Donald Trump ganó nuevamente la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), en una elección que redefine hasta el cierre de este texto el rumbo del país y su papel en América y el mundo. Su retorno a la Casa Blanca marca el inicio de una era de proteccionismo extremo, con las promesas de reducir el apoyo a Ucrania y deportar una cantidad sin precedente de migrantes. La victoria del republicano, que incluyó su triunfo en los siete estados clave, según información verificada por esta Redacción, refuerza su base conservadora y profundiza la división en la sociedad estadounidense. Es la segunda vez que EE.UU. pierde la oportunidad de tener a una mujer en la silla presidencial.
Por Juan Daniel Treminio y Jairo Videa | @CoyunturaNic
Washington D.C., Estados Unidos de Norteamérica
Tal como lo anticipó el equipo de COYUNTURA en su cobertura especial, el republicano Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) el martes 05 de noviembre de 2024, asegurándose 277 votos electorales, según verificación de este medio al cierre de este artículo, y superando los 71 millones de votos populares. A sus 75 años de edad, Trump regresa a la Casa Blanca como el presidente número 47, marcando el inicio de su segundo mandato -no consecutivo-, a partir del 20 de enero de 2025. En medio de una enloquecida marea de gorras rojas con la leyenda "make America great again" y el grito repetitivo de "USA", el mandatario apareció en escena la madrugada de hoy, miércoles 06 de noviembre, acompañado por su esposa Melania, sus hijos y su vicepresidente electo, James David Vance, consolidando así el poder político e institucional de la incertidumbre y la derecha, tras una de las contiendas más intensas y polarizadas en la historia del país y el continente americano.
Cuatro años después de perder contra el saliente presidente Joseph Biden, el magnate de las bienes raíces y criminal convicto -culpable de al menos 34 delitos, según un jurado de Nueva York-, logró consagrar su revancha. Celebró en Mar-a-Lago, su club en West Palm Beach, Florida, junto a cientos de republicanos y fanáticos. En los siete estados clave, Wisconsin, Nevada, Arizona, Georgia, Michigan, Carolina del Norte y Pensilvania, Trump le ganó el voto electoral a la demócrata Kamala Harris, por entre 1 y 5 puntos de diferencia.
En otras palabras, cómo lo señaló The New York Times, Estados Unidos de Norteamérica ha contratado "a un tipo fuerte" para llevar el destino de sus habitantes. Sin declararse propiamente ganador, tras lograr Pensilvania y luego de una espera de al menos tres horas, Trump salió al escenario para dirigirse a "los americanos". "Lo vamos a arreglar todo", dijo. "Cada día voy a luchar por ustedes", agregó. Bailó, besó a su esposa, abrazó a su vicepresidente y declaró una "estrella" naciente al empresario Elon Musk, propietario de X (antes Twitter) y Tesla.
Trump mejoró su margen de 2020 en 2,367 condados, pero solo disminuyó en 240. Claramente EE.UU. ha mostrado más apoyo al republicano y a la fuerza roja en sus tres campañas consecutivas. En esta ocasión, según datos preliminares, recibió el apoyo de muchos hombres que votaron antes por él, y de otros que históricamente habían votado por los demócratas. Su tormentosa salida de la Casa Blanca la primera vez no fue impedimento para el apoyo masivo, siendo esta la primera ocasión -de dos- que gana el voto popular, con la retórica antimigrante, contra el aborto y el medio ambiente ganando peso. Una nueva comunidad toma el poder con él, rompiendo el status quo de América.
Innegablemente ganó el voto popular. La diferencia con Harris fue de casi los 5,000,000. Ella insistió en no usar el tema de ser mujer e hija de padre jamaiquino y madre del sur de Asia en la campaña, y se presentó como el rostro de una nueva generación de líderes. Ninguno de esos enfoques funcionó contra Trump. Por el contrario, el "otro lado" cautivó más y mostró que tiene un voto más fiel. Tras los comicios de este martes, los republicanos controlarán también el Senado, con al menos 38 escaños. En la Cámara de Representantes dicho partido ha conseguido hasta el momento 201 puestos. 218 -de 435- es la mayoría.
La tensión se concentró principalmente en los estados clave, donde Trump tomó ventaja en todos. En Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania, el magnate obtuvo más de 200,000 votos de ventaja frente a Harris, con un porcentaje del 51,2 % frente al 47,8 %. En esta elección, Trump también logró imponerse en Arizona, Michigan, Nevada y Wisconsin, estados considerados bastiones del "muro azul" demócrata. Estos triunfos consolidaron por mucho su regreso al poder. Además, el ahora presidente electo se adjudicó la victoria en grandes estados como la Florida, Texas, Misuri y otros 20 más, como Nebraska, Montana y Iowa, pintando de rojo gran parte del mapa estadounidense, principalmente en el centro y la costa este.
La reelección no consecutiva de Donald Trump marca el inicio de una nueva era que redefine tanto el rumbo de EE.UU. como su rol en América y el mundo. Su regreso a la Casa Blanca trae consigo promesas y enfoques que anticipan cambios significativos de hasta 180 grados, en temas migratorios, de justicia, económicos, de relaciones internacionales, humanitarios, sobre la crisis ambiental y hasta de salud pública. Con su retorno, Trump y la visión proteccionista que encabeza ahora el Partido Republicano, impulsan desde ya posturas más extremas, radicas en la ira, un instinto agresivo y las ganas de triunfo y "grandeza" a toda cosa, revitalizando la política de "América primero, para los americanos". Esto podría implicar, según analistas latinoamericanos consultados por COYUNTURA, restricciones en acuerdos comerciales, el cierre de programas humanitarios, becas y/o proyectos de regulación de inmigrantes, y un reajuste de las colaboraciones globales, desde Centroamérica hasta la Unión Europea y Asia, priorizando el fortalecimiento de la producción nacional, el crecimiento de la clase media alta y la imposición de aranceles a los productos importados.
Su postura es clara en cuanto a su desvinculación de conflictos internacionales. Trump ha prometido reducir el apoyo estadounidense a las guerras de Ucrania y el Medio Oriente, aunque mucho del presupuesto que recibió provino de comités pro-Israel. Esta retirada plantea interrogantes sobre cómo reaccionarán las potencias como Rusia, Irán y China ante la oportunidad de aumentar su influencia en estas regiones, o escalar aún más el conflicto.
Con el triunfo del republicano, además, EE.UU. perdió por segunda vez la oportunidad de tener a una mujer en la Presidencia, aunque Kamala Harris ya hizo historia, en las elecciones anteriores, al convertirse en la primera mujer en ocupar la Vicepresidencia.
Esta elección también marca la tercera campaña presidencial de Donald Trump, una de las más insólitas y polémicas en la historia reciente, en la que el candidato enfrentó dos intentos de asesinato y compitió en un ambiente donde grandes figuras de la música, el arte y la televisión, como Beyoncé, Lady Gaga, Taylor Swift, Katy Perry, Sabrina Carpenter, Cardi B, Bad Bunny, Jennifer López, Meryl Streep, Oprah Winfrey, Bon Jovi y Ariana grande se pronunciaron en su contra y apoyaron a su oponente, consolidando un fuerte mensaje cultural y social en los medios. El elenco original de Los Vengadores -la gran franquicia de Disney y Marvel- también llamó a votar por Kamala Harris. Pero no funcionó.
En Florida, donde el presidente electo obtuvo 5,880,043 votos, el festejo reflejó la aprobación y lealtad de su base, un respaldo esencial para su regreso al poder y "para la defensa de sus intereses". En su discurso a las y los partidarios, Trump declaró: "hemos logrado la cosa política más increíble". Los republicanos también recuperaron el control del Senado con victorias clave: en Ohio, Bernie Moreno derrotó al demócrata Sherrod Brown; en Virginia Occidental, el independiente retirado Joseph Manchin será reemplazado por el gobernador republicano Jim Justice; y en Nebraska, la senadora Deb Fischer superó el desafío del independiente Dan Osborn, eliminando como fuerza cualquier posibilidad de que los demócratas mantuvieran la mayoría en el órgano. Hablando con sus seguidores en Palm Beach, Trump proclamó: "este será recordado para siempre como el día en que el pueblo estadounidense recuperó el control de su país".
En el ámbito internacional, con su reelección es previsible que EE.UU. mantenga un distanciamiento en compromisos como el Acuerdo de París y reduzca su apoyo financiero a organismos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA). Mientras tanto, el muy probable negacionismo ambiental cobrará más relevancia, porque la energía independiente es prioridad para la administración Trump-Vance. Estas decisiones dejan a otras naciones ante el desafío de asumir un papel más protagónico en temas de cooperación global y cambio climático, llenando el vacío que Estados Unidos podría dejar. En el plano interno, la reelección de Trump también refuerza el respaldo de su base conservadora, asegurando la continuidad -en una versión "mejorada"- de sus políticas en migración, economía y justicia; y trae consigo la posibilidad de una polarización política más profunda, con divisiones sociales que podrían agudizarse a corto y mediano plazo.
Como figura inspiradora para movimientos populistas de derecha en el mundo, su regreso fortalece las percepciones y posturas de otros líderes que comparten sus valores nacionalistas y su rechazo a la globalización, generando muy probablemente una nueva ola de políticas públicas similares en diversas naciones. Además, la retirada de EE.UU. de ciertos compromisos internacionales y conflictos abre la puerta para que China, Rusia y otros actores radicados en el autoritarismo ganen influencia y recursos en territorios donde tradicionalmente ha dominado la política estadounidense, porque Trump busca encerrar a su país en una burbuja.
En conjunto, la reelección de Trump trae consigo una serie de incógnitas que impactan tanto a nivel nacional como global. Se está ahora ante una posible era de aislamiento internacional para Estados Unidos de Norteamérica, aunque al final Donald no es la aberración histórica o el monstruo come democracias que algunos creían que era, sino una fuerza de derecha transformadora que está remodelando EE.UU. con un nuevo modernismo, a su propia imagen y deseo. Porque el nacionalismo es lo de hoy.
Harris ya ha llamado al presidente electo y le ha felicitado por su indiscutible triunfo. Según el equipo de Kamala, ella y Donald coinciden en la necesidad de "unificar al país", justo antes de que la demócrata pronuncie su discurso aceptando la derrota.
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