En medio de consignas y cánticos revolucionarios, la ciudad de Masaya conmemoró el 44 aniversario de El Repliegue Táctico a Masaya sin la presencia de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Mientras decenas de militantes sandinistas y trabajadores del Estado caminaban por las calles en apoyo a la dictadura, el bastión de resistencia de Monimbó demostró un profundo rechazo hacia la pareja dictatorial.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Masaya, Nicaragua
El pasado 01 de julio, se llevó a cabo una controvertida conmemoración en la ciudad de Masaya, donde militantes sandinistas, trabajadores del Estado, policías y personalidades del oficialismo fueron obligados a caminar por las principales calles en apoyo a la dictadura y en honor al 44 aniversario del Repliegue Táctico a Masaya. Sin embargo, tanto el copresidente Daniel Ortega como su esposa y también copresidenta, Rosario Murillo, no han asistido a este evento en los últimos cuatro años consecutivos.
En un intento de recrear la histórica llegada de Ortega y Murillo a Monimbó antes de 2018, la Alcaldía de Masaya montó un escenario en el reconocido tiangue de Monimbó, conocido como "La Placita". En esta ocasión, el recién nombrado comisionado de la Policía de la ciudad, Orlando Castro Rayo, hizo su debut en las calles en apoyo al régimen sandinista, junto a la alcaldesa Janina Noguera.
Sin embargo, para Cristian Fajardo, opositor exiliado originario de Masaya que se unió a las protestas antigubernamentales en 2018, Monimbó se ha convertido en el pueblo que más rechaza a los dictadores. Según Fajardo, esto se debe a la brutal represión que ocurrió en junio de ese año, cuando Ortega ordenó desmontar los tranques y resultaron asesinados más de treinta nicaragüenses. Fajardo asegura que Ortega teme enfrentarse nuevamente al pueblo aguerrido de Monimbó y que este mantiene viva la memoria del poeta Rigoberto López Pérez, quien en 1956 se inmoló para dar muerte al tirano Anastasio Somoza García.
El temor de Ortega a regresar a Masaya se basa en la posibilidad de una emboscada por parte de los masayas, quienes han demostrado una férrea resistencia a su régimen. A pesar de la inteligencia militar y de la represión ejercida por la Policía y el Ejército en Masaya, Fajardo destaca que todavía hay personas valientes dispuestas a luchar por la libertad de Nicaragua, especialmente en Monimbó.
Fajardo, cuyos bienes en Masaya fueron confiscados por el sandinismo, incluyendo un hotel de su propiedad que fue incendiado en 2018 por paramilitares, afirma que Ortega se mantiene en el poder gracias al uso de las armas y la represión. El opositor señala que antes de 2018, el régimen de Ortega contaba con una simpatía considerable, pero eso cambió cuando muchos de los que fueron asesinados eran hijos de antiguos combatientes contra Somoza e incluso hijos de militantes que habían votado por Ortega en elecciones anteriores.
La carretera a Masaya solía ser el escenario de una gran celebración durante El Repliegue, con numerosos escenarios, luces y música instalados por diferentes instituciones del Estado a lo largo del camino para recibir a Ortega y Murillo.
No obstante, Fajardo destaca que esto ha cambiado después de 2018, ya que la dictadura ha perdido seguidores y recursos, y ahora deben invertir en represión en lugar de en celebraciones.
En 2020, debido a la pandemia de Covid-19, la dictadura organizó un "Repliegue virtual" a Masaya. En los años siguientes, se ordenaron "caminatas" conmemorativas, pero Ortega y Murillo no han llegado a Monimbó durante los últimos cuatro años.
Este año, el 2 de julio, la dictadura sandinista organizó una caminata desde El Tanque Rojo hasta Las Cuatro Esquinas en Esquipulas, como parte de la conmemoración de El Repliegue a Masaya. La caminata estuvo marcada por gritos y consignas en apoyo a Ortega y Murillo, quienes una vez más no se unieron a sus simpatizantes.
Las últimas veces que Ortega visitó Masaya fueron en 2018 y 2019.
Fotografías de Prensa Popular:
Durante el inicio de la crisis sociopolítica, llegó rodeado de un fuerte despliegue paramilitar y se dirigió a la delegación policial de este departamento, donde solo un pequeño grupo de funcionarios y allegados escuchó su discurso político. Al año siguiente, Ortega decidió llegar a Masaya en autobús hasta un campo deportivo en Las Flores, donde cientos de simpatizantes lo esperaban.
Sin embargo, en ambas ocasiones, evitó entrar a Monimbó y desafiar al pueblo que lo rechazaba.
Para Fajardo, todo esto indica que la caída del régimen está más cerca de lo que se puede imaginar. El descontento entre la militancia sandinista ha crecido debido al uso de la represión y la violencia por parte del gobierno para mantenerse en el poder. Muchos seguidores han sido obligados al exilio y desterrados, lo que ha debilitado aún más al régimen.
La ciudad de Masaya, y en particular el pueblo de Monimbó, se ha convertido en un bastión de resistencia contra la dictadura de Ortega y Murillo. El rechazo hacia los dictadores se ha intensificado debido a la represión y violencia ejercida por el régimen. A pesar de los intentos de conmemoración, la ausencia de Ortega en Masaya durante los últimos cuatro años refleja su temor a enfrentarse al pueblo masaya y su reconocimiento de la resistencia y valentía de sus habitantes.
Con información de Voces En Libertad
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