Tegucigalpa, Honduras
La guerra entre Los Cachiros y Coque Ramos estaba en su clímax, era 2004. Esta primera batalla la ganaron Los Cachiros y ya para 2013 se entregaban a la justicia estadounidense. El poder del narcotráfico estaba cambiando.
En tanto que Los Cachiros ascendían; en 2004 —dice la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York— Juan Antonio Hernández Alvarado empezó a traficar con drogas; en 2004, empezó a pasar información confidencial sobre las fuerzas del orden y el ejército a quienes entonces eran los principales narcotraficantes de Honduras: Víctor Hugo Díaz Morales, alias “El Rojo” y Héctor Emilio Fernández Rosa, alias “Don H”.
En resumen, entre 2004 y 2018 Tony dio información importante sobre las capacidades del radar militar para detectar envíos aéreos por la noche, los esfuerzos de Washington por capacitar a pilotos de la fuerza aérea hondureña y los oficiales más activos en los esfuerzos de interdicción de cocaína. A lo largo de esta relación, Tony Hernández ayudó a El Rojo y a Don H a distribuir unos 140,000 kilogramos de cocaína.
Para 2008, dicen los estadounidenses, Tony estaba fabricando su propia cocaína, la cual sellaba en paquetes a los que estampaba las iniciales TH. Fue en ese año que Hernández se asoció con Alexander Ardón, el alcalde de El Paraíso, Copán, y cuando empezó a procesar droga en laboratorios que supuestamente manejaba con su hermano Juan Orlando y otros socios. Tanto Tony Hernández como Ardón obtuvieron protección de investigaciones, arrestos y las eventuales extradiciones a través del pago de sobornos a diferentes funcionarios.
La investigación estadounidense también da elementos sobre la influencia del dinero del narcotráfico en los eventos electorales con los que los Hernández y el Partido Nacional consolidaron el poder en Honduras.
Ardón, según testimonios recogidos por los fiscales estadounidenses, pagó US$ 2 millones para apoyar la campaña presidencial de Porfirio Lobo Sosa en 2009 y la reelección de Juan Orlando Hernández para un puesto en el Congreso de Honduras. El Rojo pagó unos US$100,000 a Tony Hernández para apoyar las campañas del Partido Nacional, de acuerdo con lo que consta en el expediente S215 Cr 379 en el caso seguido al hermano del presidente en Nueva York.
Mientras los narcotraficantes locales crecían a ritmo acelerado entre principios del siglo y 2009, el Cartel de Sinaloa, encabezado por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, profundizaba su penetración en los mapas político y criminal de Honduras.
El Chapo incluso participó en reuniones con narcotraficantes hondureños en el occidental departamento de Copán, donde fue huésped de Los Valle Valle, según testimonios recogidos en la zona. Tras el golpe de Estado de 2009, Guzmán se reunió con sus contrapartes hondureñas para planificar el futuro.
Tony Hernández, establecen los fiscales estadounidenses, ganó millones de dólares del tráfico de cocaína y canalizó una cantidad importante de las ganancias para impactar las elecciones presidenciales hondureñas de 2009, 2013 y 2017, las dos últimas ganadas por su hermano Juan Orlando. Mientras eso ocurría, Tony “ayudó a Guzmán Loera con numerosos envíos grandes de cocaína y entregó un soborno de un millón de dólares de Guzmán Loera a su hermano en relación con las elecciones en Honduras en 2013”, según un comunicado oficial del Departamento de Justicia de Estados Unidos publicado el 18 de octubre de 2019.
Las investigaciones estadounidenses también determinaron que Juan Orlando Hernández se asoció con el narcotraficante Geovanny Fuentes Ramírez, algo que quedó determinado como hecho probado en un juicio llevado por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. “A partir de 2009, Fuentes Ramírez y otros establecieron y operaron un laboratorio de cocaína en el departamento de Cortés, donde producían cientos de kilogramos de cocaína cada mes, utilizando trabajadores fuertemente armados y personal policial y militar hondureño”, dice un documento legal fechado el 22 de marzo de 2021.
Caso S2 15 Cr. 379 (PKC), contra Juan Antonio Hernández Alvarado:
Juicio en la Corte del Distrito Sur de Nueva York
"A partir de 2008, Hernández se asoció con Amílcar Alexander Ardón Soriano, ex narcotraficante y alcalde hondureño, bajo la protección de miembros de la dirección del Partido Nacional. El testimonio en el juicio estableció que Hernández y Ardón Soriano obtuvieron protección contra la investigación, el arresto y la extradición a través de sobornos masivos pagados a políticos de alto rango, incluidos, entre otros, Porfirio “Pepe” Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández. En relación con las elecciones nacionales de 2009, los sobornos contra el tráfico de drogas pagados a cambio de protección incluyeron: (i) Ardon Soriano pagó $ 2 millones para apoyar la campaña presidencial de Lobo Sosa y la campaña de reelección de Juan Orlando Hernández para un puesto en el Congreso de Honduras; (ii) Díaz Morales pagó $ 100,000 a Hernández para apoyar las campañas del Partido Nacional; es de 2004 hasta 2016, Juan Antonio Juan Antonio Hernández Alvarado, a / k / a “Tony Hernández”, el acusado, estuvo involucrado en el procesamiento, recepción, transporte y distribución de toneladas de cocaína que llegaron a Honduras a través de aviones, barcos rápidos y, en al menos una ocasión, un submarino. HERNANDEZ ALVARADO tenía a acuerdo para los laboratorios de cocaína en Honduras y Colombia, en los que parte de la cocaína estaba sellada con el símbolo TH".
LA HUELLA DEL CHAPO
Es cosa pública en Copán que El Chapo se hospedaba con Los Valle en El Espíritu, un pueblo fronterizo con Guatemala en el departamento de Copán, unos 370 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa. Ahí, en la montañas, protegido en el reducto impenetrable de Los Valle Valle, Guzmán Loera llegó no pocas veces a pasar las tormentas cuando las cosas se ponían muy difíciles en México por la persecución de las autoridades de su país o el seguimiento de los policías estadounidenses.
Los vínculos, además de existir en los testimonios de excolaboradores de Los Valle, religiosos, miembros de la sociedad civil e investigadores hondureños consultados para esta investigación, constan también en la documentación presentada ante la justicia estadounidense y en otras investigaciones, como la realizada por el periodista mexicano Jesús Esquivel para su libro El Juicio, crónica de la caída del Chapo. En esta obra Esquivel revela que César Gastelum era el encargado de comprar propiedades, preparar pistas y coordinar directamente con Dámaso López Núñez, ex director del penal Puente Grande, donde guardó prisión en México El Chapo.
El apoderado legal de Damaso López fue Manuel Retureta, el mismo que defendió al principio de su proceso al narcotraficante Juan Antonio Hernández. Esquivel revela que El Chapo dio la orden de matar a Gastelum, pero en 2015 fue detenido y se convirtió en un testigo más en su contra. En 2010, el encargado de comunicaciones de Guzmán Loera había sido detenido y luego infiltrado por la DEA en el cartel con el fin de vigilar al capo del narcotráfico que se paseaba por el occidente de Honduras y que, según Alexander Ardón, mantenía nexos con Juan Orlando Hernández.
Comunicado oficial del Departamento de Justicia de Estados Unidos:
Publicado el 18 de octubre de 2019
Hernández ganó millones de dólares a través de su tráfico de cocaína, y canalizó millones de dólares de ganancias de drogas a las campañas del Partido Nacional para impactar las elecciones presidenciales hondureñas en 2009, 2013 y 2017. Entre 2010 y al menos 2013, uno de los principales conspiradores de HERNÁNDEZ fue el ex líder del Cartel de Sinaloa, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “Chapo”. Durante ese período, HERNÁNDEZ ayudó a Guzmán Loera con numerosos envíos grandes de cocaína y entregó un soborno de $ 1 millón de Guzmán Loera al hermano de HERNÁNDEZ en relación con elecciones en Honduras de 2013.
¿CUÁNDO EMPEZÓ EL DEBILITAMIENTO DE LOS CACHIROS Y LOS VALLE VALLE?
Como dijo el diputado Óscar Nájera la última vez que el equipo de RI lo entrevistó por los señalamientos de irregularidades en su contra: —“Sapos…”, —. Las traiciones, las infiltraciones para derribar el Cártel de Sinaloa, las conspiraciones por avaricia, la guerra entre narcotraficantes, los crímenes para eliminar rivales y las disputas de poder, generaron que los mandos del narcotráfico hondureños también empezaran a debilitarse y que fueran eliminados mediante estructuras de seguridad del Estado ya sea mediante operaciones legales o ilegales.
Un momento clave en el debilitamiento de las estructuras más poderosas de principios de siglo en Honduras empezó el 2 de mayo de 2011 cuando fue detenido Mario Ponce, el jefe de los Valle Valle, según contó una fuente de la estructura penitenciaria que formó parte de la gestión del ex ministro de Seguridad Óscar Álvarez. 2011 fue uno de los años más sanguinarios en la historia nacional: la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes ascendió ese año a 86,5, de acuerdo con el Banco Mundial.
Para dimensionar mejor la impunidad y el poder que ejercían que retroceder dos años. En 2009, el narcotráfico tenía tal influencia que los narco políticos se atrevieron a utilizar sicarios de la Policía Nacional para asesinar al zar antidrogas de Honduras, el general Julián Arístides Gonzáles. Tony Hernández también está entre los políticos investigados por el crimen contra el ex jefe de la DLCN. “El General Arístides González inició una investigación abierta sobre el tráfico de drogas en Olancho por un incidente con una pista clandestina en Catacamas y por eso Los Cachiros contrataron asesinos para matar al general Arístides González”, cita un escrito del 8 de diciembre de 2018 de la causa por narcotráfico Estados Unidos v. Fredy Renán Nájera Montoya, número S1 15 Cr. 378.
Este expediente detalla que “aproximadamente en 2008, El Cachiro Devis Rivera Maradiaga, Jaime Serrano, alias “Kio” y hermano de César Gastelum Serrano, y un narcotraficante colombiano viajaron a Olancho, Honduras, para visitar una de las pistas de aterrizaje de Nájera. “Cuando los hombres llegaron a Olancho, se encontraron con el acusado y Mejía Duarte en un rancho. Luego, el acusado llevó a algunos miembros del grupo a una pista de aterrizaje cercana que, según el acusado, le pertenecía (la “Pista de aterrizaje de Catacamas”). Luego de inspeccionar la pista de aterrizaje, Rivera Maradiaga le comunicó a Cesar Gastelum Serrano que el acusado estaba listo para recibir cocaína en la pista de aterrizaje de Catacamas.
Nájera, según los documentos judiciales, le dijo a Rivera Maradiaga que Arístides González era “una amenaza” para todos los narcotraficantes y que necesitaban “silenciar” a González; matarlo.
Eso los colocó más que nunca en la mira de la justicia de Estados Unidos. Dos años más tarde, en 2011, los crímenes de alto impacto concentraron más atención. Entre otros, el asesinato de dos universitarios, uno de ellos el hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Julieta Castellanos, y los asesinatos del asesor de la Secretaría de Seguridad y ex subjefe de la DLCN, Alfredo Landaverde y el Fiscal de la Unidad contra el Lavado de Activos, Orlan Chávez.
A continuación se muestra parte de un expediente de investigación criminal del asesinato del general Gonzáles, con cienes folios, filtrado desde 2019 a Reporteros de Investigación. El expediente muestra información de inteligencia y solo un tribunal puede determinar la culpabilidad o inocencia de las personas mencionadas. Los policías señalados han dicho que el expediente contiene información falsa, difundida por militares para debilitar a la Policía Nacional:
Más de los folios:
LA ESTOCADA
Con la llegada de Juan Orlando Hernández al poder, en 2010, como presidente del Congreso Nacional, se exacerbó la desconfianza de sus aliados por la presión estadounidense para aprobar la extradición. Antes de la ley de extradiciones, sin embargo, hubo un hecho clave en todo el rompecabezas: la detención de Mario Ponce.
Es en 2011 que el entonces ministro de Seguridad, Óscar Álvarez, detiene a Ponce y él acepta colaborar con la justicia y empieza a contar todo lo que sabía del narcotráfico en el país, contó una fuente de la estructura penitenciaria que formó parte de la gestión de Álvarez.
Cuando Ponce, fue capturado Los Valle Valle ascienden a su máximo esplendor. La detención de Ponce, no obstante, dejó disputas de poder por el control de rutas y drogas. Una consecuencia de esto es, por ejemplo, el asesinato de Franklin Arita el 27 de julio de 2011, solo dos meses después de la caída de Ponce. Arita se quiso independizar y lo mataron, aseguran fuentes en Copán: quería tapar la pasada de la droga, por eso lo mataron de un bazucazo; andaba con tres personas más en carros blindados cuando lo asesinaron en Santa Rita, Copán.
En este crimen participó Tony Hernández. Ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York, el exalcalde Ardón declaró que Tony mandó a matar a Arita. Un ex investigador y dos ex trabajadores municipales que conocieron las operaciones de Los Valle en Copán confirman la versión de la participación de Tony Hernández en el crimen; una de esas fuentes asegura que la intención de Arita de no compartir rutas con Los Valle y Ardón marcó el inicio de una guerra en Copán en la que también intervino el hermano del presidente.
Nuestro segundo capítulo de esta serie da detalles de la estocada final: la manera en que Juan Orlando Hernández traicionó a todos sus aliados para consolidarse en el poder.
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