¿Rompope, rompopo o rompón? Sin importar cual sea su pronunciación o escritura, esta bebida hispanoamericana es el toque perfecto para reuniones casuales, fiestas y hasta eventos patrios. Hoy en día, desde Managua, La Abuela se ha convertido en la esencia de toda una familia gracias a una receta de esta popular bebida que ha trascendido generaciones.
Gustavo López es un joven carismático, crítico con propuesta y comprometido con su nación. A sus 23 años de edad cursa el 4to año de la carrera de derecho y sueña con trabajar desde sus conocimientos y profesión en pro de la ciudadanía nicaragüense. Mientras tanto, en sus manos ha recaído una tradición familiar que ha logrado darle sabor a muchos hogares del país.
La Abuela surgió "como un hábito" en su hogar para celebraciones y momentos importantes, pero luego de un primer encargo se ha convertido en un producto autosostenible y del gusto de los paladares más exigentes.
López no solo realiza todo el procedimiento de la bebida, sino que también hace sus propios diseños en las botellas y se encarga de los envíos. "Surgió de la necesidad de obtener un ingreso económico mientras curso la carrera y se ha convertido en algo rentable", dice López, quien, además de decorar, participa directamente en el desarrollo del producto. "La Abuela es una receta familiar, que literalmente nos transmitió mi abuela, y yo decidí, con el apoyo de mi mamá, darle una imagen y comercializarlo", agregó.
Al joven entusiasta le lleva aproximadamente una hora hacer un litro de rompope y hasta la fecha no ha usado ningún preservante en el proceso. "No pretendo usar preservantes porque perdería lo artesanal, no sería un producto casero y además tendría que comprar muchas más herramientas y hacer varias pruebas químicas porque el producto en sí contiene un porcentaje de alcohol", explica López.
El producto ha gustado tanto que incluso le han propuesto venderlo en establecimientos grandes, como licorerías, pero López asegura que "el proceso de hacerlo, enfriarlo, empacarlo e incluso entregarlo es mucho trabajo y no quiero desatender mis estudios. He trabajado por ello y aunque es un producto que puede dar mucho más, no quiero dejar mi carrera y lo que podría lograr desde mi profesión".
"Sueño con trabajar en la defensoría pública o en la Fiscalía, y es algo por lo cual lucharé sin descanso. Estuve al igual que muchos en Camino de Oriente el 18 de abril de 2018. Ya prevenía este contexto, pero no creí que sería en ese momento", relata el joven sobre la actual crisis socio-política y humanitaria que se vive en el país, la cual ha dejado repercusiones en muchos negocios a lo largo del territorio nacional.
A pesar del éxito que ha tenido La Abuela entre muchos públicos, López está decidido a ejercer su profesión y a no migrar mientras haya un rayo de esperanza en el país. "No nací para hacer rompope, aunque lo adoro. Nací para ser abogado", dice tajantemente.
A raíz de la pandemia de Covid-19, el joven ha tenido que implementar varias medidas de bioseguridad y salubridad para proteger a su familia, su producto y a su clientela. Además, para darle variedad a su negocio, López ahora también hace sangría. "Es un producto totalmente diferente, incluso en el público meta. Las mujeres consumen más rompope y a los hombres les interesa mucho más la sangría, pero la gente puede estar segura de que ambos son realmente buenos y se hacen con toda la paciencia y dedicación posible", asegura el estudiante de derecho.
Por ahora, La Abuela cuenta con delivery en Managua, Jinotega y Masaya, pero el joven emprendedor espera seguir ampliando su público y producción. "Estoy trabajando para tener una botella única, un diseño más sólido y un alcance más amplio, pero todo eso es una labor de cada día, no de instantes. Quiero mantener el sabor tradicional nicaragüense", dice López con una gran sonrisa en su rostro.
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