En el 45 aniversario de la Revolución Ciudadana de 1979, el régimen sandinista de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo ha intensificado la represión en Nicaragua, centrando su ira esta vez en funcionarios, antiguos aliados y periodistas. Este julio de 2024, la administración Ortega-Murillo está llevando a cabo una purga sin precedentes, despidiendo y deteniendo a una amplia gama de figuras políticas, militares y judiciales. El régimen, enfrentando un creciente aislamiento internacional y presiones económicas de Estados Unidos, ha desatado una ola represiva que ha sido calificada como la más dura desde los años 2018 y 2019, incluso con denuncias de desapariciones forzadas.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
Las caravanas de motociclistas, camionetas de la Policía Nacional y hasta ambulancias y otros vehículos del Estado; rotondas en todo el país con "simpatizantes" y trabajadores del sector público ondeando banderas mientras las canciones de los Mejía Godoy o del Grupo Pancasán suenan; muchos anuncios en la televisión abierta y en las radios estatales; documentales, exposiciones, actos culturales; y bastantes discursos sobre "la paz" que trajo la Revolución Ciudadana de 1979 -que no es sandinista- y cómo ahora "muchos quieren destruirla". Parece un 19 de julio común y corriente. Más de lo mismo. Proselitismo, violaciones a la Constitución y a la separación de poderes, victimización y tergiversación de la cultura, historia y memoria colectiva.
Pero algo diferente hay este 2024, en medio de la anomalía y desgracia sin pausa que ha marcado al país centroamericano desde el año 2018. En esta ocasión, para "conmemorar" el "45/19", el principal blanco de la persecución sandinista son los propios sandinistas. Según documentación y declaraciones de diversas fuentes registradas por COYUNTURA, al menos 10 funcionarios y/o aliados del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) han sido apartados de sus cargos o detenidos en lo que va de julio de 2024, sin una aclaración pública del oficialismo o bien por acusaciones e investigaciones de corrupción, actividades ilícitas o desobediencia. Otras 15 personas, entre disidentes, periodistas oficialistas o independientes, funcionarios judiciales y familiares de presos políticos, han sido asediadas o amenazadas por la Policía Nacional y fuerzas paramilitares solo este mes.
"La orden actual en el Frente es silenciar, callar y celebrar", dijo a esta Redacción un exalcalde sandinista bajo la condición de anonimato.
Junto a una escalada de los insultos escupidos por Rosario Murillo -segunda al mando en el régimen sandinista-, en un acto que marca el 45 aniversario de la Revolución Ciudadana de 1979, el régimen de Daniel Ortega y su mujer ha acelerado una ofensiva represiva sin precedentes en Nicaragua, centrada en una purga interna que ha sacudido al aparato gubernamental y a sus antiguos aliados. La situación en el país ha escalado a niveles de represión inéditos desde la crisis en 2018 y 2019, cuando la represión de la oposición y la violencia estatal alcanzaron picos alarmantes.
Solo en el mes de julio, la administración sandinista ha despedido o destituido a una serie de figuras clave, incluyendo a: la vicecanciller nicaragüense, Arlette Marenco, quien se presume está detenida junto a su esposo en las instalaciones de la Dirección de Auxilio Judicial "El Chipote"; varios jueces y otros funcionarios judiciales, entre ellos la jueza Noveno de Distrito Civil de Managua, Eveling González Betancourt, cuyo hijo y esposo están detenidos en el Sistema Penitenciario Nacional de Tipitapa "La Modelo"; al ahora exalcalde de Siuna, Otilio Duarte Herrera, y a la ahora exalcaldesa de Rosita, Victoria García; a secretarios personales y periodistas oficialistas.
Además, han sido detenidos dos exmilitares de alto rango en el Ejército (Eddie González y Francisco Orlando Talavera Siles -hermano de Telémaco Talavera-), y un ex subdirector general de la Policía Nacional (Jorge "El Cuervo" Guerrero), junto con varios periodistas independientes. Pero las detenciones no se han limitado a estas figuras; también se ha reportado la detención de disidentes en las fronteras, quienes han sido interrogados y en algunos casos se les ha prohibido la entrada o salida del país.
Todo esto, solo en lo que va de julio.
Tampoco podemos olvidar que la esposa del "número dos" del Ejército de Nicaragua, Martha Ruiz Sevilla, ya no es más asesora del dictador Daniel Ortega, tras un acuerdo presidencial que anuló su nombramiento esta semana.
En este sentido, la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, ha exacerbado la situación con discursos llenos de odio hacia la oposición, las y los ciudadanos exiliados por el régimen, los medios de comunicación independientes y la iglesia católica. Su retórica incendiaria ha reflejado una creciente paranoia dentro del FSLN, según disidentes como Dora María Tellez, Monica Baltodano y Ana Quirós, cuando incluso se habla -en el oficialismo- de un presunto "intento de golpe de Estado" orquestado por opositores y antiguos miembros del Ejército. "No pudieron ni podrán", dijo Murillo para comenzar su alocución la noche de este viernes 19 de julio, en la Plaza Nicaragua, en las costas del Lago Xolotlán.
Este giro represivo ocurre en un contexto de creciente aislamiento internacional para el régimen de Ortega. Hace un mes, la Organización de los Estados Americanos (OEA) exigió el cese de la violencia política e institucional, y la liberación de las y los presos políticos, que ya superan los 150. Las delegaciones internacionales presentes en Managua para conmemorar el aniversario del régimen provienen de países con cuestionables antecedentes en derechos humanos: China, Palestina, Venezuela, Cuba, Honduras, Irán, Angola, Argelia, Bielorrusia, Burkina Faso, Costa de Marfil, Emiratos Árabes, Rusia, Qatar, Sudáfrica, África del Sur, Vietnam y Zimbabue; según dijo Murillo este viernes, en la conmemoración del "45/19".
Por otro lado, Estados Unidos de Norteamérica ha intensificado las sanciones económicas contra el régimen, dirigidas a la compra de armas y a altos funcionarios sandinistas, particularmente durante los últimos meses. Estas sanciones buscan presionar a la administración de Ortega para que cese sus prácticas represivas y respete los derechos humanos.
La situación en Nicaragua sigue siendo tensa y la comunidad internacional observa de cerca los acontecimientos, mientras la administración Ortega-Murillo continúa con su campaña represiva en un clima de creciente rechazo y aislamiento global, pero con una plena campaña para señalar que la "alegría predomina en el territorio", pero sin saber quien puede ser el próximo detenido, desterrado, despedido o acosado.
En COYUNTURA, cada noticia y día de trabajo es un acto de valentía respaldado por personas, procesos, fuentes, documentos y perspectivas confiables, contrastadas y diversas, aunque muy a menudo debemos proteger la identidad de quienes informan y/o comentan. Pero la censura, la crisis económica y los obstáculos estatales y de seguridad no detienen a nuestra Redacción; seguimos informando con determinación, desde Centroamérica. Si has sufrido violaciones a tus derechos por un Estado centroamericano, o si quieres contar una historia, contáctanos a través de direccion@coyuntura.co o mediante la burbuja de mensajes en la parte inferior izquierda del medio.
Por otro lado, no te pierdas AULA MAGNA, nuestra radio en línea y plataforma de podcasts para la región y su gente, donde el periodismo y el entretenimiento se fusionan las 24 horas del día.
Juntos, construimos el puente de la verdad y la democracia, por eso ten en consideración adquirir una membresía de nuestro programa para socias y socios, con beneficios y servicios digitales únicos.
Comments