Nicaragua cayó en una espiral de represión, persecución y deterioro democrático porque sus ciudadanos dejaron de ejercer su derecho a elegir con consciencia crítica. Honduras no puede cometer el mismo error. No se trata de votar por ideología, euforia o simpatía personal, sino por el bienestar colectivo e institucional. Piense en las y los otros, por primera vez en su vida.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Tegucigalpa, Honduras
Este domingo 09 de marzo de 2025, Honduras tiene una cita con la historia, el civismo y un futuro, que puede ser brillante u oscuro, según el accionar social. No es un evento cualquiera. Es el momento en que la ciudadanía puede tomar el control del futuro político e institucional del país centroamericano, en un proceso electoral primario que, aunque muy subestimado y menospreciado por muchos, es una de las pocas herramientas reales que quedan para limpiar el Poder Ejecutivo, el Congreso Legislativo y las municipalidades de todo el territorio.
A diferencia de la mayoría de países de América, donde las elecciones primarias son inexistentes o meros trámites burocráticos organizados por los propios partidarios más no un ente independiente, Honduras -junto a Argentina- es de los pocos que celebran comicios internos bien estructurados antes de las elecciones generales. Esto significa que es la gente quien tiene la capacidad de filtrar y decidir quiénes serán las y los candidatos oficiales del partido desde el que decidió impulsar las buenas prácticas y el humanismo. Pero, si el pueblo se abstiene o vota sin criterio, la oportunidad se perderá y los mismos de siempre seguirán en el poder. No lo dude.
La apatía y la decepción son comprensibles. Durante décadas, los hondureños han sido testigos de cómo la corrupción, el clientelismo y la impunidad han secuestrado la política, el sistema de justicia, la lucha contra las grandes calamidades. Es por eso que hoy, más que nunca, es fundamental cambiar la mentalidad: estas elecciones primarias no son un favor a ningún partido, sino un ejercicio de poder ciudadano. Lo leyó bien. ¡Poder! Para escarbar, limpiar, procesar, reescribir y componer.
No vote en planilla. No elija a ciegas. No se deje llevar por el fanatismo ni por la comodidad de apoyar "al menos peor". Examine con lupa a cada precandidato. Pregúntese:
¿Tiene propuestas realistas y viables a corto y largo plazo?
¿Está libre de vínculos con élites corruptas, narcotraficantes o políticos tradicionales?
¿Unifica en lugar de confrontar? ¿Genera esperanza con argumentos y no con populismo?
¿Defiende los derechos humanos, la democracia y la libertad de prensa sin dobles discursos?
Usted muy bien lo puede determinar. Tiene las capacidades.
No hay margen para la ingenuidad, señora y señore. La historia reciente de la región lo demuestra: cuando la ciudadanía renuncia a su poder de elegir con memoria y visión de futuro, los fraudes y la manipulación se imponen. En Nicaragua, por ejemplo, se perdió la oportunidad de frenar el autoritarismo a tiempo, y hoy el país está sumido en una dictadura que se cree monarquía, sin salida rápida. Persecución, exilio masivo, una narrativa que solo el oficialismo defiende y aislamiento en defensa de "soberanías" basadas en familias, aliados y militares cómplices.
Si la gente sigue votando con resignación solo en las elecciones generales, optando simplemente por el "menos malo", nada cambiará. El camino para desmantelar la corrupción empieza en este proceso interno. En ese sentido, entienda que no se trata de votar por un color ni por una cara conocida. Se trata de votar por el futuro de Honduras. Es momento de detener el reciclaje de políticos corruptos y mafiosos. Es el instante de evitar que los partidos sigan secuestrados por caudillos autoritarios, ambiciosos de poder sin escrúpulos.
El sistema electoral hondureño ha sido manipulado una y otra vez. Si el pueblo no participa masivamente y no elige con criterio, los intereses oscuros harán de las suyas. No hay dudas de que intentarán inflar votos, torcer resultados y perpetuar la impunidad. Tienen muchos rostros y formas. Tienen poder e influencia.
Investigue. Lea. Analice. No se quede con la versión que le dan los medios tradicionales o los discursos polarizados. Use el internet, visite librerías, consulte medios independientes, hable con su familia y amigos sobre todo esto y más. Conozca a los precandidatos, sus posturas, su pasado y su entorno.
No caiga en la trampa de los populistas que usan la venganza como bandera. No se deje engañar por aquellos que solo buscan dividir y perpetuar el odio. El futuro de Honduras no está en los políticos de siempre, sino en una ciudadanía despierta y activa, capaz de impulsar, mejorar y defender una buena agenda, con personas que promueven el bien de otras personas encabezando esa lucha.
Este proceso electoral debe ser un punto de inflexión. De no retorno. No es solo una votación más, es una oportunidad para hacer historia. Vote con inteligencia, con responsabilidad, con la conciencia de que el país depende de ello.
El cambio no lo traerá un político, sino el pueblo que se atreva a tomar las riendas de su destino. Haga que una Honduras prospera nazca. Bendiga usted su nación con el sagrado voto. No desperdicie el día que el timón toma curso. Sea usted el garante y promotor de un cambio constitucional para todas y todos.
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