Desde su retorno del exilio en 1990, Michael Healy desempeñó un papel destacado en la vida agrícola y empresarial de Nicaragua. Involucrado en la Asociación de Productores de Caña de Azúcar de Rivas (APROCARI) desde principios de los años 90, ocupó diversos cargos, incluyendo la presidencia de la Junta Directiva de dicha entidad entre 1991 y 1993. También fue parte de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (UPANIC), y será recordado como el último presidente electo del ahora extinto Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) del país centroamericano.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
Este jueves 25 de enero de 2024, el empresario y excarcelado político nicaragüense, Michael Healy, falleció en Ciudad de Panamá. La noticia fue confirmada por familiares y amigos a varias redacciones independientes en el exilio, quienes revelaron que Healy sufrió un infarto mientras se encontraba en Panamá para iniciar un nuevo trabajo como representante para Latinoamérica de una empresa de agroquímicos que lo acababa de contratar.
Michael Healy fue una figura destacada en la escena política y empresarial nicaragüense. Electo como presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) en septiembre de 2020, su mandato fue abruptamente interrumpido cuando, en octubre de 2021, fue arrestado por la dictadura encabezada por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Esta detención marcó el inicio de un período difícil para Healy y el sector privado del país centroamericano, que culminó con una condena de trece años de prisión en mayo de 2022 por cargos fabricados por el régimen sandinista, y la cancelación de la personalidad jurídica del COSEP y varias de sus cámaras.
La detención de Healy se llevó a cabo con violencia por parte de la Policía Nacional, en manos de Ortega. Este arresto no solo representó una fractura en la relación que anteriormente existía entre el empresariado y el régimen, sino que también marcó el segundo presidente del COSEP arrestado en menos de seis meses, junto a José Adán Aguerri.
Durante su tiempo en prisión, Healy experimentó condiciones difíciles. Compartió celda con otras figuras, como Aguerri y Pedro Joaquín Chamorro, todos encarcelados por motivos políticos. A pesar de las adversidades, Healy mantuvo su buen ánimo, según informaron familiares y amigos consultados por el equipo de COYUNTURA en aquel entonces. Su madre, Esperanza Lacayo de Healy, falleció en diciembre de 2020, y la confiscación de propiedades y la imposibilidad de dar sepultura en el cementerio familiar añadieron más sufrimiento a su situación.
"Mike", como le llamaba la comunidad LGBTIQ+ y el sector estudiantil de Nicaragua por ser considerado un hombre fisicamente atractivo e inteligente, además de su destacado papel en la arena política, tenía una sólida trayectoria empresarial. Proveniente de una familia arraigada en la tierra, se dedicó a la producción de caña de azúcar y plátanos en Nicaragua. Su conexión con el sector agrícola lo llevó a ocupar roles de liderazgo, desde la Asociación de Productores de Caña de Azúcar de Rivas (APROCARI) hasta la presidencia de la Unión de Productores Agropecuarios (UPANIC).
En 1990, tras regresar del exilio con su familia, asumió la administración de la finca familiar, una propiedad con una rica historia que se remontaba a dos siglos. Sin embargo, esta propiedad y otras fueron objeto de confiscación y toma por parte del régimen sandinista, cuando intensificó la persecución contra Healy y cientos de disidentes políticos. En medio de la crisis social, humanitaria y política generada por la masacre orteguista a la llamada "Rebelión de Abril" que inició en el año 2018, Healy propuso la idea del "aterrizaje suave". Planteó que era necesario dialogar con el régimen de Ortega para evitar un enfrentamiento que solo llevaría al deterioro del país. Esta postura reflejaba su preocupación por la libertad, justicia y democracia que la ciudadanía nicaragüense exigía, pero fue tomada tanto bien como mal por varios sectores.
Michael Healy en un vídeo del 04 de septiembre de 2020:
La represión contra Michael Healy no se limitó a su detención y encarcelamiento. Desde 2018, su familia y propiedades sufrieron la persecución del régimen Ortega-Murillo. La confiscación de tierras, incluyendo las fincas Chatilla, Santa Lucía y El Zopilote, pertenecientes a la madre de Healy, marcó otro golpe devastador. Una de esas propiedades, con más de dos siglos en manos de la familia, fue arrebatada de manera violenta, generando un dolor adicional a la ya difícil situación de Healy. La condena a trece años de prisión y su destierro a los Estados Unidos de América (EE.UU.) en febrero de 2023, junto con la confiscación de bienes y su desnacionalización, formaron parte de una estrategia sistemática del régimen para silenciar a opositores y empresarios críticos.
Después de ser desterrado en 2023 junto con 221 presas y presos políticos del sandinismo, Healy comenzó una nueva etapa en su vida. A punto de cumplir un año de su liberación, se embarcó en una nueva oportunidad laboral como representante para Latinoamérica de una empresa de agroquímicos. Sin embargo, su viaje a Panamá se vio truncado por un infarto, que terminó cobrándole la vida.
En las semanas previas a su fallecimiento, Healy había compartido momentos alegres en una cena privada, según una amiga de la familia. Este trágico desenlace deja un vacío en la escena política y empresarial nicaragüense, recordando a todos los desafíos y persecuciones que enfrentó a lo largo de su vida.
La noticia del fallecimiento de Michael Healy generó diversas reacciones en el ámbito político y empresarial. La excarcelada política Ana Margarita Vijil expresó su dolor y sorpresa por la muerte de Healy, recordando el tiempo compartido en prisión.
La detención de Healy en octubre de 2021 se produjo en un contexto político tenso, marcado por la represión del régimen de Ortega contra la oposición y el empresariado crítico. La escalada represiva llevó a la captura de varios líderes empresariales, incluido el propio Healy, bajo acusaciones que muchos consideraron fabricadas. La Organización de Estados Americanos (OEA) expresó su grave preocupación por la situación en Nicaragua y demandó la liberación de presos políticos y el respeto a los derechos humanos en aquel entonces. Sin embargo, el régimen continuó su estrategia de intimidación, como se evidenció en la citación y posterior detención de Healy y otros dirigentes empresariales.
La muerte de Michael Healy deja un legado marcado por la lucha por la libertad, la justicia y la democracia en Nicaragua. Su trayectoria refleja los desafíos enfrentados por aquellos que se oponen al régimen autoritario de Ortega. La confiscación de propiedades, la persecución política y la represión sistemática han dejado una cicatriz en la sociedad nicaragüense.
El futuro político y empresarial de Nicaragua se ve desafiado por la falta de condiciones democráticas y la represión constante. La comunidad internacional, incluidas las organizaciones de derechos humanos y los Gobiernos extranjeros, deben continuar el llamado de atención sobre la situación en el país y exigir cambios significativos que restauren la libertad y el respeto a los derechos fundamentales. La muerte de Michael Healy no solo es una pérdida para su familia y amigos, sino también para la lucha por un Nicaragua libre, democrático y pensante. La memoria de su valentía y compromiso persistirá -más allá de sus fallas como sector privado- como un recordatorio de los desafíos enfrentados por aquellos que buscan la justicia y la libertad en circunstancias adversas. Otro hombre pensante nos ha dejado.
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