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Otto Pérez Molina, expresidente de Guatemala, recupera su libertad tras pagar fianza y ofrecer dos propiedades como garantía

El caso de Otto Pérez Molina ha sido emblemático en la lucha contra la corrupción en Guatemala, con la antigua Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) desempeñando un papel fundamental en la exposición y enjuiciamiento de prácticas corruptas en el más alto nivel del Gobierno. Sin embargo, su liberación plantea preguntas sobre la efectividad y la integridad del sistema judicial guatemalteco, así como sobre la capacidad de garantizar que los responsables de corrupción enfrenten consecuencias significativas.


Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Ciudad de Guatemala, Guatemala
Otto Pérez Molina, expresidente de Guatemala, en una imagen de archivo | Fotografía de The Associated Press
Otto Pérez Molina, expresidente de Guatemala, en una imagen de archivo | Fotografía de The Associated Press

El exmandatario guatemalteco Otto Pérez Molina fue liberado de la prisión militar Mariscal Zavala la noche del 03 de enero de 2024, tras obtener arresto domiciliario. La medida se materializó luego de que Pérez Molina, quien estaba en detención desde septiembre del año 2015, pagara una fianza de más de un millón de dólares y ofreciera dos propiedades como garantía. El expresidente, de 73 años de edad, fue sentenciado a 16 años de prisión por su papel en el caso "La Línea", una red de defraudación aduanera que según la extinta Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) costó al Estado 3.5 millones de dólares. Pérez Molina, quien asumió la Presidencia en 2012 y renunció en 2015 en medio de protestas, estaba detenido, acusado de liderar esta trama corrupta que marcó un hito en la lucha contra la corrupción en el país centroamericano.


César Calderón, abogado defensor del exgobernante, informó a Reuters que Pérez Molina "quedó libre el día de ayer (miércoles) en la noche. Salió feliz de poder estar con su familia después de ocho años". Calderón detalló que la liberación se logró mediante el pago de una multa de 38,000 dólares en agosto y la presentación de dos inmuebles valorados en 1.2 millones de dólares como garantía en noviembre del año 2023.


Este último capítulo en la historia legal de Pérez Molina se gestó a través de una serie de eventos que incluyen reducciones en las fianzas impuestas, argumentos de falta de recursos económicos, y el uso de propiedades como medio para asegurar la libertad del expresidente. Esto se da luego de que en septiembre de 2023 Molina aceptó de manera oral la acusación presentada por la antigua Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) en conjunto con la extinta CICIG.


El caso "La Línea" fue investigado por la CICIG, una comisión respaldada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que buscaba erradicar la impunidad en Guatemala. Según las conclusiones de la CICIG, la red liderada por Pérez Molina y su entonces vicepresidenta, Roxana Baldetti, defraudó al Estado en 3.5 millones de dólares, una cifra que señala la magnitud de la corrupción enquistada en las instituciones gubernamentales.


El exmandatario de Guatemala, que asumió el cargo con la promesa de combatir la delincuencia, tuvo que renunciar antes de finalizar su mandato debido a las intensas protestas ciudadanas que exigieron su desistimiento. La indignación popular se desató al conocerse los detalles de "La Línea" y otras tramas de corrupción que implicaban a altos funcionarios de su administración.


Calderón, el abogado defensor, explicó que para obtener el arresto domiciliario, Pérez Molina cumplió con el pago de una fianza de 10.4 millones de quetzales (aproximadamente 1.35 millones de dólares) y presentó dos propiedades como garantía. Este giro en el caso sorprendió a muchos, ya que inicialmente se había impuesto una fianza de 13 millones de quetzales en noviembre de 2021, reducida posteriormente a 10.4 millones en diciembre de 2022.


La estrategia legal de Pérez Molina involucró argumentar la falta de liquidez para afrontar la fianza inicial, alegando que no disponía de los recursos necesarios. Sin embargo, la oferta de propiedades como garantía resultó ser la clave para su liberación, según explicaron analistas a la Redacción de COYUNTURA.


El caso de "Cooptación del Estado" también contribuyó a la complejidad legal que rodea a Otto Pérez Molina. En este proceso, el expresidente fue condenado a 12 años de prisión, con posibilidad de conmutar la pena mediante el pago de una caución económica de 300,000 quetzales (aproximadamente 38,000 dólares). Nuevamente, Pérez Molina optó por utilizar sus recursos para asegurar su liberación, cumpliendo con los requisitos impuestos por el sistema judicial guatemalteco.


Aunque Pérez Molina enfrenta múltiples cargos y condenas, es importante señalar que algunas sentencias aún no están en firme. Su defensa ha buscado medidas sustitutivas para permitirle esperar la confirmación de las condenas fuera de prisión, un proceso que ha sido objeto de debate y controversia en el ámbito legal y político.


La liberación de Otto Pérez Molina ha generado reacciones encontradas en la sociedad guatemalteca. Por un lado, hay quienes ven la medida como un acto de justicia que respeta los procesos legales establecidos, mientras que otros expresan su preocupación por la posibilidad de que líderes políticos involucrados en casos de corrupción evadan las consecuencias de sus acciones.


La efectividad y la transparencia del sistema judicial guatemalteco también están bajo escrutinio. La reducción de las fianzas y la aceptación de propiedades como garantía plantean interrogantes sobre la equidad en el acceso a la justicia y la capacidad del sistema para sancionar de manera efectiva la corrupción en niveles altos del Gobierno.


El caso de Otto Pérez Molina destaca la complejidad y los desafíos que enfrenta Guatemala en la lucha contra la corrupción. La corrupción sistémica, como la revelada en "La Línea", representa una amenaza para la estabilidad política y económica del país en todo momento. Por otro lado, la liberación del expresidente profundiza las preguntas sobre la capacidad del sistema judicial para abordar estos problemas de manera efectiva y generar confianza en la sociedad.


A medida que Otto Pérez Molina recupera su libertad condicional, la atención se centrará en el futuro de la justicia en Guatemala y en cómo el país abordará los casos pendientes de corrupción. La ciudadanía guatemalteca, que ha demostrado un compromiso activo contra la corrupción, seguirá vigilante para asegurar que la rendición de cuentas y la transparencia prevalezcan en la búsqueda de un sistema judicial más justo y equitativo.


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