Los copresidentes discutían en pleno sermón, frente a la nueva camada de graduandos del Ejército, sobre un tema inverosímil, como todo lo que dicen y hacen. Un diálogo de la más alta estructura que, cómo en el exclusivo 19 Digital, también transcribimos en COYUNTURA. ¿Cuál "perra" sonó mejor? ¿En inglés o en español?
Por Juan Treminio | @DaniTreminio
Co-Director y Periodista de Coyuntura
Managua, Nicaragua
Es diciembre y en Nicaragua es imposible pasar estas fechas por desapercibidas, ya sea por la hermosa Gritería o por la lluvia de invitaciones a graduaciones. En este caso, la dupla gobernante fue invitada a presidir una, la número 26 del Centro Superior de Estudios Militares (2018-2021), generación que nació con la crisis en el país.
Dicha graduación fue una oportunidad para obtener pruebas de vida del gobernante, quién permaneció 31 días lejos de las actividades públicas desde el inolvidable "perra" de su "triunfo" electoral. Además, la actividad también sirvió para monitorear las condiciones físicas y psíquicas del matrimonio y su familia. Cualquiera que hubiese dicho que esta vez no habría más perra, se equivocó.
EL YERNO
La futura "Plaza de la Soberanía" en la capital nicaragüense fue preparada para otra ceremonia político-militar-familiar. Una zona en la Avenida Bolívar, inundada de decoraciones virginales y navideñas. Y desde el minuto cero de la transmisión vimos como el Mercedes Benz principal era abandonado por sus habituales usuarios. El comandante, siempre al volante; la compañera, de copiloto. Y en los asientos de atrás un matrimonio joven. Camila y su esposo. Este último demuestra frente a las cámaras, queriendo o sin querer, que responde a una función en cada aparición familiar.
Camila Ortega, hija mayor de Daniel Ortega y Rosario Murillo, se casó el 23 de diciembre de 2019 en Pueblo Viejo, en las Sierras de Managua, con Noé Salas Cisneros, de quién solo se conocen supuestos. "Su padre sería un importante coronel del Ejército"; "es funcionario de la industria Cargill"; "es testaferro de la pareja presidencial". Por más información que se busque de él solo sus coladas en la pantalla permiten saber sobre su trabajo, con tareas como cargar hermosas carteras. Ya hacía falta otro cargador en tan ocupada familia.
Rosario carga anillos y abanicos; Camila carga las tareas y bufandas de su mamá; Noé las carteras de Camila. Y el comandante para eso tiene a su bigotudo hombre de confianza, quién actúa para él como una Camila más.
DE CAMILA A CAMILO. ¡Y AL OTRO NI SIQUIERA LO MASTICAN!
A propósito de Camila, su papá recordó a su propio hermano durante la ceremonia, Camilo Ortega Saavedra, quién murió en 1978 en la ciudad de Masaya. Pero el natalicio de Camilo no amerita celebraciones u onomásticos, cómo sí lo merecen otros comandantes. Camilo es tan irrelevante que hasta su fecha de natalicio es cruzada por su hermano. Y fue así, con esa extravagante confusión, como el único comandante plenipotenciario del sandinismo inició su sermón del viernes 10 de diciembre de 2021.
"Hoy es 10 de diciembre. El 10 de diciembre. El 10 de diciembre nació Camilo. Nació Camilo", dijo Daniel Ortega mientras rebusca en su memoria las siguientes palabras. Y aunque la compañera lo corrigió al menos una docena de veces durante los 77 minutos de la prédica, en ese primer momento no hizo nada para detener el "fake". Un parche que evidencia el nivel de importancia que tienen los otros Ortega-Saavedra.
Según los registros, Camilo en realidad nació el 13 de diciembre de 1950, al menos que la fecha haya sido cambiada por decreto y fuera publicado en La Gaceta - Diario Oficial, así como se nombró a Laureano Ortega como sustituto del Canciller en el nuevo amorío con China. Mientras tanto, al otro comandante aún con vida, y ciertamente vivo, lo saludó al final de su discurso sin necesidad de decir su nombre. "Son terroristas. Claro que son terroristas. Terroristas que, incluso con ganas, le meten cuatro balazos a uno que sale ahí hablando por la televisión de que no son terroristas… ¡Idiota! ¡Qué idiota! Cree que se lo tragan. ¡Ni siquiera lo mastican! No se da cuenta que con ganas le meten cuatro balazos. ¡Sí!", refunfuñó de pie y frente a toda la graduación.
Pero en los monólogos de Ortega los yanquis siguen teniendo protagonismo, aún más que cualquier problema social del país, llegándolos a mencionar 43 veces de diferentes formas. Aunque en esta ocasión también alcanzaron Julian ”Jasán” Paul Assange, la Reina Isabel II, Adolf Hitler y uno que otro de sus personajes favoritos en la historia.
LA TABLET
Mientras Ortega hablaba, a sus espaldas se paseaba una tablet con una funda púrpura. Parecía que la copresidenta y su hija estaban pendientes de un escándalo virtual. Y es que en la era de la tecnología y la modernidad los gobernantes nicaragüenses no pueden quedarse atrás. Pudo ser una adquisición del Black Friday o un obsequio traído del viaje oficial al dragón asiático. Nunca lo sabremos. Pero es innegable que fue la primera ocasión que se vio a la compañera con un artefacto tan avanzado. Un aparato que apareció en la pantalla más veces que la Ministra de Defensa.
Murillo apareció sentada con su tablet de funda púrpura en la mesa, junto a un micrófono, una jarra de café y otra tablet de funda rosada. Como siempre, fascinada de verse en el monitor que le ponen de frente. Pero no fue hasta que Ortega comenzó a hablar de un tal "Jasán" que ella intervino, usando sus diminutos anteojos y uno de sus dedos para gestionar y rayar el aparato electrónico, y murmurarle a su esposo la información que encontraba, como una abnegada maestra.
Apareció al menos nueve veces utilizando la tablet, alterando a su vez la supuesta paz en aquella tarima, yendo y viniendo. ¿Será que ahora los copresidentes dejarán de ser los únicos mandatarios de la región que no utilizan Twitter?
EL DIÁLOGO
-Entonces Roosevelt respondió. En inglés respondió…- dijo el mandatario.
- Ummmj- se escuchó al fondo, y la compañera simuló una risa, como queriendo decir “ya sé por donde viene”.
-…respondió que era un sonamamvish- siguió diciendo Ortega mientras tiraba su mano al aire, luego de haberse señalado ligeramente.
-No dijo eso- interrumpió ella.
-¿Ahhh?- cuestionó Ortega.
Y tras un pequeño murmullo, Ortega preguntó mientras giraba a verla: "¿Cómo dijo?".
-…de puta- respondió finalmente la voz de la sentencioso copresidenta.
-¿Ahhh?- volvió a cuestionar Ortega, pero esta vez acercando un poco más su voluminosa oreja derecha.
-Un hijo de puta. Lo dijo. Ahí está- respondió ella finalmente, al mismo tiempo que extendía su "turcazo" de anillos.
Mientras tanto, "El Chele" Avilés tomaba nota en tiempo y forma de lo que se decía en las clases de "cómo defender la soberanía", que se imparten en la Academia Militar Emanuel Mongalo.
-Dijo que era un 'sonamamvish', pero es nuestro 'sonamamvish'- acertó él, ignorando la corrección.
Era una especie de inglés mezclado con ruso, tanto así que ella incluso soltó un gesto de desacuerdo, aunque ya su cara no tiene más espacio para la desaprobación.
-Osea, dicho en, en, en, en...- intentó continuar.
-Nada de perra dijo- volvió a interrumpirlo.
-Dicho en palabras para no insultar a las damas. Para no insultar a las mujeres. Que era un hijo de perra- aseveró el líder revolucionario.
-No dijo asiiiií…- murmuró ella, muy clara y prolongadamente.
-Que era un hijo de perrrrrra, pero era nuestro hijo de perra- manifestó sin empacho, para que quienes lo ven y escuchan no se olviden de aquél 08 de noviembre, cuando se lo gritó a ella. Aunque ésta vez, al repetir la frase, tenía sus cinco dedos en el pecho, mientras un chayul perseguía su aliento.
Aquella discusión sobre si era o no era "perra" no necesita intermediario, solo de alguien que tome notas, como el Jefe del Ejército, Julio César Avilés. Pero Ortega pasó de ser el mandatario más sanguinario en la historia reciente de Nicaragua al que más "perras" ha dicho en cadena nacional, incluso combinando idiomas.
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