La postura firme de Ana Sánchez ha sido respaldada por socios extrarregionales, incluyendo los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Taiwán y diversas organizaciones internacionales, que han reconocido la importancia de promover la transparencia y el buen manejo en las instituciones financieras regionales. De hecho, durante una reciente visita a EE.UU., la presidenta del directorio se reunió con altos funcionarios del Gobierno de Joseph Biden, quienes expresaron su apoyo a las iniciativas del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para promover el desarrollo sostenible y combatir la corrupción en Centroamérica.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
A mediados de noviembre del año 2023, la designación de Ana Gisela Sánchez Maroto como presidenta ejecutiva del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) marcó un hito en la región. Más allá de la significativa designación de la primera mujer al frente de la institución en sus 63 años de vida, su llegada suscitó preguntas cruciales sobre el futuro de la entidad y su postura frente a la distribución de recursos a países como Nicaragua y El Salvador. En una entrevista de Redacción Regional, realizada el martes 27 de febrero de 2024 "por videollamada", Sánchez ofreció una visión clara de la agenda que ya está implementando, marcada por la diversificación de la cartera y la lucha contra la corrupción. Gisela Sánchez asumió su cargo en diciembre del año anterior, y desde entonces ha delineado una estrategia que contrasta con la gestión previa de Dante Mossi, quien mantenía una estrecha relación con el régimen sandinista de Daniel Ortega en Nicaragua y el recién reelecto presidente Nayib Bukele en El Salvador.
Mossi, aliado cercano de Ortega, Bukele y otros funcionarios centroamericanos de "mala fama", facilitó flujos de recursos que superaron significativamente los otorgados durante el mandato de su predecesor, Nick Rischbieth. La relación entre Mossi y Ortega alcanzó su apogeo con la inauguración de un imponente edificio en Managua, valorado en 16.5 millones de dólares, calificado por Rosario Murillo, vicepresidenta del país centroamericano, como un "gesto de fraternidad". Por otro lado, en noviembre de 2023, antes de que Mossi se fuera y asumiera Sánchez Maroto, en vísperas de la fecha límite para el primer desembolso del préstamo 2291 -un crédito de 382.58 millones de dólares destinado al X Programa de Ampliación y Mejoramiento de Carreteras-, el BCIE entregó un adelanto significativo de 76.71 millones de dólares al régimen de Daniel Ortega, destinados a la construcción de un tramo de 118.49 kilómetros de la tan esperada Carretera Costanera, un proyecto que ha estado en la mira durante más de dos décadas.
Sin embargo, bajo la dirección de Gisela Sánchez, se vislumbra un cambio de rumbo significativo. La presidenta ejecutiva expresó claramente su intención de frenar la ampliación de recursos hacia Nicaragua y El Salvador, países que, según Sánchez, han superado los límites de créditos permitidos por el BCIE. En la entrevista mencionada, Sánchez destacó la alta concentración de la cartera en estos dos países, con El Salvador representando más del 25 % y Nicaragua alrededor del 22 %. Esta situación, según la mandataria, impulsa su compromiso con la diversificación de la cartera, una medida que considera necesaria y responsable, ahora más que nunca.
En ese sentido, la diversificación no solo es una estrategia financiera, sino también un compromiso ético y técnico para Sánchez. En un contexto donde El Salvador y Nicaragua han sido los principales receptores de fondos del BCIE en años recientes, la presidenta ejecutiva enfatiza la importancia de equilibrar la distribución de recursos entre los países centroamericanos. Además, de forma específica, Ana busca alejarse de la concentración de la cartera en manos de regímenes cuestionados, como el de Ortega en Nicaragua.
El impacto de esta decisión ya se ha comunicado a los delegados de Nicaragua y El Salvador, según lo indicado por Sánchez, y ya ha tenido sus efectos, tal es el caso de la cancelación momentánea del proyecto "Bio-CLIMA" en el territorio nicaragüense, bajo la gestión del BCIE y el Fondo Verde para el Clima de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aunque Maroto reconoció la concentración actual de la cartera, subrayó la receptividad que ha encontrado en ambos países para asegurar el mejor uso de los recursos y establecer límites "claros". La presidenta ejecutiva destacó además el respaldo recibido de socios extrarregionales, liderados por Taiwán, y el compromiso de seguir sirviendo a todos los países centroamericanos de manera más balanceada.
La nueva estrategia de Gisela Sánchez también busca abordar preocupaciones sobre posibles prácticas corruptas en el BCIE. Por lo tanto, la presidenta ejecutiva anunció una investigación exhaustiva sobre el manejo de los recursos del banco en los últimos diez años. En colaboración con Transparencia Internacional y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, la investigación se centrará en operaciones financieras salpicadas por casos de corrupción o malos manejos. Rennie Valladares Alcerro, jefe de la Oficina de Integridad y Cumplimiento del BCIE, dijo que la investigación incluirá operaciones específicas identificadas por posibles irregularidades.
La intención es clara. Analizar los controles y decisiones tomadas en base a estas operaciones, identificar brechas en el marco normativo y tomar medidas correctivas. La transparencia y rendición de cuentas se convierten así en pilares fundamentales de la nueva gestión, la cual promete mucho.
La visita de Gisela Sánchez a EE.UU. también arroja luz sobre su enfoque de rendición de cuentas. Durante su encuentro con la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), Sánchez compartió la visión del BCIE y su estrategia, recibiendo un respaldo público del representante para el hemisferio del Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, Brian Nichols. Este respaldo destaca la importancia estratégica del BCIE en la promoción del desarrollo y la mejora de la calidad de vida en Centroamérica, alineándose con las prioridades de EE.UU. y los cabildeos de diversas entidades de la sociedad civil y activistas políticos. Aunque la gestión de Gisela Sánchez apenas comienza, su compromiso con la diversificación de la cartera, la transparencia y la rendición de cuentas plantea un nuevo rumbo para el BCIE. El freno en la ampliación de recursos hacia Nicaragua y El Salvador marca un cambio significativo en la política de créditos de la entidad, desafiando la dinámica establecida por su predecesor. La investigación sobre el manejo de recursos refleja además una voluntad firme desde el nuevo directorio de abordar posibles prácticas corruptas y garantizar la eficiencia en el uso de los fondos para toda Centroamérica.
La tarea de Gisela Sánchez no es fácil; sin embargo, su determinación y enfoque en la diversificación y la transparencia señalan un compromiso claro con la responsabilidad y la equidad en la distribución de recursos. En un contexto regional marcado por desafíos económicos y políticos, y prácticas cada vez más autoritarias y corruptas, la gestión de la presidenta ejecutiva del BCIE puede marcar un precedente para la región y consolidar la importancia estratégica del banco en el desarrollo sostenible de Centroamérica. Sánchez tiene el apoyo de los presidentes de Costa Rica y de Guatemala, Rodrigo Chaves y Bernardo Arévalo, respectivamente, con quienes ya se ha reunido.
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