Se confirma el retorno del fenómeno climático de "El Niño". Con un 90 % de probabilidad de continuar durante la segunda mitad de 2023, se insta a los Gobiernos a tomar medidas anticipadas para limitar los efectos en la salud, los ecosistemas y las economías. El llamado es claro: es necesario actuar de manera global frente al cambio climático y sus consecuencias.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
La comunidad científica y la opinión pública han recibido con preocupación la noticia de que el fenómeno climático conocido como "El Niño" ha hecho su aparición nuevamente en el Pacífico central después de siete años de ausencia. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), máxima autoridad científica sobre clima y océanos de Estados Unidos, fue la primera en declarar su presencia durante la primera semana de junio, y ahora, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha ratificado su regreso, advirtiendo sobre las posibles consecuencias disruptivas para el clima global.
"El Niño" es un fenómeno natural que ocurre aproximadamente cada dos a siete años, y su duración suele oscilar entre nueve y doce meses. Es resultado del calentamiento de las temperaturas de la superficie del océano en el Pacífico tropical central y oriental. Sin embargo, los científicos advierten que, en un contexto de cambio climático, sus efectos pueden ser más extremos y menos predecibles.
Los expertos han señalado que este evento del "Niño" podría aumentar la probabilidad de romper récords de temperatura, desencadenando un calor más extremo en diversas partes del mundo y afectando los patrones climáticos y meteorológicos. La declaración de la OMM es un llamado de atención para que los gobiernos a nivel global tomen medidas preventivas y se preparen para limitar los impactos en la salud, los ecosistemas y las economías.
El fenómeno del "Niño" está estrechamente relacionado con el aumento de las precipitaciones en ciertas regiones como el sur de América del Sur, el sur de los Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia central.
No obstante, también puede desencadenar sequías severas en Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, América Central y el norte de América del Sur. Además, durante el verano boreal, "El Niño" puede alimentar huracanes en el Océano Pacífico central/oriental, mientras que podría dificultar la formación de huracanes en la cuenca del Atlántico.
La probabilidad de que este episodio del "Niño" continúe durante la segunda mitad de 2023 es del 90%, según la OMM, aunque se espera que sea de fuerza moderada al menos por el momento. Sin embargo, la incertidumbre persiste debido al débil acoplamiento océano-atmósfera, que es esencial para la amplificación y sostenimiento del fenómeno. Es probable que se necesite alrededor de un mes más para que el acoplamiento esté completamente establecido en el Pacífico tropical.
Como indicador del posible futuro, la OMM ha recordado que el año 2016 fue el más cálido registrado hasta el momento debido al "doble golpe" de un evento del "Niño" muy poderoso y el calentamiento inducido por los gases de efecto invernadero causados por la actividad humana. Los efectos del "Niño" generalmente se manifiestan en el año posterior a su desarrollo, por lo que es probable que sean más evidentes en 2024.
En el contexto de Guatemala, el meteorólogo del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), César George, ha advertido a través de Prensa Libre sobre los posibles efectos del "Niño" en el clima del país. Entre ellos destaca la canícula, un período de calor intenso y disminución de las lluvias, que podría presentarse del 10 al 20 de julio de este año. Los departamentos más afectados podrían ser Jutiapa, Jalapa, Zacapa, Chiquimula, El Progreso y Baja Verapaz. Asimismo, existe un "cierto riesgo" de lahares e inundaciones en la Franja Transversal del Norte y el Caribe debido a las intensas precipitaciones propias de la temporada lluviosa.
Ante esta situación, es fundamental que los gobiernos de todo el mundo y las comunidades se preparen y tomen medidas anticipadas para mitigar los impactos del fenómeno del "Niño". Las alertas tempranas y la acción preventiva son vitales para salvaguardar vidas y medios de subsistencia. Además, este nuevo episodio del "Niño" debe servir como un llamado urgente para intensificar los esfuerzos globales destinados a combatir el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La comunidad internacional debe tomar en serio las advertencias de los científicos y trabajar de manera coordinada para enfrentar los desafíos climáticos que se avecinan. La inversión en investigación y desarrollo de estrategias de adaptación y mitigación, así como la implementación de políticas climáticas ambiciosas, son necesarias para proteger a las comunidades y al planeta de los efectos cada vez más intensos y frecuentes de los fenómenos climáticos extremos.
El regreso del "Niño" recuerda una vez más que el cambio climático es una realidad innegable y urgente. Es responsabilidad de todas y todos asumir un papel activo en la protección del entorno y en la construcción de un futuro sostenible. La hora de actuar es ahora.
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