El pasado 28 de agosto, la Plaza de Colores del Puerto Salvador Allende en la capital nicaragüense fue el escenario de un concierto trascendental para la historia reciente del país. La banda Costa Azul, autodenominada "el imperio de la cumbia", celebró un evento abierto para conmemorar un millón de seguidores en su cuenta oficial de Facebook, posicionando con dicha actividad el fenómeno musical que lleva su nombre gracias a una pegadiza y festiva canción, que se viraliza en una Nicaragua rota y sin aparente memoria colectiva.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Música y memoria histórica
Managua, Nicaragua
Según información de la administración portuaria, el evento musical acogió a más de 50,000 personas en las costas del Lago Xolotlán, en medio de la ciudad de Managua. Una reunión que ilustró por sí misma el éxito del sencillo "Agua de Coco", escrito originalmente por el maestro del acordeón Jose Maria Peñaranda, y ahora interpretado por la agrupación nicaragüense de tres vocalistas y varios músicos y bailarines. Así como ha generado cientos de reproducciones en Spotify y miles de vídeos en Tik Tok, la canción causó completa euforia en la ciudadanía que asistió al evento nocturno -el más grande registrado en Nicaragua en los últimos años-.
A pesar de que Costa Azul lleva varios años trabajando y publicando distintos temas, el inconfundible sonido para "tijerear las canillas" que predomina en este reciente éxito nacional le permitió a la agrupación organizar una gira en varios departamentos del país y tener su primera transmisión nacional en el estatal Canal 6.
Para una especialista consultada por COYUNTURA, el alto número de actividades organizadas por el régimen nicaragüense, las productoras de espectáculos, los bares y centros nocturnos en todo el país mantienen una "falsa normalidad" que legitima la narrativa de la administración de Daniel Ortega, aunque también destaca que dichas fiestas sirven como "rendijas para el escape de presión" ante un sinnúmero de problemas que agobian a la sociedad.
Y así fue el concierto de Costa Azul en la capital, en donde los artistas entonaron otras canciones originales y covers nacionales. La ciudadanía, en un momento de silencio y escapatoria mental, mientras sonaban las canciones "se desconectó de todo, y buscará formas de seguirlo haciendo", explica la profesional en temas psicosociales, tras solicitar anonimato.
El principal título de la agrupación se encuentra entre los 20 temas más escuchados en Nicaragua, según un análisis realizado por el equipo de COYUNTURA, y comienza a volverse habitual en las playlist de otros países de Centroamérica; ya contabiliza 2,095,325 reproducciones en YouTube desde el 27 de mayo de 2022. Mientras tanto, su segundo sencillo más popular, "Kullg y Allan", tiene 1,975,144 reproducciones en la misma plataforma de vídeos desde el 12 de junio de 2021 hasta el 22 de septiembre a las seis de la mañana en punto. Por otro lado, el vídeo del concierto -transmitido por Canal 6- ha superado las 53,000 reproducciones.
A pesar del lamentable fallecimiento de un miembro del equipo técnico en abril de este año, los conciertos de la gira de Costa Azul han transcurrido sin ningún inconveniente. Incluso los artistas han detenido las presentaciones cuando la exuberancia del público pone en riesgo la vida de quienes participan. Pero, en conclusión, sus actividades siempre están a reventar de gente bailando cumbia, tomando alcohol y grabando el momento con sus celulares.
Causan tanta emoción que su canción principal ya inmortaliza coreografías, colaboraciones y parodias, incluso de la vicemandataria Rosario Murillo.
La agrupación nicaragüense fue uno de los teloneros en el reciente concierto brindado por la banda mejicana Los Tigres del Norte en Managua, y será el artista de apertura para la presentación del mejicano Marco Antonio Solís en San José, Costa Rica, el próximo 08 de octubre en el Estadio Nacional del vecino del sur. Una agenda llena, sinónimo de un club de fans esperando más fechas.
Reflejo de la normalidad impuesta
Pero, a termino general, el fenómeno Costa Azul representa el regreso masivo del ocio nocturno en Nicaragua, en medio de más detenciones ilegales contra opositores políticos del régimen Ortega-Murillo, un proceso de votación municipal sin legitimidad, un afluente constante de ciudadanos desplazados hacia el exterior, un elevado costo de la vida y más de 300 asesinatos cometidos por el Estado en la impunidad. Todos esos sucesos y la información y emociones que generan terminan convirtiéndose en depresión común, y es ahí donde la memoria colectiva tiene el gran reto.
Los bares y discotecas de las zonas más bulliciosas de Managua, León, Estelí y Granada se ponen a reventar. Los conciertos de los pocos artistas que llegan al Estadio Nacional de Fútbol hacen retumbar la zona. Las presentaciones de Costa Azul y otras bandas, orquestas y grupos con música bailable son la principal atracción en los espacios rurales de todo el país. Todo hace indicar que construir la memoria histórica en Nicaragua y mantener en la agenda colectiva los hechos políticos, sociales y humanitarios es mucho más difícil que viralizar una cumbia.
COYUNTURA intentó comunicarse con Costa Azul para conocer su postura como agrupación nacional sobre los alarmantes hechos y violaciones de derechos humanos ocurridos a lo largo de este año, la realización de su gira nacional en paralelo a estos sucesos y el éxito que ha tenido la música que producen. Sin embargo, al cierre de este artículo, ningún representante ha respondido a las comunicaciones.
El sector más conservador y extremista de la oposición nicaragüense exige boicot contra los establecimientos y artistas que aporten a la normalidad instaurada a la fuerza por el régimen Ortega-Murillo. En el caso del imperio de la cumbia, parecen coquetear con la administración sandinista, al menos por cuestiones laborales.
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