La "lucha" del oficialismo contra la perspectiva de género continúa en El Salvador. Más de tres meses después de que el presidente ordenara excluir la perspectiva de género de la educación y salud pública el turno ahora es para el Ministerio de Cultura. Las y los seguidores de Nayib Bukele han celebrado en las redes sociales la decisión, mientras el Gobierno modifica espacios públicos, protocolos y hasta edificios históricos, sin una guía pública al respecto.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
San Salvador, El Salvador
Esta semana el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, generó una nueva controversia al ordenar la destitución de más de 300 trabajadores del Ministerio de Cultura. Esta medida fue justificada por el mandatario bajo el argumento de que estos empleados "promovían agendas que no eran compatibles con la visión de su Gobierno". Este drástico cambio ha suscitado una ola de críticas y apoyo en igual medida, resaltando las tensiones políticas y sociales que atraviesa el país centroamericano.
En un mensaje en su cuenta de la red social X, Bukele afirmó: "La gente eligió un camino y ese camino vamos a tomar. Medicina amarga". Este comentario, junto con el anuncio de los despidos, fue recibido con entusiasmo por los diputados del partido oficialista Nuevas Ideas. La vicepresidenta del Congreso, Alexia Rivas, también se pronunció al respecto, reiterando la visión conservadora del Gobierno al declarar que "El Salvador es pro vida, pro familia tradicional... ...Así lo pidió el pueblo, así es la visión de nuestro presidente y así es el camino que los funcionarios deben seguir".
El despido de las y los trabajadores del Ministerio de Cultura se produjo un día después de que el Congreso aprobara una ley de indemnizaciones que afecta principalmente a los empleados con mayores salarios. Además, la misma semana, el Ministerio ordenó retirar una obra de teatro dirigida por Marvin Pleitez, conocido por su personaje drag queen "Lady Drag". La obra, calificada por el Ministerio como "no apta para familias salvadoreñas", solo alcanzó a presentar una función en el Teatro Nacional.
La abogada y analista política Bessy Ríos criticó la medida, señalando que parecía dirigida específicamente a miembros de la población LGBTIQ. No obstante, Ríos enfatizó que la mayoría de los despedidos eran padres y madres de familia que ahora se enfrentan a la falta de ingresos. Por otro lado, el escritor y analista Geovanni Gales defendió la decisión de Bukele, argumentando que en el Gobierno "hay cero persecuciones a la comunidad LGBTIQ". "No existe eso", dijo.
Por otro lado, la dirigente sindical Saraí Molina, en una entrevista televisiva, cuestionó el nuevo mecanismo de indemnización y lamentó que las y los despedidos eran personas con una larga trayectoria en el Ministerio de Cultura, muchos de ellos cerca de la jubilación. "Son personas que dedicaron su vida al Ministerio de Cultura, que estaban próximos a pensionarse y los dejan en la calle", señaló Molina en la transmisión.
Bukele ha destacado en repetidas ocasiones su compromiso con la "protección" y "promoción" de los valores culturales del país. Sin embargo, la medida también se ha enmarcado dentro de su promesa de "sanar" la economía salvadoreña. En su discurso de investidura para un segundo mandato inconstitucional el pasado 01 de junio, Bukele declaró: "Ahora, que ya arreglamos lo más urgente, que era la seguridad, vamos a enfocarnos de lleno en los problemas importantes, empezando por la economía".
A pesar de estos objetivos, la realidad económica del país presenta desafíos significativos. Según una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública de la jesuita Universidad Centroamericana (IUDOP), el 73.7 % de la población considera que los principales problemas del país están relacionados con factores económicos, mientras que el 25.8 % opina que el mayor fracaso del Gobierno de Bukele ha sido en esta área.
Los datos económicos refuerzan esta percepción. Bajo la administración de Bukele, El Salvador ha mostrado un crecimiento económico limitado en comparación con otros países de Centroamérica. Además, el país depende en gran medida de las remesas familiares, que anualmente inyectan más de 8,000 millones de dólares a la economía local. El economista José Luis Magaña señaló que la pobreza extrema monetaria se ha duplicado, pasando de 86,000 hogares en 2019 a 170,000 en 2023. Además, el porcentaje de pobreza general aumentó del 22.8 % al 27.2 % de los hogares.
La decisión de Bukele de despedir a más de 300 trabajadores del Ministerio de Cultura no solo refleja su postura firme en cuanto a la dirección que desea para su administración -poco más de tres meses después de ordenar la exclusión de la perspectiva de género de la educación y la salud pública en El Salvador-, sino también las profundas divisiones dentro de la sociedad salvadoreña. Mientras que algunos ven en estas acciones una reafirmación de los valores tradicionales y un intento de proteger la economía, otros perciben una estrategia de control y marginación de sectores ya vulnerados.
Mientras tanto, este evento subraya la complejidad del panorama político y social en El Salvador. Las decisiones gubernamentales no solo afectan la política pública, sino también las vidas de miles de ciudadanos que dependen de la estabilidad y las oportunidades laborales en el sector público o privado. En un país con profundas desigualdades económicas y sociales, y divisiones basadas en la religión, las políticas de Bukele continúan siendo un tema de intenso debate y escrutinio.
El despido masivo en el Ministerio de Cultura es solo el último ejemplo de las decisiones controvertidas del presidente Nayib Bukele, quien se ha caracterizado por una administración que mezcla la firmeza en seguridad con políticas económicas y sociales polarizadoras. Mientras el país navega por estos tiempos turbulentos, la atención se centra en cómo estas medidas impactarán el tejido social y económico de El Salvador. La promesa de un futuro mejor está entrelazada con la incertidumbre de los métodos empleados para alcanzarlo, dejando a muchos cuestionando si el costo de esta "medicina amarga" es demasiado alto.
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