El disidente y pensador, exdirigente estudiantil en su juventud, abandonó las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el año 1979 y, durante los ochenta, sufrió persecución por criticar los abusos del régimen de entonces. Su posición crítica le ha valido el reconocimiento de muchos estudiantes y profesionales, pero también el ostracismo en ciertos círculos académicos y políticos. Fue despedido de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) por "posturas incorrectas contra el buen Gobierno", según autoridades de la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
En una tarde que parecía común en el barrio El Pilar, en el Distrito 3 de Managua, la vida del sociólogo y profesor Freddy Quezada dio un giro inesperado y siniestro. Hombres vestidos de civil, cuyas identidades aún se desconocen pero que se presume podrían estar vinculados a la Policía Nacional, irrumpieron en su hogar, esposándolo y llevándoselo con un destino desconocido hasta el momento. Este hecho, que tuvo lugar el miércoles 29 de noviembre de 2023, ha generado consternación y denuncias por parte de diversas organizaciones y figuras públicas cercanas al exdocente, quienes exigen la pronta liberación del ilustrado que, a sus 65 años de edad, se ha destacado como un brillante e insubordinado intelectual a lo largo de su vida, según sus propios estudiantes y colegas.
Quezada, reconocido excatedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), la extinta Universidad Centroamericana (UCA) y la también desaparecida Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI), entre otras, ha transitado un camino marcado por la valentía y la oposición al régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Su trayectoria como dirigente estudiantil en su juventud y su posterior desvinculación del sandinismo en 1979 fueron el preludio de décadas de lucha contra las injusticias perpetradas por la administración del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Durante la década de los ochenta, Quezada sufrió persecución por denunciar los abusos del régimen sandinista, construyendo así una reputación de disidencia que persistiría a lo largo de los años. Sin embargo, fue en el año 2018 cuando su compromiso con la verdad y la defensa de los derechos estudiantiles le costó su puesto como docente en la UNAN-Managua. El profesor se solidarizó con los estudiantes durante las protestas sociales de ese año, enfrentándose abiertamente al régimen y cuestionando la represión gubernamental.
Según fuentes que solicitaron anonimato, consultadas por el equipo de COYUNTURA, la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas de dicha Alma Mater decidió retirarlo de su cargo como docente permanente de carreras como Comunicación para el Desarrollo y Antropología -en donde Quezada impartía materias como Metodología de la Investigación y Análisis del Discurso- por supuestas "posturas incorrectas" en contra de la administración orteguista.
Este miércoles, Quezada fue arrancado de su hogar por individuos vestidos de civil, según relatos de su hija, Adriana Quezada, quien denunció el secuestro a través del periodista y exreo político Miguel Mendoza en la plataforma X. A pesar de que se informó a la familia que el docente había sido trasladado a la Estación No. 3 de la Policía Nacional en Managua, hasta la madrugada del 30 de noviembre no se pudo confirmar dicha información, generando angustia y desconcierto entre sus seres queridos.
La Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) y la organización no gubernamental Aulas Abiertas – Las Américas, dedicada a la defensa de los derechos universitarios, se sumaron a las denuncias a través de sus cuentas en las redes sociales digitales. Aulas Abiertas subrayó la falta de fundamentos legales en el arresto, resaltando que otros 40 docentes de la misma universidad también fueron despedidos por apoyar las protestas desde 2018.
La Iniciativa Puentes por los Estudiantes de Nicaragua (IPEN), una organización dedicada a la defensa de los derechos estudiantiles, expresó su solidaridad con Quezada a través de un comunicado. En este, denunciaron la detención arbitraria del catedrático como una violación a la libertad académica, subrayando que su arresto es un atentado contra un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática.
IPEN hizo un llamado urgente a las autoridades competentes para liberar al profesor Quezada, respetar su integridad física y emocional, y poner fin a la persecución sistemática contra la comunidad universitaria que abraza el compromiso con la verdad y la diversidad de pensamiento. Este llamado se extendió a la comunidad centroamericana e internacional, y a todas las personas comprometidas con la libertad y la justicia, instándolas a unirse en la demanda por la liberación inmediata del catedrático y a rechazar enérgicamente cualquier forma de persecución política en contra de la comunidad universitaria nicaragüense.
Freddy Quezada no es solo un nombre en una denuncia, sino un individuo con una vida, una familia y una trayectoria académica y activista. A sus 65 años, Quezada, conocido por su espíritu crítico y su compromiso con el pensamiento independiente, ha enfrentado adversidades desde su juventud. Despedido en 2018 por alzar la voz contra la represión gubernamental, su secuestro actual parece ser la culminación de una historia de desafío a un régimen que ha marcado su vida de múltiples maneras.
Hasta el momento, el paradero de Quezada sigue siendo una incógnita, alimentando la incertidumbre y la preocupación entre sus allegados y la opinión pública. La versión oficial, que indica su traslado a una cárcel, no ha sido confirmada, dejando en entredicho la transparencia y veracidad de la información proporcionada a la familia por el oficialismo.
Las voces de denuncia se multiplican en redes sociales y organizaciones internacionales, resaltando la persecución continua contra aquellos que osan expresar su desacuerdo con el régimen. La detención de Quezada no solo ataca su integridad física y emocional, sino que arroja luz sobre la persistente política represiva hacia quienes ejercen su derecho a la libertad de expresión. Ya serían, con él, al menos 92 mujeres y hombres detenidos por razones políticas en Nicaragua, incluso desde antes de 2018.
El secuestro de Freddy Quezada no es un hecho aislado, sino una manifestación más de la creciente represión en Nicaragua. La comunidad académica, las organizaciones defensoras de derechos humanos y la sociedad civil se unen una vez más en un grito colectivo exigiendo la liberación inmediata del catedrático y el cese de la persecución política en contra de la comunidad universitaria. En este oscuro capítulo de la historia nicaragüense, la libertad académica y el derecho a la disidencia se encuentran en juego, recordándonos la importancia de defender valores fundamentales para el florecimiento de una sociedad democrática.
"No le hicieron a la dictadura nada adentro, ahora menos estando afuera. No lograron ni siquiera que les reembolsara el depósito por el alquiler del local que les expropiaron los Ortega-Murillo. Hasta ahí llegaron de inútiles e incapaces esa recua de burócratas", dijo Quezada el 18 de noviembre sobre la "salida" de Nicaragua de la Organización de los Estados Americanos (OEA). "'Nicaragua deja la OEA, pero la OEA no deja a Nicaragua'. Frase de borrachitos", agregó el sociólogo sobre un titular de Confidencial al respecto.
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