La recientemente designada embajadora sandinista en Zimbabue, Nadeska Cuthbert, apareció sonriente junto a Sheynnis Palacios, la actual Miss Universo, durante un evento humanitario en una comunidad africana. Este fue oficialmente el primer acercamiento público entre un representante del régimen de Daniel Ortega y la reina de belleza nicaragüense, apenas un día después de que Palacios recibiera una serie de vituperios en los medios oficialistas.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Epworth, Zimbabue
Para que Nadeska Cuthbert, embajadora de Nicaragua en Zimbabue desde hace un mes, pudiera asistir a la inauguración de los pozos de agua potable en Epworth, una comunidad situada a 20 kilómetros al sureste de Harare, la capital del país africano, tuvo que consultar directamente con sus superiores en El Carmen, Managua. La razón de esta consulta era la presencia de una destacada compatriota en el evento: la actual Miss Universo, Sheynnis Palacios. Aunque no se ha confirmado si el Estado nicaragüense fue patrocinador de los pozos de agua, Cuthbert acaparó la atención mediática y apareció en todos los medios de Zimbabue y en los del exilio nicaragüense, pero no en los oficialistas de su país.
La falta de cobertura en los medios rojinegros no pasó desapercibida, especialmente en un país donde la propaganda del régimen suele amplificar cualquier evento que pueda ser utilizado como una herramienta de legitimación. El contraste fue notable: mientras Cuthbert se mostraba sonriente junto a Palacios en una misión humanitaria que podría haber sido celebrada como un logro diplomático, en Nicaragua, los principales medios alineados con el gobierno mantenían un silencio absoluto. La noticia ni siquiera apareció en "El Cotilleo" del oficialista Viva Nicaragua - Canal 13. Este vacío informativo ocurrió apenas un día después de que la misma Miss Universo fuera objeto de un ataque virulento en el portal El 19 Digital, escrito por el propagandista del régimen, conocido como "Stalin Centeno".
Un encuentro en marcha, tras un ataque virulento
Mientras Sheynnis Palacios cumplía con su agenda internacional en Zimbabue, el régimen de Ortega-Murillo intensificaba una campaña de desprestigio en su contra. El 19 de agosto, el portal oficialista El 19 Digital publicó un artículo titulado "¿La llorona patriótica?", en el que Stalin Centeno, un propagandista del régimen, desató una serie de insultos contra la actual Miss Universo. Centeno la calificó de "reina chiflada" y "descerebrada", acusándola de formar parte de una "jugada política internacional" destinada a desestabilizar al régimen sandinista en Nicaragua.
Este ataque no fue una ocurrencia espontánea de Centeno. Dado que el contenido y el tono del editorial debieron contar con la aprobación de El Carmen, la residencia y sede de operaciones de la familia presidencial, es evidente que el ataque estaba cuidadosamente calculado. En Nicaragua, donde cada palabra de la prensa oficialista está medida y aprobada, este ataque no fue la excepción. Es probable que ya hubieran considerado el itinerario de la gira de Palacios en África.
Mientras Centeno publicaba su diatriba en El 19 Digital y en Canal 4, a miles de kilómetros de distancia, en Harare, la embajadora nicaragüense Nadeska Cuthbert se preparaba para participar en el evento público junto a Palacios. En menos de 24 horas, el régimen sandinista pasó de un ataque grosero en su prensa oficial a permitir un encuentro o un acercamiento diplomático entre la Miss Universo y un representante oficialista, el primero desde que Palacios asumió la prestigiosa corona.
La luz verde para que Centeno lanzara esas despreciables palabras y para que Cuthbert se encontrara con la reina nicaragüense en África parece ser parte de una operación calculada, destinada a coincidir y conmemorar de esta manera el primer encuentro entre el régimen rojinegro y la actual Miss Universo, a quien consideran una amenaza.
El posible regreso de Palacios a Nicaragua
La aparente apertura del régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo a la posibilidad de que Sheynnis Palacios regrese a Nicaragua antes de entregar su corona a finales de noviembre plantea más preguntas que respuestas. En las semanas previas, Palacios había anunciado públicamente su intención de regresar para celebrar en su país natal, lo que desató una serie de amenazas por parte de Rosario. Murillo dejó claro que aquellos que se oponen al régimen no son bienvenidos en Nicaragua. "No pasarán", advirtió Murillo en una de sus habituales diatribas de mediodía, amenazando a los "guiñapos" que se atrevieran a retornar/pisar suelo nicaragüense.
Sin embargo, el contacto oficial entre la embajadora Nadeska Cuthbert y Palacios en Zimbabue, aunque pueda parecer mínimo, podría interpretarse como un gesto diplomático que abre la puerta a un posible retorno de la Miss Universo. Este encuentro podría ser el primer paso para suavizar las tensiones y presentar el regreso de Palacios como un triunfo del régimen, al mismo tiempo que intentan controlar la narrativa en torno a su figura. Aun así, la permisividad de este encuentro en Epworth no elimina las dudas sobre las verdaderas intenciones de la administración sandinista.
¿Está el régimen dispuesto a permitir que Palacios celebre su victoria en Nicaragua, o busca cooptarla bajo sus propios términos?
Es probable que la familia de El Carmen vea en el regreso de Palacios una oportunidad para reafirmar su control, pero ha dejado claro su escaso "tolerancia" hacia las figuras públicas internacionales, siempre y cuando estas no se desvíen de la narrativa oficial. Sin embargo, el riesgo para Palacios es evidente: al ingresar a territorio nicaragüense, podría quedar atrapada en una red de presiones y manipulaciones diseñadas para neutralizar cualquier potencial de oposición. La decisión de Palacios, ya sea regresar o no, será observada de cerca tanto dentro como fuera de Nicaragua y podría definir el tono de sus últimos meses como Miss Universo.
Entonces; el encuentro entre Cuthbert y Palacios en Zimbabue podría ser visto como un intento de reconciliación diplomática por parte del régimen, que busca mostrar un rostro más amistoso hacia figuras internacionales para contrarrestar las críticas internas y externas. Además, el régimen sandinista podría estar enviando un mensaje dual: por un lado, mostrando apertura para suavizar las tensiones y por otro, utilizando la figura de Palacios para reforzar su control narrativo y demostrar su influencia internacional.
En ese sentido, el regreso de Palacios podría ser utilizado por el régimen Ortega-Murillo para propagar una imagen positiva, presentándola como un símbolo de éxito del gobierno y como una prueba de su apertura y moderación. La manera en que se maneje el regreso de Palacios podría influir en la percepción internacional del régimen, afectando la forma en que se le ve desde el exterior.
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