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Nicaragua en dictadura: conciertos sí, viacrucis no

La guerra desatada por la administración de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo contra la iglesia católica lleva las contradicciones culturales en Nicaragua a niveles de locura: se permiten conciertos a veces con artistas de la escena actual o con pocos seguidores, pero se prohíben las actividades religiosas populares más sencillas.


Por Voces En Libertad | @VocesNi

Managua, Nicaragua
Nicaragüenses asisten a un concierto realizado en el corazón de Managua | Fotografía de Voces En Libertad
Nicaragüenses asisten a un concierto realizado en el corazón de Managua | Fotografía de Voces En Libertad

En las redes sociales muchas personas de la diáspora nicaragüense se preguntan indignadas y en algunos casos con furia: ¿cómo pueden estar los bares llenos en plena dictadura? ¿Cómo es posible ver llenos los conciertos cuando hay iglesias cercadas y sacerdotes presos? El desconcierto de las y los exiliados, desplazados fuera del país recientemente o en los últimos tres años, no está desubicado. De 2022 a la fecha, Nicaragua se presenta como un extraño destino para decenas de artistas, para todo tipo de público.


Solo en 2022 se reportaron 67 conciertos con artistas extranjeros en todo el país. Para este 2023 la cifra podría duplicarse según los datos de una agencia de publicidad que, desde el anonimato por razones de seguridad, rastrea los eventos públicos en el país.


Corre el dinero en esos conciertos


"Parece que hay mucho dinero moviéndose en el sector del entretenimiento y, a la vez, muchas facilidades estatales para atraer artistas", dice una fuente ligada a esa entidad de publicidad. "No sé cuál sea el objetivo detrás de los conciertos; no me quiero arriesgar a especular sobre si hay algo ilícito sobre esa actividad, pero si sé por experiencia que requiere de mucho dinero traer artistas al país, organizar eventos y promocionar la actividad. Gestionar eso ante el Ministerio de Turismo y la Policía requiere de mucha paciencia", dice.


Por ello, reitera la fuente, se le hace increíble la velocidad con la que se están anunciando conciertos desde finales de 2022 hasta la fecha.


"Hay mucho dinero en juego, es evidente, pero tampoco es que se está trayendo a lo más 'top' del entretenimiento. Si te fijas, son pocos los artistas de moda o bandas bien posicionadas en el mercado internacional las que están trayendo", apunta la fuente.


"Viejas glorias" entre las ofertas


"Hoy hay muchos artistas estilo 'viejas glorias' que ya ni en sus países se presentan por que no son atractivos, pero aquí los traen como estrellas y cobran caro sus boletos", señala el profesional de la publicidad. Y, en efecto, en 2022 arribaron a Nicaragua artistas como: Ricardo Arjona, aún considerado "A" en el mercado internacional; Christian Nodal, también "A"; y Sebastián Yatra, considerado "B" en este negocio. "Luego ves que traen a Emmanuel, a Marisela, a Los Tigres del Norte, que ya no es la banda original, pero otros más modernos como Danny Ocean, Daddy Yankee y Bad Bunny rehusan venir al país o no les contactan, lo cual refleja que la chequera tampoco es muy amplia para montar eventos con artistas de más 'peso'", explica el publicista.


La agencia promotora que más activa se muestra en Nicaragua en la actualidad es Cicamexsa, una empresa internacional dedicada al "show business de artistas, coordinación de medios, activaciones de marcas, ediciones y producción de televisión", entre otros servicios. Las otras dos promotoras que más eventos y conciertos realizan en el país centroamericano son Mass Show Productions y Premier Productions, quienes han organizado u organizaran espectáculos con Juan Luis Guerra, Vilma Palma e Vampiros, Los Bukis, Rata Blanca, Jerry Rivera y Grupo Firme.


"Esas empresas promotoras no solo reciben el visto bueno del Gobierno de Nicaragua, sino también el respaldo patrocinador de la empresa privada, de marcas como Flor de Caña, Claro, Tigo, Cervecería Nicaragüense, Casa Pellas, bancos, hoteles y por supuesto el Instituto de Turismo y todos los medios de comunicación ligados al gobierno", explica la fuente consultada para este texto.


La agenda de los conciertos para 2023 pinta fuerte y diversa. Bronco (una banda reconstruida) se presentó en enero; en mayo llegará la merenguera Olga Tañón; mientras que a partir de julio arriban a Nicaragua los interpretes Joey Montana, Ivy Queen y Aldo Ranks.


También ha venido al país recientemente la chilena Miriam Hernández. Se anuncia a la banda Calibre 50 para finales de marzo; nuevamente regresan Los Tigres del Norte, Miramar y Camilo, Pandora, Flans, Los Iracundos y otros; junto a shows infantiles y artistas de circos internacionales.


Prohibidas las actividades religiosas


Lo contradictorio en Nicaragua -entre muchas contradicciones en el estado de la nación- es que por un lado se abren las puertas para los negocios promotores de conciertos, pero a otro extremo se cierran hasta las ventanas para impedir las actividades religiosas de la iglesia católica, utilizando policías para contener los actos.


Recientemente la Policía prohibió a las distintas parroquias celebrar las procesiones de viacrucis durante la Cuaresma y Semana Santa, según informaron el viernes 24 de febrero fuentes eclesiásticas. La orden policial fue adoptada después de que el dictador Daniel Ortega tildara de "mafia" a sacerdotes, obispos, cardenales y al mismo Papa Francisco.


El obispo de la Diócesis de León y Chinandega, el sacerdote René Sándigo -aliado de la administración Ortega-Murillo, declaró en un audio enviado a los sacerdotes bajo su mandato que la autoridad policial solo autorizó realizar los viacrucis a lo interno o en el atrio de las parroquias, "pero no en las calles".


"A muchos les ha dicho la autoridad que el viacrucis solamente se puede hacer interno o en el atrio de la iglesia, a otros todavía no, por lo tanto, es preferible que todos hagamos mejor los viacrucis a lo interno del templo o en el atrio para que mantengamos esa comunión", orientó Sándigo.



La Conferencia Episcopal de Nicaragua no se ha pronunciado de forma oficial sobre la prohibición de las procesiones de viacrucis, aunque una fuente eclesiástica de la Arquidiócesis de Managua dijo al diario La Prensa que después de la misa del miércoles de ceniza las autoridades policiales comunicaron "que no había permiso por razones de seguridad para hacer los viacrucis".


Durante un acto en el que se rindieron honores a Augusto César Sandino la noche del 21 de febrero, Ortega dijo que Jesucristo resucitó en los pueblos y "no por el ejemplo que puedan dar los curas, los obispos, los cardenales y los papas, que son una mafia".


Días antes, el 12 de febrero, el Papa Francisco lamentó desde Roma la condena a 26 años y cuatro meses de cárcel contra el obispo Rolando Álvarez, declarado culpable por cuatro delitos diferentes tras negarse a ser desterrado a los Estados Unidos de América.


Odio desde 2018


El odio de Ortega contra los sacerdotes viene desde abril de 2018, cuando el clero se sentó en la mesa de diálogo junto a opositores y otros sectores para tratar de detener la violencia estatal la administración sandinista desató contra la población civil que salió a protestar contra el régimen nicaragüense.


La orden de represión provocó 355 muertes, más de 2,000 heridos, cientos de detenidos, desaparecidos y detenidos, así como repudio internacional contra el régimen sandinista. Una investigación de la abogada Martha Molina Montenegro reveló que entre abril de 2018 y octubre de 2022, el régimen nicaragüense realizó 396 ataques contra la iglesia católica de Nicaragua. Por ataques, ella califica pintas ofensivas en las iglesias, agresiones físicas, quema o destrucción de símbolos católicos, destierros y apresamientos.


Ha sido común desde 2018 ver policías antimotines rodeando iglesias y catedrales; fanáticos sandinistas y paramilitares asediando misas y fiestas religiosas; y discursos de odio de Rosario Murillo y Ortega reproducidos en masa por empleados de medios de comunicación de la familia atornillada en el poder desde 2007.


Una instalación pública en Managua es utilizada por la empresa telefónica Claro para un evento masivo | Fotografía de Voces En Libertad
Una instalación pública en Managua es utilizada por la empresa telefónica Claro para un evento masivo | Fotografía de Voces En Libertad

¿Y la crisis política?


"Hay acusaciones terribles de muchos que ya están afuera contra quienes están adentro. Parece que muchos quisieran que los nicaragüenses se encierren en sus casas y no consuman nada en protesta contra la dictadura", señala un analista político consultado para este texto sobre el reclamo de la diáspora.


Para él la realidad es distinta a lo que se ve en los conciertos y lo que se dice en redes sociales. "En Nicaragua hay tres realidades: la que venden los medios de comunicación oficialista, que es un mundo feliz; la realidad que ven los exiliados y opositores desde afuera y que expresan en las redes, que es un mundo gris; y la tercera realidad es la que viven millones de nicaragüenses que buscan alternativas a esas dos realidades", señala la fuente.


"El régimen promueve eventos de todo tipo; llama a que vayan y manda a su gente; hace de todo para que se llenen los asientos vacíos, aunque tenga que poner buses y financiar los boletos; y el resultado de eso es lo que vende a su gente a través de sus medios. Pero hay realidades detrás de todo eso que no conocemos. ¿De dónde sale el dinero? Nadie lo sabe", comenta.


Por otra parte, apunta que no todos los conciertos se llenan y que no todo el mundo corre a ellos.


"No todo ha vuelto a la normalidad"


"Hay conciertos que los posponen una y otra vez por diversas excusas; boletos que los ofrecen al dos por uno; actividades públicas donde regalan boletos a la gente para que vayan; en las radios sandinistas por ejemplo, siempre hacen eso, llaman a su gente a participar en actividades para ganarse un boleto, entonces, tampoco es que la gente corra a los conciertos. Una realidad es que la economía familiar no es fuerte en Nicaragua; ha mejorado un poco para muchos hogares por razón de la migración, ya que ahora entran más remesas y se nota cierta actividad económica, pero el alza de los productos y la carestía de la vida es real; todo ha subido de precio", dice el analista.


"La mayoría de quienes asisten a esos conciertos son jóvenes, muchachos de universidades o trabajadores que tienen algún ingreso, pero no demuestra que todo ha vuelto a la normalidad en Nicaragua, porque antes de 2018 esos mismos jóvenes que iban a las actividades fueron los que se alzaron en protestas", dice. "No hay duda alguna de que aunque jóvenes vayan a un concierto siguen rechazando a la dictadura, porque la base social de Ortega y Murillo no son esos jóvenes", finaliza.


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