El último adiós al Pontífice humilde y el rumbo hacia el nuevo cónclave
- Jairo Videa
- hace 2 horas
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El pontificado de Jorge Mario Bergoglio, marcado por una visión pastoral centrada en la humildad y la justicia social, concluyó este lunes con su fallecimiento a los 88 años en la Casa Santa Marta. Comienza ahora un proceso solemne, cargado de simbolismo y tradición, que renovará el liderazgo espiritual de más de mil millones de católicos en el mundo. El cónclave que sustituirá a Francisco será el más diverso de la historia. Europa sigue liderando con 53 cardenales, pero sin mayoría absoluta; Asia aporta 23, África 18, América del Sur 17, Norteamérica 16, América Central 4 y Oceanía 4. Italia cuenta con 17 purpurados, seguida de Estados Unidos (10), Brasil (7), España y Francia (5 cada una) e India (4). El Colegio totaliza 252 miembros, de los cuales 135 tienen derecho de voto.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Roma, Italia

El Vaticano confirmó que el papa Francisco murió a las 07:35 de la mañana, en su residencia dentro de la Casa Santa Marta, la misma que eligió para habitar desde el inicio de su pontificado en 2013, rechazando los lujosos apartamentos papales del Palacio Apostólico. Fiel a su estilo austero y directo, el papa argentino no solo reformó estructuras eclesiales y denunció los excesos del clero, sino que también dejó claras instrucciones sobre su partida, alterando un ceremonial que, durante siglos, había sido casi intocable. Con su muerte se activa el complejo y meticuloso protocolo de sucesión papal, comenzando con la certificación oficial del fallecimiento por parte del jefe del departamento de salud del Vaticano y del camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell. Este último, originario de Irlanda pero nacionalizado estadounidense, se convierte ahora en el administrador temporal de la Santa Sede, con poderes limitados pero con la responsabilidad de garantizar la continuidad institucional.
Como dicta la normativa canónica, el anillo del pescador de Francisco —símbolo de su autoridad y utilizado para sellar documentos oficiales— será destruido con un martillo ceremonial para evitar su uso fraudulento. Sus habitaciones han sido selladas y sus documentos personales, protegidos.
La voluntad del papa Francisco de alejarse de la fastuosidad también se expresa en sus ritos funerarios. En abril de 2024, reformó el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, introduciendo una versión simplificada del protocolo. "El funeral de un pastor y discípulo de Cristo, no el de alguien poderoso en este mundo", sentenció entonces. Así, no habrá velatorio privado ni pedestal elevado para su exposición. El cuerpo del papa ya ha sido colocado en un ataúd de madera con revestimiento interior de zinc —evitando los tres ataúdes tradicionales de ciprés, plomo y roble— y será trasladado directamente a la basílica de San Pedro. A partir del miércoles 23 de abril, se abrirá la capilla ardiente, previsiblemente durante tres días, para que las y los fieles puedan presentar sus respetos.
El funeral se celebrará en el transcurso de los siguientes días, entre el 25 y el 27 de abril, con la presencia de líderes religiosos y políticos de todo el mundo. Una vez concluido, los restos de Francisco serán trasladados a su lugar de sepultura definitivo: la basílica de Santa María la Mayor. Esta elección personal rompe con la tradición de enterrar a los pontífices en las Grutas Vaticanas y refleja su devoción por la Virgen Salus Populi Romani, ante cuya imagen solía orar antes de cada viaje apostólico.

Con el fallecimiento de Francisco comienza el periodo conocido como sede vacante, durante el cual la autoridad eclesiástica queda en manos del Colegio Cardenalicio, sin capacidad para tomar decisiones doctrinales ni estructurales. El camarlengo, asistido por tres cardenales sorteados cada tres días, supervisa la administración cotidiana del Vaticano. Simultáneamente, el decano del Colegio Cardenalicio —el cardenal italiano Giovanni Battista Re, de 91 años— convoca a las congregaciones generales: encuentros preliminares donde los cardenales intercambian opiniones, reflexionan sobre el estado de la Iglesia y delinean los perfiles del próximo pontífice. Aunque Re no podrá presidir el cónclave debido a su edad, lo sustituirá el cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado.
En virtud de un decreto de Benedicto XVI, ya no es obligatorio esperar 15 días antes del inicio del cónclave si todos los cardenales electores ya se encuentran en Roma. Por tanto, el proceso podría comenzar antes del 05 de mayo, aunque se estima que ocurra entre el 05 y el 10, en función de la llegada de los 135 cardenales menores de 80 años provenientes de 71 países.
El cónclave más diverso de la historia
Una vez reunidos en la Capilla Sixtina, los cardenales se someterán a un aislamiento riguroso —el significado etimológico de "cónclave" es precisamente "con llave"— que busca evitar interferencias externas. En votaciones sucesivas, necesitarán alcanzar una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo obispo de Roma. Al concluir cada ronda de votación, las papeletas se queman: el humo negro indica que no hubo acuerdo, mientras que el humo blanco —esperado con fervor desde la Plaza de San Pedro— anunciará al mundo que la Iglesia ya tiene nuevo líder. Cuando se logre la elección, el decano —o su sustituto— preguntará al elegido si acepta el cargo y qué nombre desea asumir. Después, el nuevo pontífice se presentará en el balcón central de la basílica de San Pedro, donde un cardenal anunciará solemnemente: Habemus Papam.
Francisco, primer papa latinoamericano y jesuita, deja tras de sí una huella profunda: su énfasis en la misericordia, su denuncia contra la desigualdad, su apertura al diálogo interreligioso y su impulso a una Iglesia más cercana a los pobres y a las periferias. La elección de su sucesor no solo definirá el rumbo del Vaticano, sino también el futuro de una comunidad global que se enfrenta a desafíos éticos, políticos y espirituales cada vez más complejos. En medio del luto y la solemnidad, comienza la cuenta regresiva para una nueva etapa en la historia de la iglesia católica. El mundo aguarda.
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