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La ascendente epidemia de dengue en Nicaragua desafía al sistema de salud

La falta de información detallada sobre la incidencia en hospitalizaciones y casos graves en todo el territorio nicaragüense aumenta la incertidumbre en las familias y en los profesionales de la salud sobre la capacidad de respuesta del sistema. Nicaragua se encuentra entre los países de mayor tasa de contagio en América, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Managua, Nicaragua
Ilustración de Coyuntura
Ilustración de Coyuntura

La amenaza del dengue sigue acechando a Nicaragua, con un aumento alarmante de casos que casi alcanza los 70,000 contagios en solo siete meses del año 2023. Ante esta preocupante situación, el Ministerio de Salud (MINSA) emitió una serie de recomendaciones para contener la propagación de la enfermedad y proteger a la población. Además, según información verificada por la Redacción de COYUNTURA, la entidad estatal ha iniciado una nueva estrategia de abatización y otros métodos de control larvario en las últimas semanas. Sin embargo, la falta de información detallada sobre la incidencia en hospitalizaciones y casos graves genera ya incertidumbre y cuestionamientos sobre la capacidad de respuesta del sistema de salud del país centroamericano.


De acuerdo con datos recuperados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Nicaragua ya registra el 49 % de todos los casos de dengue en Centroamérica y México. Hasta mediados de julio de 2023, el país acumuló 68,630 casos, superando a naciones vecinas como Honduras, Guatemala, Belice, Costa Rica, El Salvador y Panamá.


La magnitud del problema no es solo preocupante en términos absolutos, sino también en relación con la tasa de contagios por cada 100,000 habitantes. Según estadísticas de la OPS, Nicaragua se encuentra en la cuarta posición a nivel continental, con una tasa de 974 casos por cada 100,000 habitantes. Brasil, Bolivia y Belice lideran este preocupante ranking, lo que resalta la gravedad del problema en la región.


Las autoridades sanitarias del país se han visto en la obligación de emitir recomendaciones para combatir la propagación del dengue. Estas medidas se centran en la eliminación de criaderos de mosquitos en comunidades y barrios, la sensibilización sobre la epidemia mediante visitas casa por casa, la aplicación de larvicida en depósitos de agua y fumigaciones programadas de acuerdo con el comportamiento de la enfermedad.


Sin embargo, la población y los profesionales de la salud han mostrado su preocupación ante la falta de información detallada proporcionada por el MINSA en sus informes epidemiológicos. Las cifras sobre hospitalizaciones y casos graves desarrollados por el dengue no han sido comunicadas, generando dudas sobre la verdadera magnitud de la epidemia y la capacidad de respuesta del sistema de salud nicaragüense, principalmente en zonas de alto impacto salubre en municipios de Managua, Masaya, Rivas, León, Jinotega y la Costa Caribe Norte y Sur.


Es importante destacar que, por primera vez en tres años, se ha registrado una muerte por dengue en el país centroamericano, lo que agrega una capa adicional de gravedad a la situación. En el año 2019, Nicaragua reportó 186,173 casos de dengue y 30 personas fallecidas. A partir de ese momento, los casos se redujeron en 2020 y 2021, pero desde 2022, el país ha experimentado un aumento constante en los contagios.


Según documentación revisada por el equipo de COYUNTURA, esto puede atribuirse a la interacción de diversos factores. El ciclo epidémico natural del dengue, influenciado por cambios climáticos como temperaturas más altas y precipitaciones, podría haber impulsado la proliferación de mosquitos vectores. La movilidad humana, tanto nacional como internacional, podría haber propagado el virus a nuevas áreas. Además, el control insuficiente de los mosquitos vectores y la posible disminución de la inmunidad de la población podrían haber contribuido al aumento de la transmisión.


En ese sentido, es fundamental abordar estos factores mediante estrategias de prevención, control de vectores y educación pública para mitigar la propagación del dengue en Nicaragua.


Según los últimos boletines epidemiológicos disponibles hasta la semana 26 de 2023, el MINSA reporta entre 3,300 y 4,300 casos semanales de dengue. En comparación, en 2022, el promedio de casos semanales oscilaba entre 1,500 y 1,900.


La OPS ha señalado que el incremento de las enfermedades víricas transmitidas por mosquitos en algunos países de Centroamérica se debe a la estacionalidad y el aumento de las lluvias durante el segundo semestre de 2023. Este fenómeno impacta especialmente en las áreas endémicas del dengue, donde se ha evidenciado un aumento en la incidencia de la enfermedad.


La falta de información detallada sobre esa incidencia y la propagación del dengue en Nicaragua dificulta el desarrollo de estrategias efectivas para combatir la epidemia. La situación es particularmente preocupante en los departamentos de Managua, Jinotega, Matagalpa, Granada, León, Rivas y Chinandega, que han reportado el mayor número de contagios.


Aunque la zona del Pacífico y centro de Nicaragua es la más afectada, también se han registrado casos en la Costa Caribe, incluyendo Bilwi, Las Minas, Caribe Sur y Zelaya Central.


El informe "Actualización epidemiológica del dengue en la subregión de Centroamérica" publicado por la OPS en julio del año 2023 señala que los casos registrados en la semana 29 del año son 1.4 veces superiores a los del mismo periodo de 2022 y 1.2 veces superiores al promedio de los últimos cinco años. Esto refleja la seriedad del aumento de casos en Nicaragua y la necesidad de medidas efectivas para contener la propagación del dengue.


Esta epidemia representa un desafío significativo para el sistema de salud del país centroamericano y pone en riesgo la salud y bienestar de la población. Es urgente que las autoridades sanitarias proporcionen información detallada y actualizada para facilitar la toma de decisiones y la implementación de estrategias eficaces para enfrentar esta creciente amenaza.


La prevención y el control del dengue requieren esfuerzos coordinados y sostenidos por parte de todos los actores involucrados, desde las instituciones de salud hasta la población en general. La eliminación de criaderos de mosquitos, la sensibilización sobre la enfermedad y el uso de medidas preventivas adecuadas son fundamentales para evitar más contagios y proteger la salud de la población nicaragüense. Solo a través de una acción conjunta y decidida se puede hacer frente a esta grave situación y revertir la tendencia creciente de casos de dengue en el país.


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