En medio de imparables tensiones políticas y sociales, la administración de Nicaragua, encabezada por el sandinista Daniel Ortega, declaró a la juventud del país como "Patrimonio Nacional" mediante el decreto presidencial número 08-2024. Esta proclamación llegó en un momento crítico, a pocos días del 45 aniversario de la Revolución Ciudadana de 1979, y ha sido recibida con escepticismo por una población que enfrenta graves problemas de seguridad, corrupción y deficiencias en servicios esenciales.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
El régimen sandinista de Nicaragua, liderado por el mandatario de casi 80 años Daniel Ortega, ha declarado a la juventud del país centroamericano como "Patrimonio Nacional". Esta decisión, materializada a través del decreto presidencial número 08-2024, resalta el papel crucial que la juventud ha jugado históricamente en la nación centroamericana, según cita el Diario Oficial - La Gaceta. Sin embargo, este reconocimiento oficial contrasta marcadamente con la percepción de la realidad política y social que prevalece entre la población nicaragüense; incluso en los más jóvenes dentro del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El decreto presidencial, firmado por Ortega el pasado domingo 14 de julio de 2024, describe a la juventud como "valerosa y valiosa", subrayando su papel en la "formación ininterrumpida de conciencia nacional" y su "inquebrantable determinación de luchar para vencer la pobreza". Ortega enalteció a las y los jóvenes como los protagonistas de una "nueva historia" que vive Nicaragua, destacando su papel en la construcción de un futuro próspero y justo, pero sin mencionar la clausura masiva del espacio educativo a nivel nacional para el sector más joven, o los más de 30 detenidos de menos de 35 años entre los 149 presos políticos contabilizados hasta la fecha.
Este acto de reconocimiento se produce en un contexto significativo: a pocas horas del 45 aniversario de la Revolución Ciudadana armada que, el 19 de julio de 1979, derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
Nicaragua va muy mal
A pesar del tono optimista del decreto presidencial, los datos recopilados por la organización Hagamos Democracia pintan una imagen más sombría de la realidad nicaragüense. Un sondeo realizado a 200 personas en 20 municipios del país reveló que el 78.2 % de los encuestados se sienten inseguros, y el 95.4 % considera que la criminalidad ha aumentado. Esta percepción de inseguridad y el alto nivel de violencia registrado en todo el territorio se debe en parte a la ausencia de políticas públicas efectivas de seguridad, con fuerzas públicas que, según el informe, están más enfocadas en respaldar al grupo en el poder y contener la disidencia. El problema de la inseguridad se agrava con la percepción generalizada de corrupción, y los altos índices de impunidad en todas las municipalidades. El 85.3 % de las y los encuestados afirma conocer actos de corrupción en sus localidades. Los tipos de corrupción más mencionados incluyen el nepotismo (27.2 %), la malversación de fondos públicos (26.6 %), y el uso indebido de bienes públicos (24.3 %). Estos flagelos, según analistas y jóvenes consultados por esta Redacción, están estrechamente vinculados al poder local, ejercido en su totalidad por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
La juventud, declarada ahora Patrimonio Nacional, enfrenta serias dificultades en los ámbitos de la educación, el empleo y la salud. Según el informe de Hagamos Democracia, aunque el 81.2 % de los encuestados están estudiando, más de la mitad califica la calidad educativa como "mala". Este dato refleja un sistema educativo deficitario, controlado por el oficialismo, y afectado por factores políticos y la falta de docentes capacitados. Solo el 23.9 % de los encuestados valoran positivamente la calidad de la educación actual.
Por otro lado, el sistema de salud pública tampoco recibe mejores calificaciones. El 42.2 % de los encuestados considera que es malo, y el 20.8 % lo califica como "muy malo". Solo el 33 % otorgan una valoración positiva. La deficiencia en los servicios de salud pública obliga a muchos nicaragüenses a recurrir a servicios privados, lo que afecta negativamente la calidad de vida y la economía de las personas.
Ni dentro del Frente la juventud es respetada, y menos valorada
En medio de las celebraciones del "45/19", con caravanas, conciertos, mañanas y tardes "rotonderas", y mucho alcohol y gritos para "revivir" la gesta que en realidad no fue sandinista, el equipo de COYUNTURA logró obtener las declaraciones de tres jóvenes no tan contentos, cuyos semblantes y palabras demuestran que detrás de la narrativa oficialista hay cientos sencillamente en la sin remedio.
"Carlos", joven autodenominado activista del FSLN en Managua, dijo: "A pesar del reconocimiento oficial, sabemos que la realidad es diferente. La juventud enfrenta desafíos diarios que el buen Gobierno no puede ignorar. La falta de más casas y la inseguridad son problemas que necesitamos resolver urgentemente. Aunque me enorgullece ser parte de esta fiesta, de este buen porvenir, también nuestro comandante debe saber que necesitamos otros cambios para mejorar nuestras condiciones y la vida. No seguir en el pasado; ver al frente, con el Frente".
"Nos quieren con una mordaza rojinegra. Así se siente", comentó "María", estudiante de la carrera de Comunicación para el Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y miembro de la Juventud Sandinista y la Red de Jóvenes Comunicadores. Es por mucho quizás su comentario más fuerte en una larga conversación en una rotonda de Managua. Andaba tomando fotografías la mañana del jueves 18 de julio de 2024. "No te confundas. Es un honor ser declarados Patrimonio Nacional, porque las exigencias pueden tener más impacto, y los logros más lógica, pero esto debe ir acompañado de acciones concretas. En nuestras comunidades, la educación y la salud están en retroceso todavía. Muchos de mis compañeros están abandonando los estudios porque no ven un futuro prometedor La gente se está yendo", agregó.
"Aquí me tienen y mañana voy para otro lado. No siento que nos valoren", dijo "Eva", otra miembro de la Juventud Sandinista, desde otro punto de la capital, con el Sol justo arriba de ella.
Y es así cómo la declaración de la juventud como Patrimonio Nacional de Nicaragua llega en un momento en que la percepción de la población sobre su seguridad, desarrollo, y bienestar está marcada por la desconfianza y el descontento. Mientras el sandinismo celebra los "logros y el espíritu de la juventud", las y los jóvenes y la sociedad en general enfrentan desafíos significativos en su vida diaria. No hay nada que celebrar, pero sí muchísimo por lo que trabajar.
Este contraste entre el discurso oficial y la realidad vivida por los nicaragüenses resalta las complejidades de un país que, a pesar de sus aspiraciones de justicia y prosperidad, lucha contra problemas arraigados de inseguridad, corrupción y deficiencias en servicios esenciales como la educación y la salud. La juventud, valorada oficialmente por su papel en la historia y en la construcción de un presente y futuro mejor, sigue siendo una fuerza vital en Nicaragua. Sin embargo, su potencial pleno solo se podrá alcanzar cuando los problemas estructurales que afectan al país sean abordados de manera efectiva.
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