El papel de la Unidad de Política Limpia, encargada de supervisar el financiamiento y la transparencia de los partidos políticos, también está en tela de juicio por estos días. A pesar de los esfuerzos por garantizar la equidad en el uso de fondos y el cumplimiento de las regulaciones electorales, la institución enfrenta desafíos significativos en su capacidad para llevar a cabo su mandato de manera efectiva. Las críticas hacia la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos (UFTF) resaltan su aparente falta de recursos y capacidades para cumplir con sus funciones de manera adecuada, lo que plantea interrogantes sobre su eficacia y relevancia en el proceso electoral, el cual no ha iniciado oficialmente, pero que ya cuenta con al menos tres precandidaturas del oficialismo.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Tegucigalpa, Honduras
En el más reciente tramo del calendario político hondureño, el escenario se ha teñido de intensas contiendas internas dentro del partido oficialista Libertad y Refundación (Libre), donde, a poco más de 10 meses del proceso interno, varias figuras clave ya buscan asegurar su posición de cara a las elecciones primarias del próximo 09 de marzo de 2025. En este contexto, los precandidatos presidenciales han protagonizado eventos políticos de magnitudes notables, marcados por una retórica encendida y estratégicas alianzas. Las recientes apariciones de la exsecretaria de Finanzas, Rixi Moncada, y del diputado del Congreso Nacional, Jorge Cálix, han agitado las aguas políticas en Honduras. Ambos contendientes han comenzado sus campañas -a más de 320 días de las internas- con un despliegue mediático considerable, destacando por opulentos escenarios y una presencia destacada en los principales canales de televisión del país centroamericano, buscando capturar la atención de una audiencia ansiosa por las propuestas políticas, y un aparente "rejuvenecimiento" del oficialismo, tras un primer período con muchos tropiezos y desaciertos. El trasfondo de estas campañas no solo refleja una competencia por la nominación del partido Libre para las elecciones generales de noviembre de 2025, sino que también revela tensiones internas y estrategias políticas que delinean el futuro del partido y, por ende, el panorama político nacional.
La figura de Moncada, respaldada por el influyente caudillo Manuel Zelaya Rosales, encarna la continuidad del proyecto político que actualmente lidera el país. Su candidatura no solo cuenta con el apoyo explícito de la presidenta Xiomara Castro, sino que también ha sido anunciada en cadena nacional como la opción preferida del Gobierno, con recursos públicos, para mantener el rumbo de las políticas implementadas hasta el momento. Por otro lado, la candidatura de Cálix representa un desafío dentro del propio partido. Aunque su trayectoria ha estado marcada por desencuentros y acusaciones de traición, el diputado ha logrado consolidar una base de apoyo que lo respalda en su búsqueda por la nominación presidencial. Su discurso, enmarcado en críticas al status quo y una promesa de renovación, con medidas más "progresistas" y hasta "anti-dictatoriales" atrae a sectores que buscan un cambio en la dirección del partido y del Estado.
Sin embargo, las tensiones entre los seguidores de Moncada y Cálix evidencian divisiones profundas dentro de Libre. Los recuerdos de disputas anteriores, como la elección de la presidencia del Congreso Nacional en 2022, aún resuenan en el partido, alimentando suspicacias y rivalidades que podrían influir en el resultado de las elecciones primarias. Además de las luchas internas, la contienda política en Honduras también enfrenta desafíos institucionales, especialmente en lo que respecta al financiamiento y la transparencia de las campañas. La Unidad de Política Limpia, encargada de fiscalizar el cumplimiento de las leyes electorales, enfrenta críticas por su falta de recursos y capacidad para garantizar una competencia justa y equitativa entre los contendientes. La inminencia de las elecciones primarias plantea interrogantes desde ya sobre el futuro político de Honduras. ¿Prevalecerán las tensiones internas en el partido Libre o se logrará alcanzar una unidad que fortalezca su posición de cara a las elecciones generales? ¿Qué papel jugarán las instituciones encargadas de velar por la transparencia y equidad en el proceso electoral, cuando el pitazo inicial no ha sonado? Estas incógnitas, junto con el pulso entre Moncada y Cálix, marcarán el rumbo político del país en los meses venideros. Se suma la impopular candidatura de Rasel Tomé, también legislador de Libre en el Congreso Nacional.
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