Según una documentación realizada por el equipo de COYUNTURA, ya son más de 40 los sacerdotes católicos exiliados o desplazados fuera de Nicaragua entre el año 2023 y lo que va de 2024. La mayoría de ellos representan un "riesgo social" para la administración sandinista, según fuentes gubernamentales.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
El régimen sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua continúa su embate contra la iglesia católica y la libertad religiosa en general, con una cruzada que ha dejado múltiples víctimas desde el año 2018. La última víctima en esta larga lista de persecuciones es el sacerdote Rodolfo French Naar, párroco de la iglesia San Rafael Arcángel de Waspán, en la Diócesis de Siuna, quien fue impedido de regresar a su país después de una misión pastoral en Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.). Según una documentación realizada por el equipo de COYUNTURA, ya son más de 40 los sacerdotes católicos exiliados o desplazados fuera de Nicaragua entre el año 2023 y lo que va de 2024. La mayoría de ellos representan un "riesgo social" para la administración sandinista, según fuentes gubernamentales.
Martha Patricia Molina, abogada e investigadora de los abusos del régimen en contra de la iglesia, confirmó que el sacerdote miskito de 58 años, no pudo abordar su vuelo de retorno a Nicaragua debido a órdenes de la administración Ortega-Murillo. French, conocido por su dedicación a la comunidad miskita y su asistencia durante emergencias como los huracanes Eta e Iota, se une ahora a la creciente lista de religiosos desterrados, elevando el número a 223.
Rodolfo French Naar, originario de las riberas del río Coco, ha sido un pilar en su comunidad, no solo por su labor espiritual sino también por su asistencia humanitaria en momentos de crisis. Durante los huracanes Eta y Iota en 2020, French lideró esfuerzos para proporcionar alimentos y asistencia a las y los afectados, demostrando un compromiso incansable con los más necesitados.
Sin embargo, este compromiso también lo convirtió en un objetivo del régimen sandinista. Desde abril de 2018, la iglesia católica ha enfrentado una ola de represión que incluye la congelación de cuentas bancarias, la ilegalización de organismos, y el asedio, encarcelamiento, expulsión y destierro de clérigos, monjas, seminaristas y otros religiosos. Este hostigamiento, parte de una estrategia más amplia para silenciar la disidencia y limitar la libertad religiosa, ha dejado al catolicismo y a sus iglesias en una situación precaria.
El reciente informe de la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) destaca el uso de leyes sobre delitos cibernéticos y financieros, el registro legal de organizaciones sin fines de lucro y una ley sobre soberanía y autodeterminación para perseguir a las comunidades religiosas. El informe acusa al régimen de "reprimir" a la iglesia católica e incluso al evangelicalismo por su defensa de los derechos humanos y la libertad humana y política, arrestando, encarcelando y exiliando arbitrariamente a clérigos y laicos, y cerrando y confiscando la propiedad de las organizaciones caritativas y educativas religiosas.
La situación en Nicaragua ha empeorado significativamente desde 2023, según el USCIRF, que recomienda designar a Nicaragua como un "país de especial preocupación" debido a las violaciones graves y sistemáticas de la libertad religiosa. La comisión también insta al Congreso de EE.UU. a imponer sanciones específicas a las agencias y funcionarios de la administración nicaragüense responsables de estas violaciones.
Misión interrumpida y desgarradora realidad
El sacerdote French Naar tenía previsto regresar a Nicaragua este martes, pero en el aeropuerto estadounidense fue informado que no podía abordar su vuelo de regreso. Esta noticia no solo significa una separación física de su comunidad, sino también un golpe devastador para quienes dependían de su liderazgo y asistencia.
Martha Patricia Molina, quien documenta la persecución religiosa en Nicaragua, expresó que el caso de French es "una agresión que se suma a los delitos de lesa humanidad que comete la dictadura en contra de la iglesia católica". Molina, quien se presentará ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el jueves 11 de julio, ha estado trabajando incansablemente para actualizar y unificar las listas de sacerdotes exiliados. La próxima actualización de su informe "Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?" promete arrojar más luz sobre la magnitud de la represión hasta la fecha.
En ese sentido, Rodolfo French Naar no es solo un sacerdote; es un símbolo de resistencia y dedicación. Desde su ordenación en 1995, ha trabajado incansablemente para mejorar las condiciones de vida en las comunidades miskitas. Sus esfuerzos durante los desastres naturales, su disposición para ayudar y su compromiso con su fe y su comunidad lo han convertido en una figura querida y respetada.
La persecución que enfrenta no es un caso aislado. Según el informe de Molina, entre 2018 y 2023 se contabilizaron 667 agresiones contra la iglesia católica en Nicaragua, incluyendo ataques a 214 agentes pastorales. Estas cifras subrayan la gravedad de la situación y la determinación del régimen de silenciar cualquier voz de disidencia.
El futuro de Rodolfo French Naar y otros clérigos en exilio es incierto. Sin embargo, su determinación y la de quienes los apoyan, como Martha Patricia Molina, ofrecen un rayo de esperanza. La comunidad internacional está empezando a tomar nota de estas violaciones de derechos humanos, y las recomendaciones del USCIRF podrían conducir a medidas concretas para responsabilizar al régimen de Ortega y Murillo.
Mientras tanto, la comunidad miskita y otras en Nicaragua continúan sufriendo las consecuencias de esta represión. La separación de sus líderes espirituales no solo afecta su vida religiosa, sino también su capacidad para enfrentar las numerosas dificultades que les impone la vida diaria.
El caso del sacerdote Rodolfo French Naar es un claro ejemplo de la persecución sistemática que enfrenta la iglesia católica en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo hasta el día de hoy. A través de una combinación de leyes restrictivas y medidas represivas, el régimen ha intentado silenciar cualquier voz de disidencia, incluida la de aquellos que, como French, han dedicado su vida a "servir a los más vulnerables". La resistencia y el compromiso de personas como French y Martha Patricia Molina son un testimonio del poder de la fe y la justicia en tiempos de opresión.
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