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Humberto Ortega Saavedra, prisionero de su hermano Daniel, hasta la muerte

Después de varios meses bajo el régimen de casa por cárcel, por orden del binomio dictatorial de Nicaragua, Humberto Ortega Saavedra, histórico estratega militar del sandinismo y acusado por crímenes de lesa humanidad por disidentes e historiadores, murió la madrugada de este lunes. Pero, ¿tendrá honores de Estado?


Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Managua, Nicaragua
Quien en vida fue Humberto Ortega Saavedra en una imagen de archivo | Fotografía de Getty Images
Quien en vida fue Humberto Ortega Saavedra en una imagen de archivo | Fotografía de Getty Images

La madrugada de hoy, lunes 30 de septiembre de 2024, el exjefe del Ejército de Nicaragua, Humberto Ortega Saavedra, falleció a los 77 años en el Hospital Militar Escuela "Dr. Alejandro Dávila Bolaños" en Managua. La noticia fue confirmada por el cuerpo médico militar del régimen, que en un escueto comunicado detalló que el general sufrió un paro cardiorrespiratorio a la 01:55 a.m., y a pesar de las maniobras de resucitación, fue declarado muerto a las 02:30 a.m.


Sin embargo, la comunicación oficial se hizo pública más de ocho horas después del deceso, lo que ha suscitado cuestionamientos sobre la transparencia de la información en el contexto del régimen actual.


Humberto Ortega, hermano menor del dictador Daniel Ortega, tuvo un papel crucial en la historia reciente de Nicaragua. Su trayectoria estuvo marcada por un inicio complicado en el ámbito militar, ya que enfrentó un grave accidente en 1969 que lo dejó con secuelas físicas y lo apartó de los combates guerrilleros que habían caracterizado a su familia. Sin embargo, su aguda mente estratégica le permitió convertirse en un destacado líder dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Tras el derrocamiento la dictadura somocista en 1979, se consolidó como el segundo hombre más poderoso en Nicaragua, solo detrás de su hermano.


Humberto Ortega Saavedra (izquierda) en una imagen de archivo | Fotografía de Getty Images
Humberto Ortega Saavedra (izquierda) en una imagen de archivo | Fotografía de Getty Images

A lo largo de la década de los ochenta, Humberto Ortega se destacó no solo por su liderazgo militar, sino también por su capacidad para profesionalizar las fuerzas armadas en el país. Tras la derrota electoral del FSLN en 1990, se convirtió en el primer jefe militar en una Nicaragua democrática, un papel que asumió con responsabilidad en un contexto donde la transición política era aún frágil. Sin embargo, su relación con el régimen de su hermano se fue deteriorando con el tiempo, especialmente tras sus críticas hacia la gestión de Daniel Ortega y su cuñada, Rosario Murillo.


El cautiverio de Humberto Ortega


Desde mayo de 2024 Humberto Ortega fue sometido a una especie de "casa por cárcel" después de dar una entrevista en la que cuestionaba la línea de sucesión del régimen y la falta de liderazgo en su familia. En esta entrevista, el exjefe del Ejército hizo un análisis crítico sobre la política de sucesión que se estaba gestando, señalando que sin su hermano, el liderazgo del FSLN quedaría huérfano. Estas declaraciones generaron una reacción inmediata por parte del gobierno, que, temeroso de su influencia y de una posible revuelta, decidió aislarlo.


El deterioro de su salud fue evidente durante su aislamiento. Con problemas cardíacos y llagas en las piernas, Humberto Ortega fue víctima de la negligencia médica, que, según fuentes cercanas, se intensificó durante su arresto domiciliario. Aunque se le asignó un equipo médico para monitorear su salud, la atención recibida fue insuficiente. En un estado crítico, fue trasladado de urgencia al hospital militar, donde finalmente perdió la vida.


La relación entre Humberto Ortega y el régimen de su hermano ha sido siempre compleja. Si bien ambos compartían un pasado guerrillero y un vínculo de sangre, las diferencias políticas y de liderazgo se volvieron más marcadas con el tiempo. Humberto, conocido por su pragmatismo y su visión estratégica, no solo cuestionó abiertamente a Daniel Ortega, sino que también desafió el ascenso de Rosario Murillo en la línea de sucesión. Su crítica fue considerada una afrenta intolerable, particularmente por Murillo, quien había estado trabajando para posicionar a su hijo, Laureano Ortega, como su sucesor.


Este conflicto de intereses dentro de la familia Ortega ha sido un factor determinante en la política nicaragüense. Mientras Daniel Ortega se aferra al poder, Murillo ha intentado consolidar su influencia, lo que ha llevado a tensiones palpables. La muerte de Humberto Ortega puede verse como la culminación de una lucha interna en la que las lealtades familiares se han puesto a prueba por ambiciones políticas.


Humberto Ortega deja un legado controversial en la historia de Nicaragua. Desde su papel en la Revolución nicaragüense de 1979, hasta su trayectoria como líder militar en la era democrática, su vida estuvo marcada por decisiones que influyeron en el rumbo del país. A pesar de sus desacuerdos con el régimen actual, su contribución a la profesionalización de las fuerzas armadas y su estrategia en la guerra civil es reconocido por muchos, incluso por aquellos que hoy se oponen al gobierno.


Sin embargo, su muerte, solo horas después de haber sido trasladado al Hospital Militar, también ilustra las complejidades del poder en Nicaragua, donde las lealtades familiares y políticas a menudo chocan de manera dramática. La rapidez con que el régimen ha eliminado a voces disidentes, incluso dentro de su propia familia, es una muestra del autoritarismo que caracteriza al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.


Humberto Ortega no es el primer líder histórico del FSLN que ha muerto bajo circunstancias de prisionero; el general Hugo Torres Jiménez, otro exguerrillero, también falleció en febrero de 2022, en prisión, por la falta de atención médica adecuada.


A medida que se inician los preparativos para su funeral, la pregunta que queda en el aire es si su legado afectará la dinámica de poder dentro del régimen sandinista y si su muerte provocará alguna reflexión interna sobre el camino a seguir en Nicaragua. La complejidad de las relaciones familiares, unida a la dura realidad política, hace que el futuro del país sea incierto, y Humberto Ortega, con su vida y su muerte, se convierte en un símbolo de las tensiones que continúan moldeando la historia nicaragüense. Pero, ¿lo despedirán con los honores del Estado y el Ejército?


 

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