El comandante Daniel Ortega le gritó "perra" a la copresidenta Rosario Murillo durante el festejo de su amarga victoria electoral.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
Managua, Nicaragua
Lunes 08 de noviembre. Los titulares que aparecerían al día siguiente hubiesen sido el ordinario anuncio de la celebración de Ortega tras imponerse para un quinto mandato en el poder, de no haber sido por su eufórico discurso, sus dotes de bailador y su triunfante bajada de cinco centímetros de escalera, lo que que generó, entre tanto, la atención de la prensa mundial, más un concentrado de memes que se diluyen entre el humor y el temor de la sociedad nicaragüense.
El protocolo
Mientras avanzaba el conteo preliminar de los países que rechazaron los resultados del autoengaño electoral que montaron Ortega y Murillo el pasado domingo 7 de noviembre, a la Plaza de la Revolución regresó el canciller de un pueblo fantasma llamado Abjasia, también la estrella de siete picos, las veladoras, el coro, el circulo selecto de sangre joven, un par de militares, los turistas electorales, entre otros. Era casi el mismo altar del pasado 42/19.
Esta vez el protocolo fue distinto. El motivo de la celebración coincidió con el aniversario de la muerte de Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Los invitados que acompañaron en la mesa esperaban a la familia en las cercanías de la Avenida Bolívar para recorrer el espacio donde simulan estar los restos de Amador y otros guerrilleros. Mientras los hijos de los gobernantes, escoltas y servidores, se ubicaban para cumplir con la función encomendada.
La familia
El modelo copresidencial, es decir, de dos presidentes que se comparten la Presidencia, apenas fue anunciado hace unos días por el mismo Ortega, pero ya se venía ejerciendo desde el 2007 junto al Consejo de Comunicación y Ciudadanía, otro de los cargos inventados para la primera dama. Dicho modelo de DOS presidentes se oficializó en el 2016 con la insólita candidatura de Murillo a la Vicepresidencia.
Así como no tuvieron que esperar hasta el 10 de enero de 2017 para instalarse en su primera copresidencia oficial, tampoco esta vez esperarán hasta el 10 de enero de 2022, y quien sabe por cuánto tiempo co-ejercerán el cargo. Por si las dudas, por eso salieron esa noche, con todas sus velas, energías, recursos y medios, para demostrar la supuesta fuerza que les queda.
Cuando la caravana presidencial, familiar y servicial llega al destino, todos se distribuyen a lo largo de los escenarios. Hijos, escoltas, servidores personales, policías. A como es de saberse, cada uno ejerce una función logística en los eventos, mismos que monitorean segundo a segundo para que el protocolo planificado en casa quede cabal.
Rosario (Ella) va "siempre adelante", es la primera en saludar. Mientras Daniel (Él) se estaciona frente a sus fieles del Ejército. Ella lo hace frente a Gustavo Porras, pero regresa a buscar a Ortega para que se aligere. La cámara capta el momento en el que su hijo Juan Carlos se dirige al estrado, pasando por detrás de los invitados. Lo esperaba Maurice, otro del clan, con los walkie-talkies listos. Y entre los turistas, Laureano.
La caminata
Rosario mueve una de sus "amuletosas" manos para indicarle a los invitados que pasen, y en la otra mano lleva una brisera y un abanico, los que nunca usó. Viste de una sola pieza, amarillo floreado, con cinturón blanco y con una escandalosa y deslumbrante chaqueta rosa. Sus desgastados rizos aparecieron teñidos como de un morado acetileno. Calzado bajo y sin calcetas.
Ortega lleva sus entalcados atuendos. Zapatillas negras, un flojo pantalón azul de seda, camisa blanca de cuello, su infaltable caparazón celeste impermeable y su gorra.
Camila y Luciana esperan el cortejo que se dirigía hacia ellas. Camila mantiene ocupada sus manos. En la derecha carga documentos y en la izquierda una bufanda amarilla, la que combina con el atuendo de su madre. Luciana es la única de la familia que lleva mascarilla y la mantuvo todo el tiempo. Todo el tiempo. Apenas se miran sus cejas.
Como parte del cortejo familiar hay tres personajes que siempre destacan. Uno es Fidel Moreno, muy cercano. Familiar. Siempre sube a la tarima y luego desaparece. En una de las escenas Camila sale a buscarlo en plena transmisión. La otra persona es un hombre muy robusto, de bigote, nunca pasa desapercibida porque siempre permanece junto a él. Es más alto que Ortega. Carga consigo documentos. Y el tercer personaje es el veterano escolta de uniforme policial, quien va envejeciendo al mismo tiempo que su amo.
En la imagen, los camarógrafos Oscar Cortés y Jairo Cajina, que esta vez aportaron a la causa imágenes que reflejan la realidad de los años. Hacen las fotos y también forman parte de ellas.
Son las únicas caminatas que la pareja gobernante se permite, entorno a la Casa de los Pueblos. "La casa naranja", dijo un periodista de France 24, en la vieja Managua. La que Fidel se ha tomado como tarea diseñar al gusto y antojo de los co-presidentes para celebrar los cultos del comandante, que esta vez se salió de control a propósito.
El culto
La caminata "#UnaFlorParaCarlos" fue corta. Cuatro ancianos caminando. Tres militares, tres policías, dos diplomáticos (uno de Abjasia y otro ruso). Se dirigían de inmediato a ocupar cada quien su lugar en el altar, que fue adornado con pastoras navideñas. Él se puso adelante, y levantó las manos. Todos le aplaudieron.
El himno. La gorra. Las alabanzas. Una religiosidad al estilo evangélico de Managua. “Otra vez triunfó el amor con Daniel y Rosario” gritan los jóvenes del coro y toda la selecta iglesia levanta las manos.
Es un altar en donde la devoción y la reverencia se debe únicamente a ellos DOS. “Aquí nos ilumina un sol que no declina”, canta un joven apretando sus ojos, al pie de la antigua Catedral de Managua, en la que se instaló una leyenda fucsia que dice "TODO CON AMOR, TODO POR AMOR".
Los acompañantes electorales se olvidaron de la tarea. Eso era lo de menos. El culto fue preparado para demostrar la capacidad que tiene la familia para montar una producción que ni en Pinyonyang, Kabúl, Sujumi o Moscú se ha visto. Todo ese conjunto visual y las impresionantes imágenes que ofrecen los drones de la nueva empresa audiovisual familiar estaban siendo transmitidas no solo en los canales 2, 4, 6, 8, 13 y 15, sino hasta en los que han sido confiscados y embargados, siendo testigos del histórico meme.
El meme
El sermón era el mismo. Él buscó parches de la historia para responderle a cada país que reprochaba su reciente fraude y la encarcelación de opositores. Es la forma más elocuente que el estadista encuentra en su lenguaje diplomático. William Walker, soberanía, Benjamín Zeledón. Hubo momentos en los que la misma Camila luchaba para mantener abiertos sus ojos. Hasta se perdió por un tiempo.
Fue hasta el minuto 24 y los 83 segundos de su discurso en el que puso en función sus extremidades para sostener su casi octogenario cuerpo. Necesitaba elevar su voz contra los yankees. Minuto 45 y sonó por primera vez en la homilía un "perra"... Todos pensaron que el comandante dejó ir un "hijo de perra" accidentalmente. Un pequeño desliz. Un error verbal. Pero no. Ella estaba suelta en risa.
Volvió a sonar el segundo "hijo de perra", para completar aquella legendaria frase que se supone que una vez dijo un expresidente gringo, lo que confirmó que no era un "hijo de perra" accidental. Pero a la vez fue como segundo avión directo a Los Yankis. Los adjetivos hacia el principal socio comercial de Nicaragua abundan. Este no fue casualidad.
Y luego un tercer "hijo de perra". Este último el más fuerte de todos. Explotó justo en la cara de Rosario.
Ella le aplaudía con todo y su quintal de amuletos. Él estaba enrojecido, ofuscado. Trató de incorporarse pero el daño ya estaba hecho. El "perra" se le salió del bigote tres veces. Con una expresión sólida en la letra "r", que ni en la extinta Lollypop sonaba tan "rrrrrrr".
Y en su propia fiesta. Suficientes testigos tuvo aquel evento como para atreverse a contradecir lo que las cámaras dejaron retratado.
Así lo tituló la prensa internacional. La que no estaba autorizada para entrar al país, pero sí muy atenta a cada uno de sus pasos; sobretodo el de su último baile.
El baile
El supremo líder ennavajado no se sentó. Se quedó de pie esperando su segundo repertorio musical. Con los que Camila baila y tararea junto a su madre.
Cuando Ortega vio a los mariachis en la tarima se le achinaron los ojos y encontró la oportunidad de hacer algo más por él ese día. Necesitó que ocho hombres lo escoltaran en un trayecto de aproximadamente 20 metros. Subió sin dificultad. Saludó al coro y sorprendió por la espalda al mariachi arrítmico que pegó un grito que ni la Mocuana de Sébaco suspiraría, quien por cierto dejó de aparecer luego de tantas crisis.
Los dos se engancharon como amigos de copas al ritmo de un diablo protestante, de los que bailan alrededor de Santo Domingo "el comandante zekeda". Muchos afirman que por cinco años más.
Lo cierto es que hace 5 años, el 7 de noviembre de 2016, parecía cada vez más imposible que alguien se atreviera a tocar un "chayopalo". Del período 2017-2021 Ortega solo gobernó un año. Desde abril de 2018 la historia cambió. Ahora todo es diferente. Aquel Ortega gritón ahora ocupa 5 hombres armados para bajar 5 CM de escalera.
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