En un intento por controlar la narrativa tras el parricidio del niño Hollman Gaitán en Nicaragua, el régimen sandinista permitió que la madre del único acusado -hermano de la víctima- ofreciera su versión en una rueda de prensa, donde evocó su dolor y victimización, mientras intentaba diluir la evidente responsabilidad de su hijo, quien incluso escondió el cadáver de su consanguíneo cuando le buscaban en su comunidad. Según una criminóloga, es una evidente estrategia del Estado para "suavizar el impacto mediático del crimen" y desviar la atención de las fallas institucionales, en un caso marcado por la represión, el silencio y detalles psicológicos y hasta religiosos sobre el criminal confeso.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
El miércoles 25 de septiembre de 2024 comenzó el juicio oral y no tan público contra Edward Gaitán Gallegos, un joven de 21 años acusado de haber asesinado a su hermano menor, de solo siete años de edad, Hollman Ariel Gaitán Medina. Los hechos ocurrieron en Catarina, Masaya, a poco más de 30 kilómetros de la capital, el domingo 18 de agosto, cuando el niño fue brutalmente asfixiado tras haber sido golpeado en la cabeza por su hermano, según la Fiscalía de Nicaragua.
El caso ha sacudido -como ningún otro en años- a la opinión pública, y sigue generando hasta la fecha un intenso debate sobre las circunstancias que rodearon el crimen y el futuro del acusado. "Diabólico". "Su cuenta de TikTok es muestra". "Imperdonable. Era su sangre". Todos parecen tener una opinión al respecto. Incluso sobre el físico de Gallegos.
Durante el juicio, Edward Gaitán participó a través de videoconferencia. Por primera vez desde que se conocieron los hechos, mostró signos de remordimiento, lloró incesantemente y expresó su arrepentimiento por el asesinato de su hermano. "Me siento profundamente arrepentido por lo que he cometido", dijo con la voz entrecortada, añadiendo: "Me equivoqué". Junto al silencio, estas palabras resonaron en la Sala 10 de los Juzgados de Masaya, donde su madre, Ana Gisela Gallegos, observó con angustia y las manos unidas en oración mientras su hijo pedía perdón.
El caso ha sido tratado con especial atención por la Fiscalía, que solicita la imposición de la pena máxima de cadena perpetua. Argumentan que la naturaleza del crimen, perpetrado mediante asfixia, implica una crueldad especial, dado el tiempo y esfuerzo necesarios para quitarle la vida al niño. Además, la Fiscalía sostiene que Edward Gaitán planeó el asesinato, lo que agrava aún más el delito de parricidio.
Un asesinato premeditado
Los informes policiales y los testimonios presentados en el juicio, a los que tuvo acceso esta Redacción, sugieren que Edward Gaitán habría premeditado "con bastante tiempo" el crimen. El día del crimen, el 18 de agosto, aprovechó que el menor de edad estaba jugando solo en el porche de la vivienda en la que ambos habitaban, y lo llamó a su cuarto, donde cerró la puerta con llave, aunque no se ha especificado sí estos estaban solos en la casa.
Posteriormente, lo golpeó en la cabeza con una piedra, lo dejó inconsciente y procedió a asfixiarlo hasta la muerte. Luego, envolvió el cuerpo en bolsas plásticas y lo ocultó debajo de su cama, con la intención de deshacerse de él en un "momento más oportuno" y supuestamente "de noche". Sin embargo, el creciente interés de entonces por encontrar al niño frustró sus planes. Hollman fue buscado por su papá desde la noche del domingo, hasta la tarde del lunes, cuando las sospechas se hicieron realidad. En ese sentido, el comportamiento de Edward tras el crimen también ha sido objeto de escrutinio. Testimonios de amigos y familiares indican que, mientras la familia lloraba la desaparición del menor y se organizaban las búsquedas, Edward permanecía distante, jugando videojuegos en su celular y, según algunos testigos, incluso sonriendo mientras recibía mensajes falsos sobre el paradero del niño. Estos detalles han generado aún más indignación y desconfianza hacia el joven.
Las tías del niño asesinado, Fátima y Soraya Medina, revelaron detalles que complicaron aún más el panorama. Según ellas, desde el inicio de la búsqueda de Hollman, notaron "comportamientos extraños" en Edward. Fátima, en particular, sospechaba que el joven estaba involucrado en la desaparición del niño. "Él se reía cuando miraba el celular, y salían noticias falsas sobre el paradero de mi sobrino", comentó Fátima durante una entrevista. A pesar de estas sospechas, la familia continuó buscando al niño sin imaginar el desenlace que se avecinaba.
Las tías del niño asesinado subrayaron públicamente su repudio hacia el crimen y exigen justicia para Hollman. "Él (Edward) no tenía derecho de haberle quitado la vida a mi sobrino", dijo Soraya Medina, mientras que Aura Medina expresó: "Este crimen atroz ha dejado un temor profundo en nuestros niños, que ahora no pueden dormir". La familia espera que la justicia nicaragüense imponga una "sentencia ejemplar", y la Fiscalía, por su parte, sigue firme en su posición de solicitar cadena perpetua.
La defensa pidió 10 años
Por otro lado, el abogado defensor de Edward, Ricardo Flores, ha pedido que se considere la pena mínima de 10 a 15 años, argumentando que se trató de un "parricidio simple" y que su cliente no tiene antecedentes penales. Flores ha solicitado que el juez valore la confesión de Edward, quien se ha declarado culpable "desde la acusación formal" y ha expresado su arrepentimiento. Según el abogado, el joven estaba sometido a un ambiente de maltrato, lo que pudo haber influido en sus acciones. Sin embargo, estos argumentos han sido recibidos con escepticismo tanto por la Fiscalía como por la familia de la víctima.
El defensor también ha solicitado que, en caso de ser condenado, Edward cumpla su sentencia en el Sistema Penitenciario de Granada, una petición que está siendo considerada por el juez a cargo del caso. Esperan que no sea trasladado a Tipitapa, donde el oficialismo ha torturado durante varios años a disidentes y crimínales comunes. Pero la solicitud en realidad fue hecha por la madre del acusado, Ana Gisela Gallegos, quien ha mostrado un profundo dolor y arrepentimiento por lo sucedido, aunque su apoyo hacia su hijo permanece intacto.
La lectura de la sentencia está programada para el martes 01 de octubre, y el país espera con gran expectativa el veredicto. El caso de Edward Gaitán Gallegos, por mucho, ha puesto en evidencia las complejidades del sistema judicial nicaragüense y ha suscitado preguntas sobre la influencia de factores como el maltrato familiar y la salud mental en los crímenes violentos.
El Estado no permite ver a Edward
Durante una reciente rueda de prensa controlada por el régimen sandinista, la madre de Edward, el principal implicado en una tragedia que ha conmocionado a la comunidad y al país centroamericano, dentro y fuera del territorio nacional, compartió su profundo dolor y "confusión" por los eventos que han llevado a su hijo a ser visto "como un monstruo". Con lágrimas en los ojos, expresó: "Esto es una tragedia que embarga a ambas familias... como mi hijo que tenía un futuro exitoso. No sé qué le pasó a mi hijo".
La madre, quien destacó la separación familiar iniciada por el divorcio de ella y el papá del acusado y la víctima, afirmó que a pesar de sus circunstancias, siempre mantuvieron comunicación. "Éramos una familia feliz... siempre teníamos contacto", dijo, aludiendo a los buenos momentos compartidos, incluso después de su separación. Sin embargo, también reveló que la llegada de una nueva pareja en la vida de su exesposo alteró el ambiente familiar. "A raíz de que esta señora llegó a la vida del padre de mis hijos, todo cambió... se sentía un ambiente hostil".
En su relato, la madre insistió en que Edward era un niño educado y con aspiraciones. "Él aprendió inglés, estaba estudiando japonés... era un niño normal, un niño que quería salir adelante", dijo. Su desazón fue palpable cuando declaró: "Quiero saber qué pasó, por qué surgió esta desgracia en la vida de mi hijo". Subrayó también que el Sistema Penitenciario Nacional -controlado por el oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)- no le ha permitido ver a su hijo, y que seguramente "la está pasando mal" adentro.
Finalmente, la madre también ofreció palabras de condolencia a la madre del niño asesinado, reconociendo que ambas familias están sumidas en el dolor: "Yo perdí a mi hijo también... tener una persona privada de libertad es como que no exista". Su intervención concluyó con una emotiva reafirmación de su amor por Edward: "Mamá te ama, siempre te he amado y siempre te voy a apoyar hasta el final".
"No hay una respuesta concisa", dijo Ana Gallegos, sobre las razones por las cuales no se les ha permitido, a ella o a su abogado, ver a Edward. "No nos dicen porque no podemos verlo; por este y esto, y esto otro. Solamente (dicen) 'esperen, esperen, esperen'. Llegamos a las siete de la mañana y nos venimos a las cinco de la tarde. Todo el día. Simplemente soy una madre que quiere ver a su hijo", enfatizó Gallegos.
"El objetivo de hoy (la rueda de prensa) es para que ustedes sepan que no me dejan verlo", señaló.
Otro caso sensible manipulado por la justicia sandinista
Lo que nos deja ver todo esto sobre el actuar del Estado, según una criminóloga hondureña consultada por COYUNTURA bajo la condición de anonimato por seguridad, es un "patrón claro de manipulación y control de la narrativa en casos sensibles", como este. El régimen sandinista utiliza los medios de comunicación oficialistas para moldear la percepción pública y "suavizar" las tensiones en torno a crímenes que generan gran impacto social. No obstante, en este caso no ha sido posible del todo.
Al realizar una búsqueda básica en Google con los términos "Edward Gaitán Gallegos" o solo "Edward Gaitán" es posible acceder al menos a 100 publicaciones sobre el todavía acusado.
El enfoque claramente ha estado dirigido al victimario, no a la víctima o a los sucesos en sí, porque los resultados en torno a Hollman son relacionados a su alerta de búsqueda, que no tardó ni 24 horas vigente, hasta encontrarlo sin vida.
Para la fuente consultada por este medio, la madre de Edward, al tomar parte en una rueda de prensa bajo el control del régimen sandinista, adopta un tono de victimización tanto hacia su hijo como hacia la familia, mientras evoca su propio sufrimiento. El hecho de que se enfatice su duelo, en paralelo al de la otra familia, revela un esfuerzo por desviar la atención de los hechos violentos hacia un relato más emocional. Además, el discurso repetitivo y confuso, sumado a las constantes justificaciones de su hijo como un "niño educado y normal", refuerzan la estrategia de diluir la responsabilidad individual del joven involucrado en el crimen. El Estado permitió que la madre diera su versión a través de los canales que controla, lo cual también refleja una táctica para suavizar el impacto mediático y evitar que se generen cuestionamientos directos al sistema o a la forma en que la justicia ha manejado el caso.
Finalmente, se percibe un intento del Estado de silenciar las que podrían ser las verdaderas causas del conflicto -violencia familiar, o incluso responsabilidades sociales derivadas- al permitir que la madre hable solo en términos emocionales y familiares, sin profundizar en aspectos legales o responsabilidades estatales y personales, mientras mantiene en un segundo plano la posibilidad de exponer fallos institucionales o sociales que puedan haber contribuido a la tragedia.
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