La tristeza de recibir a sus migrantes dentro de un féretro invade a familias guatemaltecas ante la repatriación de las víctimas del que llaman "el furgón de la muerte".
Por Eugenia Sagastume | @VozDeAmerica
Política
Nahualá, Guatemala
Pascual Melvin Guachiac, de 13 años; Juan Wilmer, de 14; y Jonny, de 17, tres menores de edad, vecinos de Nahualá, que viajaban sin acompañante adulto hacia Estados Unidos, fueron las primeras víctimas de la tragedia de San Antonio, Texas, que regresaron a Guatemala.
Melvin fue sepultado el sábado en Nahualá, entre familiares y amigos que se reunieron a darle el último adiós. Los otros dos menores, así como otras dos hermanas, también eran de allí, por lo que el pueblo ahora está de luto.
Nahualá es un poblado donde existe una gran pobreza y muchos toman el camino de la emigración irregular para buscar un futuro.
El padre de Melvin también había emigrado de forma irregular y era quien lo recibiría en Estados Unidos, pero al enterarse de la muerte volvió a Guatemala para despedirse de su hijo.
"Nada más nos despidió, dijo que iba a buscar una mejor vida", dijo Casimiro Guachiac.
Melvin fue el primer guatemalteco repatriado de los 21 que perdieron la vida en la tragedia.
"Perder un hijo no es fácil, pero esperamos la voluntad de Dios, que nos va a ayudar en este momento con mi esposa. Es doloroso porque tengo dos hijos nada más y es el más grande", agregó el padre de la víctima.
Queda pendiente la repatriación de 18 guatemaltecos más que iban dentro del que muchos llaman el "furgón de la muerte".
"Estamos cumpliendo con lo que nos corresponde hacer, que es ayudar en la repatriación de las familias, el seguimiento consular y el apoyo a ellos", dijo el canciller guatemalteco, Mario Búcaro.
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