Un documento aprobado hoy en el Poder Legislativo -controlado por el oficialismo- describe las acciones de Israel como "la más detestable atrocidad del siglo XXI" y responsabiliza a la administración de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, de poner en peligro la paz y la seguridad en todo el Medio Oriente.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
Este viernes 11 de octubre de 2024, Rosario Murillo, vicemandataria y portavoz del régimen nicaragüense, anunció la ruptura de relaciones diplomáticas entre Nicaragua e Israel, cumpliendo con una solicitud aprobada por la Asamblea Nacional controlada por el orteguismo. Durante una alocución cargada de duras críticas, Murillo calificó a la administración de Israel como "fascista y genocida", argumentando que las políticas de ese país contra Palestina constituyen crímenes de guerra y genocidio. La medida fue adoptada en respuesta a la prolongada guerra entre Israel y Hamás, que según las autoridades palestinas ha resultado en la muerte de más de 41,000 palestinos. En su intervención, Murillo enfatizó que la ruptura de relaciones no es con el pueblo israelí, sino con su gobierno, al cual calificó de "criminal de guerra" por las acciones militares que han tenido lugar en la región de Medio Oriente.
La decisión de la Nicaragua sandinista de romper relaciones con Israel se da en un marco internacional marcado por crecientes tensiones. El conflicto entre Israel y Hamás ha escalado en los últimos años, con intensos bombardeos en la Franja de Gaza y una serie de represalias por parte del grupo islamista. Murillo subrayó que el régimen orteguista condena firmemente las acciones del gobierno israelí, destacando su solidaridad con los "pueblos combatientes" de Palestina y el Líbano, que también enfrentan la agresión israelí. La Asamblea Nacional de Nicaragua, dominada por legisladores afines al oficialismo, respaldó la medida de ruptura diplomática con un fuerte rechazo al apoyo que Israel recibe de potencias "imperialistas" como Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.). Es más, el Poder Legislativo supuestamente impulsó al Ejecutivo -en manos de Daniel y Rosario desde 2007- a tomar dicha decisión horas antes de la llamada telefónica rutinaria de "la compañera" en los medios oficialista de hoy. Según la declaración aprobada en el parlamento, la guerra actual representa "una de las peores atrocidades de la historia" y pone en riesgo la paz y la estabilidad globales.
En este contexto, Rosario Murillo no solo anunció la instrucción de Daniel Ortega -máximo líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)- de cortar los lazos diplomáticos, sino que también hizo referencia a la "hermandad histórica" con Palestina. Las y los legisladores nicaragüenses reiteraron su apoyo a la creación de un Estado palestino, independiente y soberano, en cumplimiento de las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, según ellos, siguen siendo ignoradas por Israel y sus aliados.
La relación entre Nicaragua e Israel ha sido históricamente complicada, caracterizada por altibajos según los alineamientos políticos globales y los intereses estratégicos de ambos países. Durante la Revolución Ciudadana de 1979, Nicaragua mantuvo una postura antiimperialista, lo que se reflejó en su apoyo a la causa palestina y en su distanciamiento de Israel, una nación aliada de EE.UU. y la Unión Europea. En los últimos años, el régimen de Ortega ha fortalecido su retórica antiimperialista, alineándose con países como Irán, Venezuela, Cuba, Honduras y Rusia, lo que ha vuelto a tensar las relaciones con Israel.
La ruptura de relaciones diplomáticas entre Nicaragua e Israel en 2024 no es un acto aislado, sino que se inscribe en un contexto regional e internacional donde la diplomacia nicaragüense ha adoptado posiciones similares frente a otros conflictos internacionales. En enero de este mismo año, el régimen de Ortega se unió a la demanda de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) contra Israel, acusando al país de violar la Convención de Prevención y Sanción del Delito de Genocidio en Gaza.
La reciente decisión de Nicaragua de romper relaciones con Israel también podría interpretarse como un intento de Ortega de consolidar su liderazgo en la arena internacional como defensor de los "pueblos oprimidos", una narrativa que utiliza frecuentemente en su discurso oficial. Sin embargo, esta retórica no ha encontrado eco en gran parte de la comunidad internacional, que critica al régimen nicaragüense por su represión interna y su alineamiento con administraciones autoritarios, mientras en el país centroamericano se profundizan las violaciones a los derechos humanos y constitucionales, con un plan sistemático contra la disidencia.
La ruptura de relaciones entre Nicaragua e Israel se produce en un momento de creciente tensión en el sur de Líbano, donde las Fuerzas de Paz de la ONU (UNIFIL) han sido objeto de varios ataques por parte del Ejército israelí. En los últimos días, dos soldados de la misión resultaron heridos en un ataque que Israel calificó de "involuntario", mientras que otros incidentes en la región han encendido las alarmas sobre la escalada en el conflicto. Las acciones de Israel en Líbano en las últimas horas y semanas, tras un año del ataque masivo de Gaza, así como su ofensiva en la Franja, han generado condenas internacionales. Países como España, Francia e Italia han condenado los ataques a las fuerzas de la ONU y han exigido el cese de la venta de armas a Israel. Por otro lado, el secretario general de la ONU, António Guterres, señaló estas acciones como una "violación del derecho internacional humanitario" y ha pedido a ambas partes que ejerzan la máxima contención para evitar una escalada aún mayor.
Por su parte, Israel ha defendido sus acciones argumentando que lucha contra Hezbolá, una organización que opera en el sur de Líbano y que, según el gobierno israelí, utiliza a los civiles como escudos humanos. A pesar de las críticas internacionales, Israel mantiene que sus operaciones son necesarias para garantizar su seguridad y combatir las amenazas que emanan desde territorios controlados por Hamás y Hezbolá.
En Nicaragua, la decisión de romper relaciones con Israel podría tener repercusiones políticas internas, pero realmente de muy bajo voltaje. El régimen de Ortega enfrenta una creciente presión internacional por sus violaciones a los derechos humanos y la represión de la oposición política y otros sectores nacionales, como las iglesias, la sociedad civil y los medios independientes. Mientras Ortega utiliza la política exterior para desviar la atención de los problemas internos, su dictadura sigue enfrentando críticas, denuncias y evidentes retrocesos por la falta de libertades civiles y la persecución de disidentes.
Además, la vinculación del régimen sandinista con países y movimientos considerados hostiles por Occidente, como Irán y Hezbolá, Afganistán y China, impulsa un mayor aislamiento internacional, en medio de la defensa política sandinista. Esto, sumado a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, podría agravar la crisis económica y social que atraviesa Nicaragua. Porque, a pesar de la firmeza del discurso de Murillo, esto es por mucho una paradoja inherente. Retórica contradictoria ante la realidad propia.
Comunicado del Poder Legislativo de Nicaragua:
A nivel interno, el discurso de Murillo, que mezcló la política internacional con eventos culturales y más de 1,000 celebraciones sandinistas en todo el territorio para impulsar la normalidad este fin de semana, refleja el esfuerzo del régimen sandinista por mantener su narrativa de resistencia frente al "imperialismo" mientras refuerza el control sobre la población mediante un uso propagandístico de la política exterior. Entonces, la decisión de romper relaciones diplomáticas con Israel forma parte de una estrategia más amplia del régimen de Ortega para consolidar su imagen como defensor de los pueblos oprimidos y reforzar su retórica antiimperialista, aunque con un costo significativo en términos de aislamiento internacional y deterioro de su economía interna.
Transcripción de las declaraciones de Rosario Murillo, viernes 11 de octubre de 2024:
"Muy buenas tardes, compañero, y muy buenas tardes, querida familia de nuestra Nicaragua bendita, soberana, siempre digna, siempre libre, y siempre solidaria con los pueblos que luchamos con dignidad, por derechos, por justicia y verdad, por la dignidad humana.
Esta mañana se ha realizado una importante sesión en el Parlamento Nicaragüense de repudio y rechazo, condena al gobierno fascista genocida, no a su pueblo, porque como pueblos, como familia humana, nos queremos y respetamos todas las comunidades del mundo. Es al gobierno fascista y genocida de Israel, que está aplicando políticas de exterminio contra un pueblo grande, valeroso, valiente, un pueblo digno con el que nos hemos hermanado siempre. Están aplicando crímenes de guerra.
Por eso decimos, gobierno fascista, genocida, criminal de guerra. Hemos condenado, hemos repudiado, hemos rechazado desde el Parlamento Nicaragüense, y se ha pedido al Presidente de la República que rompa relaciones con ese régimen fascista, genocida y criminal de guerra. Nunca con la familia y el pueblo de Israel, sino con el régimen y el sistema genocida que aplica impunemente como punta de lanza de esos regímenes imperialistas y colonialistas de lo que llaman primer mundo. ¿Qué clase de primer mundo? Política de exterminio. Al fascismo lo condenamos, lo repudiamos, lo rechazamos, y nos hermanamos con los pueblos combatientes en Palestina, en Líbano, en tanto grandes, valiosos y valerosos pueblos amenazados hoy, aparte de la destrucción y el genocidio en Palestina, en Líbano y otros grandes y valerosos pueblos amenazados por el fascismo, por el genocidio, las políticas genocidas del gobierno de Israel.
Nuestro presidente ha instruido a la Cancillería de la República acatar esa solicitud del Parlamento Nacional y proceder a la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno fascista y genocida de Israel. Política de odio extremo, la crueldad vista e impaciente del mundo entero, política de genocidio, de exterminio impune. ¡Qué increíble! ¿Y para qué sirven entonces esos llamados organismos internacionales que condenan a quienes no se subordinan? No nos subordinamos a los imperialistas de la Tierra. Iremos impasibles ante el genocidio, la intención de exterminar a pueblos luchadores, combatientes, por la justicia, por la verdad, por los derechos. ¡Qué barbarie! El Presidente ha instruido proceder a la ruptura de relaciones, y lo más probable es que en las próximas horas se esté conociendo el decreto que garantiza el cumplimiento de esa instrucción de nuestro jefe de Estado y de nuestro organismo parlamentario".
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