldad y la politiquería barata. La UCA puede estar ausente físicamente, pero su espíritu perdurará en el compromiso inquebrantable de su pueblo con la educación, la libertad de pensamiento y la justicia. La historia nos enseña que la luz de la verdad y la libertad siempre encuentra una forma de brillar, incluso en las sombras más profundas.
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