La exguerrillera sandinista critica en esta entrevista "las tibias" posiciones de la jerarquía católica y el silencio del Papa. Asegura también que los ataques de Ortega a "un enemigo" que no es político lo hacen ver débil y desesperado, y que ni a la Guardia de Somoza se le vio tan rabiosa contra los sacerdotes.
Por Voces En Libertad | @VocesNi
Derechos humanos
Managua, Nicaragua
La exguerrillera sandinista Mónica Baltodano cree que Daniel Ortega vuelve a equivocarse con su guerra contra la Iglesia católica de Nicaragua como lo hizo en la década de los 80. Señala que sus acciones buscan más control sobre la gente, pero genera rechazo, incluso entre sus mismas filas.
"Eso debilitaba a la dictadura", dice Baltodano, mientras califica la persecución contra los jerarcas como el resultado de una arremetida "rabiosa", porque los sacerdotes no han pasado por alto los abusos del régimen y han mantenido la defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses. Baltodano también cree que la forma en que actúa el dictador solo demuestra que "está desesperado" y consciente de que su régimen se resquebraja.
¿Cómo explicar esta enemistad de Ortega con la Iglesia católica?¿Es histórica o es coyuntural?
"En la historia de las dictaduras de América Latina, las jerarquías católicas siempre se han dividido en razón de apoyar o rechazar el poder. Durante los 80 también estuvo dividida, y hoy no podemos decir que toda la Iglesia está contra Ortega, pues hay obispos que lo apoyan, y otros guardan un sospechoso silencio frente a atropellos directos al pueblo, a sacerdotes y hasta obispos como el de Matagalpa.
Si recordamos, durante el somocismo, inicialmente los jerarcas católicos apoyaron la dictadura. Fue en los años 60, ya influenciados por el concilio Vaticano II, que la Iglesia oficial se distancia del somocismo y pasa a jugar un papel crítico, sobre todo al influjo de la Conferencia de Medellín, en 1968. Monseñor Obando y Bravo tuvo entonces una destacada participación crítica contra el somocismo, ya siendo arzobispo de Managua.
En las décadas de los 70 y 80, numerosos sacerdotes se pusieron claramente al lado del pueblo enfrentando a las dictaduras en la región. No podemos olvidar que por ello fue asesinado Monseñor Romero en El Salvador".
¿Cree que Ortega conduce este conflicto de forma muy parecida a la década de los 80?¿O peor?
"En los 80, aunque había sacerdotes que respaldaban la revolución, efectivamente el poder sandinista de entonces atacó duramente a la jerarquía católica, enfrentándose particularmente a la dirección de Obando y Bravo y protagonizando hechos vergonzosos como el montaje al sacerdote (Bismarck) Carballo. Por cierto, la dictadura de Ortega tuvo entre sus grandes aliados tanto a Obando como lo sigue siendo Carballo hoy.
Pero la persecución de hoy, a mi manera de ver, es mucho más brutal y directa que la de esos años. A pesar de que monseñor Obando murió al lado de Ortega, y el presidente actual de la Conferencia Episcopal mantuvo una posición ambigua, rozando complicidad hasta 2018. Después de la llegada del embajador del Vaticano en que la jerarquía se salió del diálogo, hay sacerdotes que se han mantenido enfrentando las injusticias. Estos han sido el blanco principal de la dictadura bicéfala, como demuestran las agresiones ocurridas en Sébaco".
¿Qué busca entonces la dictadura?¿Es estrategia, venganza o rabia política ya que los sacerdotes no ceden?
"Creo que obedece a una equivocada estrategia política que tiene como objetivo supremo prolongar el control del poder lo más posible. Algunos de ellos creen que controlando los medios de comunicación y los púlpitos religiosos lo lograrán. Lo expresan con el estilo y rabia política que les caracteriza. Pero es una equivocación que repite los errores de los ochenta.
Controlada la ciudadanía con el estado de sitio de facto, la cárcel, las torturas, sólo han quedado algunos templos como lugares donde sectores importantes del pueblo se reúnen y oran por los cambios que el país necesita. Eso lo saben ellos. Los templos siempre han sido también espacios de resistencia popular, máxime entre pueblos tan creyentes como el nuestro".
¿Gana con esas acciones? O, ¿solo quiere mostrar poder entre sus seguidores? Que dicho de paso, algunos se ven cada vez menos convencidos del camino que lleva el régimen.
"Creo que se equivocan. No gana nada con sus acciones. Una dictadura tan brutal solo pierde. Dentro de sus mismas bases no están de acuerdo con estas acciones y eso los va debilitando irremediablemente".
¿Esto tendrá consecuencias? ¿Perjudica al país como a la dictadura?
"Nicaragua está destrozada por esta dictadura. Estas acciones producirán más migración. Jóvenes, profesionales, productores que se van, difícilmente regresan. El país está desangrándose nuevamente. Y el nivel de polarización que están provocando se extenderá después de que la dictadura caiga. Se tendrá que volver a recomenzar, y de menos cero. En todo sentido. Aunque ellos mientan sobre la economía, sobre lo social, están destrozando lo que se había podido medianamente avanzar en materia de condiciones institucionales, democracia e integración nacional".
Mientras tanto, se critican las tibias reacciones locales e internacionales de lo que pasa en Nicaragua. ¿Se pueden esperar repercusiones más serias contra el régimen?
"Lo más importante sería como reacciona la propia jerarquía eclesiástica y el Vaticano. Hasta hoy no conocemos ni una palabra del Papa, y hemos visto comunicados blandengues. El Papa no ha dicho 'esta boca es mía', desde los crímenes de lesa humanidad de 2018. No dijo nada de los presos, del cierre de medios de comunicación; no dijo nada de la expulsión de su embajador, de la expulsión de las misioneras de Madre Teresa de Calcuta; no dijo nada de la persecución a monseñor Rolando Alvarez. Y no ha dicho nada del cierre de sus radios".
¿Preocupa este silencio?
"Estos ataques expresan claramente los niveles a los que está llegando la represión en Nicaragua. Si eso le hacen a una institución como la Iglesia, ¿qué no hacen en las profundidades de la montaña, donde ya no quedan organismos de derechos humanos y medios de comunicación a los cuales recurrir para denunciar? Es grave".
¿Llegó la Guardia Nacional de Somoza a estos niveles? Atacar templos, apresar sacerdotes…
"La Guardia Nacional entró en varias ocasiones a los templos, pero fundamentalmente cuando se produjeron las tomas de iglesias por grupos estudiantiles. Nunca se produjeron este tipo de agresiones tan brutales".
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