El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), en vísperas de la fecha límite para el primer desembolso del préstamo 2291 -un crédito de 382.58 millones de dólares destinado al X Programa de Ampliación y Mejoramiento de Carreteras-, ha entregado un adelanto significativo de 76.71 millones de dólares al régimen de Daniel Ortega. Estos fondos están destinados a la construcción de un tramo de 118.49 kilómetros de la tan esperada Costanera, un proyecto que ha estado en la mira durante más de dos décadas. Este desembolso se produce en un contexto donde la gestión del BCIE, bajo la presidencia ejecutiva de Dante Mossi, ha estado rodeada de controversia y acusaciones de apoyo a regímenes autoritarios en la región centroamericana, a pocas semanas de la sucesión de su directiva en el organismo bilateral.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) ha entregado un desembolso de 76.71 millones de dólares a la administración del sandinista Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo en Nicaragua para financiar la construcción de un tramo crucial de la Carretera Costanera. Este proyecto, que tiene un historial de más de dos décadas y múltiples retrasos, representa un hito importante para el país centroamericano, vendido con bombos y platillos por el oficialismo. Sin embargo, este desembolso se produce en medio de controversias y preocupaciones sobre la gestión de Dante Mossi, presidente saliente del BCIE.
El desembolso de 76.71 millones de dólares proviene del préstamo 2291, aprobado en diciembre del año 2021 y ratificado por la Asamblea Nacional de Nicaragua en junio de 2022. El plazo original para la entrega del primer desembolso era el 30 de junio de 2023, pero se extendió por seis meses adicionales hasta el 30 de diciembre de este año debido a requisitos desconocidos que estaban pendientes.
El proyecto de la Carretera Costanera pretende construir 118.49 kilómetros de carreteras a lo largo de la costa de Nicaragua. Se divide en cuatro tramos, siendo el más extenso el que abarca desde El Naranjo hasta Masachapa de la Carretera Litoral del Pacífico, con una longitud de 149.29 kilómetros. Sin embargo, cabe mencionar que el Plan de Adquisiciones del BCIE establece una extensión total de 119.49 kilómetros, lo que genera interrogantes sobre la discrepancia entre el contrato original y el plan de adquisiciones del banco, y de los datos mismos de lo que se espera construir.
Además de los 118.49 kilómetros de la Carretera Costanera, este crédito también financiará otros 65.73 kilómetros en diversos tramos, incluyendo la circunvalación de Corinto y la vía Wapi-El Tortuguero en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur.
A pesar de los retrasos en el desembolso, el Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) de Nicaragua ya había adjudicado las obras de construcción de los tramos 1 y 2 a la empresa constructora costarricense MECO -que ya ha desarrollado casi 10 proyectos en el territorio nicaragüense a lo largo de los últimos años-, con un costo de 146.20 millones de dólares. Además, el tramo 3 también se asignó a MECO, mientras que el tramo 5 se entregó a la empresa hondureña Perodecon S.A. de C.V., cuando el costo total del proyecto se estima en 280.06 millones de dólares, con un tramo pendiente de adjudicación.
El préstamo en cuestión fue aprobado en diciembre de 2021 y posteriormente respaldado por la Asamblea Nacional en junio de 2022. El plazo original para recibir el primer desembolso se fijó para el 30 de junio de 2023. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha límite, un requisito parecía quedar pendiente. En mayo de ese año, el presidente ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, emitió una resolución que extendió el plazo en seis meses adicionales, reprogramando la entrega hasta el 30 de diciembre de 2023 sin brindar más detalles al respecto.
Este ajuste en el plazo provocó algunas inquietudes, ya que el contrato de préstamo establecía que los desembolsos debían comenzar en un plazo máximo de 12 meses después de la aprobación legislativa. De no cumplirse esta cláusula, el banco tenía la opción de dar por terminado el contrato. Sin embargo, finalmente, a fines de octubre, se materializó el primer desembolso, según documentación revisada por la Redacción de COYUNTURA.
El proyecto en cuestión, el X Programa de Ampliación y Mejoramiento de Carreteras, es un ambicioso plan de infraestructura que comprende un total de 229.13 kilómetros de vías divididos en cuatro tramos, siendo el más extenso el tramo El Naranjo-Masachapa de la Carretera Litoral del Pacífico, con una longitud de 149.29 kilómetros. El contrato detalla las especificaciones técnicas para la construcción de estas carreteras, incluyendo el tipo de pavimento, espesores, carriles, aceras y hasta ciclovías.
Sin embargo, se ha observado una discrepancia entre el contrato original y el Plan de Adquisiciones del BCIE en lo que respecta a la extensión del tramo de la Costanera. Mientras el contrato original mencionaba 118.49 kilómetros, el Plan de Adquisiciones señala 119.49 kilómetros para el tramo del litoral del Pacífico Sur Fase I, que abarca la Costanera. Esto ha generado incertidumbre sobre la inclusión o exclusión de un tramo de carretera en el proyecto.
Además de los 118.49 kilómetros de la Costanera, el crédito también financiará otros 65.73 kilómetros distribuidos en varios tramos de carretera en diferentes regiones de Nicaragua, que supuestamente conectan con esta arteria del Pacífico. El contrato designa al MTI como el organismo ejecutor del programa. Una entidad controlada directamente por el Poder Ejecutivo, en manos de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
La construcción de la Carretera Costanera ocurre en un momento en que el sector turístico de Nicaragua aún no se recupera por completo de la crisis social, política, humanitaria y de seguridad que inició en abril del año 2018. Tampoco de la pandemia de Covid-19. Aunque se espera que esta carretera impulse el turismo en las playas del Pacífico, la situación política y la incertidumbre en el país presentan desafíos para la industria turística. Son problemas mayúsculos.
En ese sentido, Dante Mossi, presidente saliente del BCIE, enfrenta acusaciones de corrupción y vínculos estrechos con líderes centroamericanos, como Daniel Ortega en Nicaragua y Nayib Bukele en El Salvador. Ha sido criticado por su apoyo a estos líderes y su disposición para financiar proyectos controvertidos. Mossi es señalado por activistas y analistas como "el banquero de los dictadores" y se le atribuye un papel importante en el financiamiento de regímenes autoritarios en la región, lo que plantea preocupaciones sobre la gestión de los fondos del BCIE.
Dicha entidad se enfrenta así a desafíos significativos para restaurar su reputación y abordar las acusaciones de corrupción. Para mejorar la gestión de fondos en países como Nicaragua y El Salvador, se sugiere la supervisión externa, la descentralización de operaciones y una mayor transparencia en la gestión de proyectos.
Durante los cinco años en los que Dante Mossi presidió el Banco Centroamericano de Integración Económica, su cercanía con regímenes autoritarios en la región se hizo evidente. Las cifras hablan por si solas. Bajo su liderazgo, Nicaragua recibió un total de 2068.5 millones de dólares del BCIE, un incremento del 72 % en comparación con el período anterior de la directiva. Este aumento significativo en la financiación a Nicaragua generó preocupaciones sobre la supervisión y transparencia en la asignación de fondos.
Mossi centró los desembolsos del BCIE en proyectos de carreteras, reactivación económica, sistemas de agua potable y otros, pero algunos críticos señalaron la falta de supervisión adecuada de estos recursos. Pero en mayo de 2023, la Asamblea de Gobernadores del BCIE decidió unánimemente no ofrecerle un nuevo período de cinco años en la presidencia ejecutiva, lo que equivaldrá un cambio en la dirección del BCIE en los próximos días.
Asimismo, se debe tener en cuenta que el desembolso de 76.71 millones de dólares para la Carretera Costanera en Nicaragua es un paso importante en un proyecto de largo plazo, pero se produce en medio de controversias y preocupaciones sobre la gestión del BCIE y Dante Mossi. A medida que un nuevo funcionario asume la presidencia del BCIE, el banco se enfrenta al desafío de restaurar su imagen y garantizar una gestión más transparente y eficaz de los fondos en la región centroamericana. Pero el legado de Mossi y las implicaciones políticas y económicas de su gestión continúan siendo motivo de debate y escrutinio.
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