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Josimar Téllez: "El temor al pensamiento y a la palabra es la horma en el zapato de la dictadura"

Josimar Téllez González, exiliado nicaragüense y líder de SOS Nicaragua-Holanda, comparte su experiencia tras huir de la represión de Daniel Ortega en 2022. Actualmente activo en la coordinación de exiliados, destaca la necesidad de unidad entre los nicaragüenses en el extranjero. A pesar de su afiliación a la Unión Democrática Renovadora (UNAMOS), enfatiza el compromiso con la causa democrática por encima de la afiliación partidista. Téllez aborda el papel del exilio en la lucha por la libertad, resalta la lección de la resistencia del 09 de febrero y plantea la importancia de cambiar la cultura política para construir una democracia basada en la participación ciudadana y los derechos humanos.


Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

Ámsterdam, Países Bajos
Fotografía cortesía
Fotografía cortesía


La vida de Josimar Téllez González dio un giro intenso en abril del año 2022, al tener que trasladarse a miles de kilómetros de su país natal para escapar de las garras de la represión de Daniel Ortega, quien ya había privado de libertad a su hermano Muammar Vado, de 25 años de edad, también a sus amigos y a colegas de la organización política en la que milita desde hace siete años: la Unión Democrática Renovadora (UNAMOS), anteriormente conocida como Movimiento Renovador Sandinista (MRS). Téllez, de 34 años de edad, es convencional de UNAMOS y recientemente participó en el proceso interno para elección de cargos de dirección nacional.


Téllez González se exilió en Países Bajos y, lejos de sucumbir al silencio, asumió un papel fundamental al frente de SOS Nicaragua-Holanda.


Desde su liderazgo en dicho espacio cívico, Josimar ha emprendido acciones concretas para apoyar a las y los nicaragüenses que buscan protección internacional en ese país, que ya son más de un centenar, según el activistas. Pero su misión va más allá de la solidaridad, la denuncia y la incidencia internacional: busca empujar un cambio democrático en su país desde donde se encuentra.


En esta entrevista detallada con el equipo de COYUNTURA, Téllez enfatiza su compromiso "inquebrantable" con la causa de la democracia y la defensa de los derechos humanos en el país centroamericano, elevando su voz por encima de su afiliación partidista. Sin escatimar sinceridad, comparte sus visiones y propuestas para reconfigurar la narrativa de la lucha cívica nicaragüense desde el exilio. Además, su enfoque ofrece una perspectiva que, más allá de las circunstancias difíciles, demuestra el poder transformador de la resistencia convertida en acción. "El 09 de febrero nos dejó una lección. La dictadura no es intocable, no es invencible, cede cundo está acorralada", dice a este medio.


Pregunta. ¿Cuándo y cómo te exiliaste?


Respuesta. Llegué a Países Bajos el 21 de abril del año 2022. Dejé a muchos de mis amigos y a mi hermano Yaser Vado, quien fue condenado a 13 años de prisión. Esta ruptura y esta salida forzada del país me afectó bastante, como a todos los exiliados, pero eso lo convertí en fuerza.


Desde abril de este año me integre a la coordinación de SOS Nicaragua-Holanda, donde hemos venido rescatando temas muy importantes a través de la generación de propuestas de trabajo con la comunidad de exiliados nicaragüenses, haciendo un esfuerzo por cohesionar y unir, no solo a los nicaragüenses en este país, sino también en otros países de la Unión Europa, enviando un mensaje de solidaridad y de esperanza con Nicaragua.


P. ¿Qué funciones desempeñas desde esta coordinación?


R. Rescatar temas muy importantes para poder enfrentar el exilio forzado, porque no podemos hablar de otros temas cuando nosotros no hemos sido capaces de poder reestructurar nuestras vidas, y de poder creer en la mejor Nicaragua posible. Además, para que desde el exilio podamos seguir generando acciones que puedan tener un impacto, no solo dentro de Nicaragua, sino también en la comunidad internacional. El trabajo desde la coordinación ha sido para cohesionar y unificar a la comunidad de nicaragüenses que se encuentra exiliada en este país.


P. ¿Cuántos nicaragüenses se han exiliado en Países Bajos?


R. En el proceso de solicitud de asilo político hay aproximadamente 120 nicaragüenses. Muchos ya obtuvieron su estatus de protección temporal o ya aprobaron su asilo político. Acá los nicaragüenses tenemos un porcentaje de aprobación bastante alto y es debido a que la comunidad nicaragüense ha tratado de continuar generando acciones que demuestren el compromiso con el tema de los derechos humanos, de la justicia, la memoria y la democracia en Nicaragua. Ha sido todo un desafío darle a conocer a mucha gente la situación de Nicaragua para seguir generando nuevos contactos y crear alianzas estratégicas. Yo pienso que entre más aliados tengas en estos procesos de búsqueda de justicia, es mejor.


Yo me vine el año pasado y solo tenía un par de contactos aquí. Poco a poco fui haciendo propuestas, tratando de visualizar que desde el exilio podemos seguir generando acciones de solidaridad con las víctimas de la represión. Tratar de seguir poniendo en la palestra pública de la comunidad internacional lo que está sucediendo en nuestro país, desde una plataforma que no solo tenga demandas sino que también que genere propuestas.


Ya no nos vemos partidarios de una organización política, sino como nicaragüenses. Tampoco podemos motivar o incentivar a la gente a que continúe en la lucha si no somos capaces de brindarles algún tipo de asistencia o acuerpamiento durante estos procesos.


P. ¿Aún formas parte de UNAMOS?


R. Sigo organizado en UNAMOS. Actualmente soy convencional y candidato a uno de los cargos directivos del partido. También estamos dentro de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) tratando de hacer los esfuerzos de unidad, que ojalá se logren establecer. Desde la posición individual siempre estoy activo en redes sociales en una labor de denuncia constante.


P. ¿Qué otros cambios has observado en UNAMOS además de las modificaciones en las siglas y el nombre?


R. Cambió la forma de vernos entre nosotros mismos, de percibirnos. El nombre de Renovador Sandinista nos daba una narrativa ligada directamente al sandinismo. Y habíamos personas que, por ejemplo yo en 1990 tenía dos años, no teníamos nada que ver con el proceso de la supuesta revolución sandinista. Más que todo para mí fue la traición a un pueblo que tenía esperanzas de cambio, de libertad, de democracia, de progreso.


Eso se traicionó por una agenda política, marxista-leninista, con la cual nosotros no nos sentimos identificados. No representa mis valores. En enero de 2021 la gran mayoría de los convencionales decidimos cambiarle el nombre de MRS a UNAMOS.


P. ¿Por qué elegiste a UNAMOS como casa política?


R. En el 2016 cuando se conformó la Coalición Nacional (CN) por la Democracia con el Partido Liberal Independiente (PLI), en ese momento el MRS era parte de la misma alianza. Yo llegué a una manifestación por iniciativa propia y me topé con gente que no conocía. De repente, uno de los muchachos se me acercó y me preguntó mi nombre y que si quería seguir participando en esa actividad y obviamente le dije que sí.


Con el tiempo me dijo que era del MRS, y me invitó a uno de los congresos de la Juventud Renovadora y en ese momento terminé afiliado a UNAMOS. Y mi hermano (Yaser) también. Así entendimos que, más que estar organizados en un partido político, se trataba de tener una trinchera en la cual podés dar la batalla por la democracia de Nicaragua.


P. ¿Cómo te afectó el encarcelamiento y destierro de tu hermano?


R. Actualmente se encuentra en Estados Unidos. Fue liberado y posteriormente desterrado en el vuelo de los 222 presos políticos. Él estuvo 15 meses en prisión, desde el 6 de noviembre de 2021 hasta el 09 de febrero. La noticia de su excarcelación fue una mezcla de sentimientos y un choque de emociones. Todas estas personas tenían derecho a ser libres en nuestro país. Todos tenemos derecho a ser libres.


Estoy contento porque ahora puedo hablar con él a pesar de que estamos distanciados por miles de kilómetros, pero siempre unidos en el mismo sentir y en la visión de nación que es la que nos ha llevado a comprometernos hasta el día de hoy con Nicaragua.


P. ¿Qué significado tiene para vos luchar junto a tu hermano en una crisis como la que actualmente atraviesa Nicaragua?


R. Empecé con interés muy grande por el tema político de Nicaragua desde antes del año 2018. Desde el 2014 que te escuchaba a ti en el programa "El Estallido", en Radio Corporación, yo era uno de tus oyentes. (Ríe). Me gustaba mucho escuchar programas de opinión, de información. Todo indicaba que el país iba por un mal camino.


"En el 2016 nos dimos cuenta que era necesario organizarnos para poder detener lo que ya estaba pasando"


Mi hermano era un estudiante de Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y tuvimos una formación que nos permitió tener una visión más amplia de la situación política. En el 2016 nos dimos cuenta que era necesario organizarnos para poder detener lo que ya estaba pasando, los atropellos hacia los derechos humanos y el sistema electoral controlado por el orteguismo. Nos dijimos que tenemos que hacer algo.


P. ¿Ambos provienen del sandinismo?


R. Yo crecí en una casa donde mi papá fue sandinista. Mi mamá no era sandinista, solo simpatizante, pero con el paso de los años fuimos cuestionándonos. Creo que hay que insubordinarse con uno mismo y Abril nos enseñó a emanciparnos con nosotros mismos. No podemos ser leales a un partido. No podemos anteponer lealtad, más que leales a un partido o a una ideología, somos leales a nuestros principios democráticos. Creemos en la libertad de expresión, de manifestación, creemos en un sistema que no necesariamente tiene que decirnos cómo debemos de pensar, cómo debemos de hablar y cómo debemos actuar.


"Abril nos enseñó a emanciparnos con nosotros mismos"


P. ¿Por qué ahora que estás en el exilio aspiras a un cargo de dirección nacional?


R. Ya son siete años organizado. Me he sentido golpeado por esos 18 meses de exilio. Anterior al 2018 tenía muchos planes de vida pendientes y durante los años de lucha, de represión y resistencia, vivía en un estado de emergencia constante. Pero me siento contento porque hasta el día de hoy aquí estamos, en una realidad y un contexto diferente, con las misma fuerza de voluntad para continuar adelante por la Nicaragua linda que todos queremos.


Me postulé para un cargo dentro de la directiva nacional. Aunque somos un partido en el exilio se trata más que todo de cómo podemos los nicaragüenses dentro y fuera crear alianzas estratégicas y encontrar nuevas formas de continuar nuestra lucha en este nuevo contexto y en esta nueva etapa. Quiero ser un agente de unidad, poder realmente cohesionarnos, no solo desde una organización política sino como nicaragüenses. Esto que estas haciendo vos, por ejemplo, preguntarle a la sociedad nicaragüense, tanto dentro como fuera, qué podemos hacer, dónde estamos, hacia dónde vamos, y a dónde queremos llegar.


P. ¿Qué pasa si no sales electo en tu partido?


R. Quede o no quede, mi compromiso sigue, para trabajar con la comunidad en este contexto de exilio, buscando generar acciones y enviarle un mensaje de esperanza al pueblo que no tiene la posibilidad de alzar su voz.


P. ¿Qué reflexiones te dejan este año en el ámbito personal y político?


R. A pesar de todo lo que ha ocurrido durante los últimos años y de la escalada que se ha agravado con el tiempo, lo que ocurrió el pasado 09 de febrero nos dejó una gran lección a todos. Eso nos indica de que la dictadura no es intocable, no es invencible. Cede cuando se ve presionada, cuando se ve acorralada.


Por mucho poder que el régimen pueda proyectar dentro de Nicaragua, fuera de la frontera no son más que un régimen acorralado, aislado, que le teme a la voces críticas, le teme a la iglesia católica, le teme al pensamiento libre, a la libertad de cátedra. En términos políticos es lo más importante que podemos aprender de este año.


El temor al pensamiento, a la palabra crítica es la principal horma en el zapato de la dictadura y es algo que nosotros lo tenemos ganado. No van a poder callarnos, no han logrado callarnos y por mucho que intenten continuar aplastando el pensamiento y la palabra esa batalla nosotros la tenemos ganada.


P. ¿Qué te atreves a pronosticar para el año 2024?


R. Para el año 2024 debemos continuar reforzando nuestros posicionamientos, nuestros planteamientos, ya no solo en la labor de la denuncia y de pedir presión a la comunidad internacional, sino también buscando otras alternativas para una lucha pacífica a largo plazo, dentro y fuera de Nicaragua. Somos y seguiremos siendo nicaragüenses. En donde quiera que estemos hay una Nicaragua latiendo en cada uno de nuestros corazones.


P. ¿Consideras que se están construyendo las base o los principios para una democracia?


R. En Nicaragua se necesita un cambio en la cultura política. Democracia no es simplemente ir a las urnas cada cinco años y depositar el voto por un alcalde o un presidente. Sin una participación activa y consciente de la ciudadanía no se puede hacer democracia. Mi propuesta es que podamos educarnos en el sentido político para que podamos entender que no se puede desarrollar un país sin la participación de su gente.


"No se puede desarrollar un país sin la participación de su gente. Los cambios se dan desde las bases y el interés colectivo"


Si nosotros no nos involucramos en política, no tenemos la capacidad de cuestionar a nuestras autoridades. Si no creemos en el poder de la colectividad y el poder de la organización popular y social no vamos a poder transformar a nuestro país. Estamos acostumbrados a que los cambios vengan desde arriba hacia abajo y es todo lo contrario. Los cambios se dan desde las bases y los intereses de la gente.


P. ¿Qué debe cambiar en el país para que algo diferente ocurra?


R. Cambiar los métodos violentos para resolver los problemas por una cultura de paz. Que ya no existan antagonismos históricos que vienen desde la época poscolonial; liberales contra conservadores, después, somocistas contra antisomocistas, ahora sandinistas y antisandinistas. Sino, una Nicaragua donde podamos reconstruir el tejido social y que por primera vez tengamos una conciencia de Nación y trabajar por el bienestar verdadero de todos, el bien común verdadero, no el bien común de unos cuantos.


Eso pasa por una transformación profunda del sistema político, desde la búsqueda de la justicia. No una justicia superflua, sino profunda y transicional, que nos permita retomar la bandera que se quiso en los años 90 y no se pudo, donde aquel que haya cometido crímenes de lesa humanidad y que se demuestre, pueda también pagar. No podemos hablar de democracia sin justicia, van de la mano.


P. ¿Cómo involucras en ese proceso a las personas que aún sostienen a la dictadura?


R. Es sencillo. No es atacando, ni denigrando, ni llamando sapos a los partidarios del gobierno. Si lo vemos desde la auto reflexión ¿por qué deshumanizamos a los demás?. Es la retroalimentación de un lenguaje que al final termina generando más división. Es el momento de pensar en que estas personas también quisieran ver algo diferente en este lado.


 "Tenemos que cesar los discursos contraproducentes por uno que genere acercamiento"


Es decir, si yo no soy capaz de demostrarte a vos que como opositor puedo hacer las cosas mejor que el partido que gobierna, entonces yo no tengo ninguna propuesta diferente. Tengo que demostrarte que lo que yo quiero para el país, para tu familia, para tus hijos, para tu futuro, es lo mejor.


Todo el mundo en Nicaragua quiere empleo, todos quieren prosperidad, educación de calidad, desarrollo agroindustrial, vivir en auténtica paz. Ya nadie quiere seguir callando lo que piensa y lo que quiere. Yo puedo decirte de que lo vamos a lograr únicamente con el apoyo de todos. Tenemos que cesar los discursos contraproducentes que no generan más que polarización, por uno que genere acercamiento con ese tipo de personas.


P. ¿Qué hay que mejorar del lado opositor?


R. Ya basta de deliberar. Hay una falta de pragmatismo enorme. Hemos tenido todas las oportunidades para poder acabar con este sistema desde el año 2018. Pero, más que culpar o señalar errores lo que trato es de apelar a un pragmatismo político que nos permita a todos entender que si no generamos unidad en la acción, y no hacemos algo en concreto no vamos a poder salir de este ciclo.


Pasamos tanto tiempo deliberando que nos olvidamos de las cosas más importantes que es generar una unidad monolítica en la acción, olvidándonos de los temas ideológicos y los sectarios porque en este momento no tiene ningún sentido el tema de las luchas ideológicas en Nicaragua. Eso ya pasó.


P. ¿No te da la impresión de que siempre sobresale el tema ideológico?


R. Son ciertos sectores de la oposición que al final no tienen una propuesta nación y quieren continuar polarizando a la oposición. Al final esto solo le favorece al régimen. Yo pienso que ya no tiene sentido porque la gran mayoría de los nicaragüenses no se siente identificado por un partido político. Algunos van a decir que se sienten de derecha o de izquierda.


P. Y, ¿en qué posición ideológica te ubicas vos?


R. Yo me considero de centro. Yo no estoy comprometido ni con una agenda de izquierda, ni con una agenda de derecha. En este momento solo quiero lo mejor para Nicaragua.


P. Sin embargo tu partido se asume "progresista".


R. Por una parte. Podría definirme como progresista, pero por encima de todo estoy comprometido con los derechos humanos, la democracia y la libertad, por encima de todas las cosas. Los derechos humanos son inalienables, no son exclusivos de ningún tipo de agenda política o ningún tipo de ideología.


Nota del Editor: Las votaciones internas de UNAMOS se realizaron durante la segunda semana de noviembre de 2023, dando como resultado la elección de Luis Blandón como presidente ejecutivo de dicho partido en el exilio. Téllez González no obtuvo ningún cargo y, según información extraoficial, fue una de las personas que menos votos alcanzó.

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