Tegucigalpa, Honduras
Desde 2014, Honduras estaba cambiando, pero de cártel del narcotráfico.
Los Hernández Alvarado hicieron lo que tenían que hacer para eliminar los carteles rivales del narcotráfico y consolidar una ruta propia. Así lo demuestran análisis de bases de datos de las acciones judiciales emprendidas durante los gobiernos nacionalistas desde principios de siglo, las extradiciones facilitadas por la administración de Juan Orlando Hernández y testimonios recogidos en el terrenos sobre la caída de los grandes grupos de narcotráfico de principios de siglo.
Una de las primeras traiciones ocurrió en 2013, cuando después de recibir de él sobornos y facilidades para crecer en el narcotráfico local, los hermanos Hernández empezaron a cavar la tumba política de Alexander “Chande” Ardón, el alcalde de El Paraíso, Copán.
De esa traición, a la que siguió la persecución a la otra gran organización de tráfico en el occidente hondureño, la de los Valle Valle, hablan en detalle agentes de inteligencia e investigadores citados por fiscales estadounidenses en un documento de acusación presentado en agosto de 2019 al juez que siguió la causa contra Tony Hernández.
Ahí, las fuentes aludidas dan cuenta de que Juan Orlando Hernández pidió al alcalde Ardón que no se reeligiera en 2013, ya que el de El Paraíso y sus actividades de narcotráfico habían adquirido demasiada notoriedad, lo que podía traer problemas políticos a las intenciones presidenciales de Hernández, que noviembre de ese año se presentó como candidato a la jefatura del Ejecutivo en los comicios de noviembre.
Una fuente estadounidense y un ex miembro de la Policía Nacional de Honduras —hoy sirve como testigo en una investigación criminal sobre las acciones de Hernández — aseguraron a RI que el entonces candidato presidencial aceptó y además donó treinta millones de lempiras (alrededor de US$1.2 millones) para la campaña de Hernández y las de los candidatos del Partido Nacional en Copán. A cambio, el clan Hernández ofreció proteger las rutas de “Chande” y blindarlo de una eventual extradición.
El pacto funcionó un buen tiempo. De hecho, una vez en la presidencia, Juan Orlando Hernández emprendió una persecución contra Los Valle Valle, cuyo centro de operaciones era su pueblo natal de El Espíritu, también enclavado en las montañas de Copán, separado unos 50 kilómetros de El Paraíso por montes escarpados.
En esta esquina del occidente hondureño, aledaña a Guatemala, le geografía permitió que tanto Ardón como Los Valle mantuvieran sus rutas sin chocar los unos con el otro. Era, como lo describe un investigador hondureño que persiguió a ambos, una paz acordada entre narcos. Pero Ardón tuvo algo que Los Valle nunca tuvieron: acceso directo a la política. Por eso, el de El Paraíso duró más tiempo; hasta que los Hernández lo traicionaron.
En el proceso de depuración emprendido desde el gobierno, de hecho, el cartel más golpeado por detenciones y extradiciones fue el de Los Valle Valle. Los Cachiros, adelantándose a una posible traición de los Hernández, ya habían negociado desde antes y se convirtieron en informantes de la DEA. Después de Los Valle Valle y Los Cachiros las detenciones se enfilaron contra el Cartel del Atlántico y Carlos Arnaldo “Negro” Lobo.
No obstante, la mayoría de personas detenidas y llevadas ante la justicia de Estados Unidos se entregaron en el extranjero, lo cual sugiere que escapaban de algo en Honduras.
El análisis estadístico muestra que Juan Orlando Hernández enfatizó su lucha en los cuatro carteles que con más frecuencia aparecieron vinculados tanto a Tony Hernández como al presidente de Honduras, según las declaraciones ofrecidas en la Corte del Distrito Sur de Nueva York.
JOH quería controlar solo sin sus financistas
Los Valle Valle tenían construida una fortaleza social desde Chapelones, una aldea cercana a El Espíritu, ahí donde había una posta policial que era el filtro para entrar a su territorio. Esta unidad policial ahora está cerrada.
Luego del golpe de Estado de 2009, la división territorial de las rutas del narcotráfico se mantuvieron en el departamento de Copán: Chande Ardón dominaba en El Paraíso y San Antonio y Los Valle en las montañas de El Espíritu. En 2014, cuando el nuevo presidente de Honduras tomó posesión, las cosas cambiaron.
La primera extradición ocurrió en mayo de 2014, cuando el gobierno de Hernández extraditó al Negro Lobo para que enfrentara cargos por importación de cocaína en el Distrito Sur de Florida.
Tony Hernández advirtió a los Valle Valle que querían extraditarlos. Cuando los de El Espíritu supieron que había una orden del más alto nivel para matarlos con el fin de quedarse con su plaza, reforzaron su seguridad, pero el entonces jefe policial Ramón Sabillón los detuvo sin autorización del mandatario hondureño. Eso le costó a Sabillón la destitución como jefe policial pese a que contaba con la bendición de Estados Unidos.
Sabillón los detuvo y les decomisó evidencia que incriminaba a los Hernández Alvarado.
Un escrito de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, que consta en el proceso criminal nysd-1: 2015-cr-00379-505411 del Juicio de Tony Hernández, revela: “El imputado explicó que miembros del cártel de Los Valles le habían presentado a los proveedores de cocaína colombianos y que quería recibir algunos cargamentos de cocaína en Honduras sin la ayuda de Los Valles. El imputado y (Alexander Ardón) acordaron recibir los envíos en el oriente de Honduras, en la región de Mosquitia o en el Departamento de Colón en la costa atlántica, y luego transportar las drogas hacia Honduras”.
En 2015 Los Cachiros y Yani Rosenthal se entregaron a la justicia de Estados Unidos; ese mismo año fue extraditado “Don H hacia Estados Unidos.
En 2017, se entregó Fabio Lobo, hijo del expresidente Lobo Sosa, y en 2018, fue detenido en Estados Unidos Juan Antonio Hernández; en 2019, sintiéndose traicionados por Juan Orlando Hernández, el exalcalde Alexander Ardón y más tarde Geovanny Fuentes, se entregaron a la justicia de Estados Unidos.
Las plazas más golpeadas con las extradiciones fueron las de Copán, Colón, Choloma y San Pedro Sula, la misma ruta de la que pensó apropiarse Juan Orlando Hernández para conectar directamente con Guatemala.
Pero antes y después de la entrega de los narcos, hubo un rosario de crímenes y masacres sin resolver. El 7 de agosto de 2012, la policía detuvo a José Natividad Pereira Luna, alias Chepe Luna. Solo dos días más tarde Chepe Luna era puesto en libertad por el sistema judicial de Honduras. Fue asesinado dos años después.
Aun con las extradiciones y entregas, el poder de JOH no ha sido absoluto en el mundo criminal como sí en la política. JOH no ha podido acceder completamente al control de zonas que aún controlan Valle Valle y Chande (Alexander Ardón) y mientras tanto en la zona norte, los Rosenthal fueron orillados a entregarse a la justicia estadounidense, pero Yani Rosenthal volvió para competir por la presidencia de la República.
LEA LA SERIE DE NARCOPOLÍTICA: ¿Quién maneja el narcotráfico en Honduras después de los juicios de Nueva York?
Un trabajo de Reporteros de Investigación
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