Horas antes del Día Internacional de las Víctimas de Persecución Religiosa, el máximo líder católico revela que sigue "con preocupación y dolor" la "situación que se ha desarrollado en Nicaragua", y pide a los líderes religiosos nicaragüenses y al régimen de Daniel Ortega entablar una conversación "abierta y sincera".
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Persecución religiosa y política
Managua, Nicaragua
Luego de varios años de evitar hablar por "razones diplomáticas", el Papa Francisco rompió este fin de semana su escandaloso silencio sobre la persecución religiosa que vive la Iglesia católica de Nicaragua. Desde la Plaza de San Pedro en Roma, el soberano del Vaticano instó al régimen de Daniel Ortega a entablar un diálogo, en medio de una nueva oleada de agresiones y detenciones contra religiosos y templos en todo el país. "Sigo de cerca, con preocupación y dolor, la situación que se ha desarrollado en Nicaragua, que involucra a personas e instituciones. Quisiera expresar mi convicción y mi deseo de que, a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica", expresó.
Es la primera vez que el pontífice se pronuncia sobre los sucesos en el país centroamericano, sumergido en una crisis política, económica y humanitaria desde 2018. Sin embargo, las 49 palabras leídas por Francisco no incluían el nombre de monseñor Rolando Álvarez, sacerdote detenido el pasado viernes 19 de agosto en una redada nocturna con el fin de imponerle arresto domiciliario en la capital nicaragüense.
A pesar de la violenta extracción de Álvarez y otros siete laicos de la Curia Episcopal de la Diócesis de Matagalpa, tras dos semanas de secuestro impuesto por la Policía Nacional, el Papa Francisco no brindó detalles sobre ninguna maniobra o negociación diplomática directa que permita la liberación de los religiosos detenidos e investigados por el sistema jurídico de la dictadura nicaragüense.
Según la opinión pública, el mensaje del Papa se enfocó en los hechos ocurridos al norte de Nicaragua, obviando por completo la detención y judicialización de otros tres sacerdotes en los últimos tres meses, el cierre de varios medios de comunicación de la Arquidiócesis de Matagalpa y el cerco policial impuesto por orden de la pareja dictatorial en varias iglesias del país ante la realización de misas y otras reuniones religiosas.
Para el periodista de información socio-religiosa y colaborador de Artículo 66, Israel González, "la declaración del Papa Francisco durante el Ángelus es movida por su cercanía pastoral como líder religioso hacia los nicaragüenses que profesan la fe cristiana". "El Papa apeló a la 'voluntad' de las partes para lograr una 'convivencia pacífica'. Todo el país sabe que una salida pacífica a la crisis pasa por una negociación política que debe llegar tarde o temprano. Si la dictadura no tiene voluntad de dialogar, ni el mejor mediador del mundo podrá sacarles de su intransigencia. En las negociaciones serias, todo el mundo cede, pero más aquel que tiene mayor poder, que en este caso es la dictadura", explica González.
Mientras tanto, el cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, expresó este domingo su preocupación por la situación en Nicaragua y abogó por la propuesta del Papa Francisco. "Ciertamente nos preocupa el sufrimiento de nuestros hermanos de Nicaragua. Ciertamente, porque el poder emborracha. Y el poder absoluto corrompe absolutamente", dijo Rodríguez, para luego defender al pontífice ante las críticas generadas en su contra en las redes sociales digitales.
"Quisieran que el Papa reaccionara como los políticos", agregó. "Pero la sensatez del santo padre es que busca camino de diálogo", añadió.
También se refirió a la carta emitida por más de 20 exmandatarios de Latinoamérica exigiendo al Papa una reacción contundente ante los sucesos en Nicaragua, asegurando que ese tipo de misivas deben ser enviadas al mandatario nicaragüense para que cese su persecución contra la Iglesia y la ciudadanía.
¿Dialogar con Ortega? "Nunca se nos hubiera ocurrido"
"Hermanas y hermanos, metamoslo en la cabeza. ¡Con el demonio no se dialoga! No se puede dialogar porque nos va a ganar siempre. Solamente la fuerza de la palabra de Dios lo puede derrotar", expresó el Papa en febrero de 2021. Contrario a esas declaraciones genéricas, en esta ocasión Francisco llamó de forma directa al régimen de Daniel Ortega a iniciar una conversación para solucionar la crisis múltiple que se vive en Nicaragua.
"Habrá que ver como se posiciona el régimen orteguista ante este pedido del Papa. Si sigue la represión contra la Iglesia, no dudo que Francisco hable más fuerte sobre la situación de Nicaragua -tal y como pasó con Putin en relación a Ucrania-. Si la dictadura acepta dialogar, la oposición debe resolver rápidamente sus crisis internas para posicionarse como un interlocutor válido ante la población y la comunidad internacional", agregó González al respecto.
Por su parte, el periodista y co-director de COYUNTURA, Jairo Videa, no muestra mucho optimismo ante el llamado del pontífice debido a que "no es una solución real a la persecución desmedida del régimen nicaragüense contra el catolicismo". "Las declaraciones del Papa son realmente tristes. Pide 'diálogo' con un agresor desenfrenado, pero no el respeto explícito de la vida e integridad de sus sacerdotes", dice el redactor nicaragüense.
"Este contexto exige contundencia más allá de 'diplomacia'. Y aunque debemos entender el papel religioso que juega la Iglesia, no un rol político, en realidad eso no exime al máximo líder del catolicismo plantarle cara al demonio personificado", agrega Videa, quien también recuerda los antecedentes del régimen Ortega-Murillo respecto a las negociaciones pacificas.
"Nunca se nos hubiera ocurrido como ciudadanía entablar un diálogo con nuestro agresor. Y entiéndase la ironía. Pero de convertirse en un hecho por tercera vez, los resultados, en base a los antecedentes, sin duda alguna no traerían consigo el fin de la persecución religiosa o del asedio y control contra la Iglesia católica de Nicaragua".
Ahora todo dependerá de la respuesta del régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo ante el llamado a dialogar por parte de la Iglesia católica. La población nicaragüense exige muestras reales de disposición, iniciando por la liberación de 190 presas y presos políticos y la abolición del estado policial de facto instaurado en todo el territorio nacional.
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