El presidente ucraniano declaró hoy que el presidente de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), quien sugirió que Ucrania empezó la guerra, está "viviendo en un espacio de desinformación".
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Washington, Estados Unidos de Norteamérica

Las declaraciones recientes del presidente de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Donald Trump, han vuelto a sacudir el escenario internacional. En un tono cada vez más beligerante, el mandatario ha calificado al presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, de "dictador" y ha lanzado una advertencia tajante: "si no actúa rápido, se quedará sin país". Estas afirmaciones se suman a una narrativa en la que el magnate ha insistido en responsabilizar a Ucrania del conflicto que lleva tres años asolando el país y a la Unión Europea tras la invasión rusa que comenzó en febrero de 2022.
Las acusaciones del presidente estadounidense van más allá de la retórica política. En su red social Truth, Trump reiteró que Zelensky ha llevado a cabo "un trabajo terrible", asegurando que su país está "destrozado" y que "millones de personas han muerto de manera innecesaria". Estas afirmaciones omiten descaradamente el papel de la invasión rusa y la resistencia ucraniana, generando reacciones encontradas a nivel global.
En un giro político significativo, Trump ha afirmado que su administración está negociando "con éxito" con Rusia para poner fin a la guerra, asegurando que su gobierno es el único capaz de lograrlo. Esta declaración ha sido respaldada por el propio presidente ruso, Vladímir Putin, quien ha destacado la "predisposición de Washington" para entablar un diálogo con Moscú. Sin embargo, Putin también ha asegurado que Ucrania participará en futuras negociaciones de paz, a pesar de que, por ahora, los principales contactos diplomáticos se han llevado a cabo exclusivamente entre Rusia y Estados Unidos.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha elogiado la postura de Trump y ha celebrado el acercamiento con la administración estadounidense, afirmando que las relaciones bilaterales han comenzado a "alejarse del abismo". Lavrov también ha coincidido con Trump al considerar que la intención de integrar a Ucrania en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue uno de los principales detonantes del conflicto.
Desde Kiev, las declaraciones de Trump han sido recibidas con indignación. Zelensky ha calificado de "absurdas" las acusaciones de que Ucrania inició la guerra y ha advertido que Trump vive "en una burbuja de desinformación". Además, ha rechazado un supuesto acuerdo que la administración estadounidense le propuso para ceder el 50 % de la propiedad de las tierras raras ucranianas, incluyendo litio y titanio, a cambio de apoyo militar y financiero.
El presidente ucraniano enfatizó que no puede "vender" a su país y que su prioridad es la soberanía y seguridad de Ucrania. Según sus cifras, el costo total de la guerra asciende a 320,000 millones de dólares, de los cuales 120,000 millones han sido financiados por los contribuyentes ucranianos y el resto proviene de la ayuda de EE.UU. y la Unión Europea.
Mientras tanto, en Europa, la estrategia frente al conflicto ha generado nuevas fricciones. La cumbre celebrada el lunes 17 de febrero de 2025 en París, organizada por el presidente francés Emmanuel Macron para definir el rol de la Unión Europea en las negociaciones de paz, dejó en evidencia las diferencias entre los países del bloque. El principal punto de tensión fue la posibilidad de enviar tropas a Ucrania, una propuesta que generó divisiones entre los líderes europeos y provocó malestar en aquellos que fueron excluidos del primer encuentro. En respuesta a la controversia, Macron convocó hoy una segunda reunión, esta vez virtual, incluyendo a 22 países adicionales, entre ellos Rumania, Luxemburgo, Grecia, Portugal y Noruega.
La portavoz del gobierno francés, Sophie Primas, también manifestó su desconcierto por las declaraciones de Trump al culpar a Ucrania de la guerra. "No entendemos la lógica americana", afirmó en una rueda de prensa este miércoles 19 de febrero, reflejando el creciente distanciamiento entre la Casa Blanca y algunos de sus aliados europeos en relación con el conflicto.
Por su parte, Rusia ha continuado con su narrativa de acusaciones indirectas contra la Unión Europea. Putin insinuó que el reciente bombardeo a una estación de bombeo del Consorcio del Oleoducto del Caspio en la región de Kubán pudo haber sido orquestado en coordinación con Europa. Esta infraestructura es clave para las exportaciones energéticas rusas, por lo que el Kremlin se ha apresurado en vincular el ataque con una supuesta injerencia occidental.
Mientras tanto, Ucrania ha denunciado nuevos ataques rusos en la provincia de Odesa. Zelensky advirtió hoy que "Rusia está dirigida por mentirosos patológicos" y ha subrayado que no se puede confiar en Moscú para alcanzar la paz. Estos ataques, según el mandatario ucraniano, refuerzan la necesidad de mantener la presión internacional sobre Rusia.
En resumen, las declaraciones de Trump han encendido una nueva etapa de incertidumbre en la diplomacia internacional. Su postura sobre Ucrania, su acercamiento con Putin y su crítica a Europa marcan un punto de inflexión en la política exterior de los Estados Unidos de Norteamérica. Mientras los líderes europeos buscan redefinir su estrategia de seguridad, la posición de Kiev se vuelve cada vez más compleja ante la posibilidad de ser marginada en las conversaciones de paz.
El desenlace del conflicto aún es incierto, pero las recientes tensiones dejan claro que Ucrania sigue siendo el epicentro de una disputa geopolítica que va mucho más allá de sus fronteras. La capacidad de la comunidad internacional para responder a estas dinámicas determinará el curso de los acontecimientos en los próximos meses, con repercusiones que podrían redefinir el equilibrio de poder en el siglo XXI.
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