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Dennis Castellón: "Salir del sandinismo no se hace de la noche a la mañana, es como salir de un cártel o de la drogadicción"

El artífice de Locuin, Dennis Castellón, quien dejó atrás su militancia en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), revela su metamorfosis personal, desde su desvinculación al partido rojinegro en medio del estallido social en el año 2018. Para preservar su vida, adoptó la sátira como disfraz, convirtiéndola en su "trinchera" y "arma social". De su travesía como disidente y exiliado, comparte un testimonio que subraya complejidades pero también logros. "Urge ir a la raíz del problema que es el sistema sandinista", dice, mientras sostiene que su "misión actual es clara": "contribuir" en la construcción de un precedente social y político "para evitar la repetición de ciclos" en Nicaragua.


Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

Estados Unidos de América
Fotografía cortesía
Fotografía cortesía

Dennis Castellón, nacido en Wiwilí, Nicaragua, y con 43 años de edad, tiene una historia, quiera o no, arraigada al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), pero, a raíz de la crisis múltiple que vive el país centroamericano desde abril del año 2018, decidió, muy lejos del sandinismo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, trazar su "propio sendero" hacia la disidencia, a través del programa digital "Locuin: Locos y Cuerdos". El ingeniero civil de profesión estuvo por una temporada en Guatemala, tras salir forzosamente del territorio nicaragüense. Ahora se enfrenta a los desafíos del exilio en los Estados Unidos de América (EE.UU.), donde ya estudia inglés, aspirando a formar parte del sistema de educación primaria y secundaria, con el objetivo de adaptarse "mejor" a ese nuevo sistema.


En esta minuciosa entrevista con la Redacción de COYUNTURA, Castellón desentraña en su testimonio las claves de sus decisiones y las distintas etapas de su "complejo proceso" de disidencia. "Tengo enormes secuelas", reveló. También compara su experiencia huyendo del FSLN con la "salida de un cártel o de la drogadicción". Dice que es necesario despojar a las y los sandinistas "de todas las facilidades paramilitares" con las que funciona el sistema, y las que se usan para supuestamente formar dentro del partido rojinegro. "Me debo de ir desprendiendo de eso y empezar a vivir los espacios de libertad y democracia", reflexionó.


Por otro lado, dice que su trabajo como Locuin busca "sentar precedentes" y afianzar "espacios de participación" en medio de la compleja realidad del país centroamericano, y desde su propio exilio. Señala que se deben impulsar cambios positivos de "pensamiento, palabra y acción".


Pregunta. ¿Cómo ha sido tu tiempo en los Estados Unidos de América?


Respuesta. Me he enfrentado a muchas realidades que las desconocía, o las manejaba de manera superficial, principalmente el idioma, el orden sistemático, las leyes, y las comodidades que no había tenido, como la democracia, y oportunidades enormes por todos lados. Sin embargo, al igual que en todo, hay pros y contras.


Estoy estudiando inglés, aunque sea dos o tres veces a la semana. Después del inglés quiero estudiar secundaria; después quiero estudiar alguna carrera técnica que me permita una mejor posición laboral a mediano plazo en este país. Pero no me salgo del guión de mi involucramiento en la lucha por buscar como ayudar a sentar precedentes sobre el inicio de este ciclo que estamos viviendo.


P. ¿Te llevaste a Locuin a ese nuevo exilio?


R. Anda conmigo. Anda perdido. Venía hablando inglés del que le habían enseñado en la Juventud Sandinista y en la secundaria, y se dio cuenta que el inglés de aquí es otro. Tras arribar al aeropuerto y escuchar hablar en inglés, Locuin quería llorar y tuvo que sacar al Dennis de adentro.


Locuin está desesperado por salir a cada rato, como mecanismo de defensa, para no frustrarse, y sacar el loco que lleva dentro.


P. ¿Qué tiene para ofrecer Locuin en esta nueva fase y en el actual escenario de Nicaragua, ahora desde el exilio?


R. Locuin es una semerenda locura. Tiene de todo. Se le ocurren muchas cosas pero sigue enfocado en hacer reír, en mantener el humor. Aunque está el reto de la parte seria, que pretende buscar soluciones para Nicaragua. Es la parte crítica, es la que abre el debate y los espacios.


Locuin a veces solo quisiera dedicarse a lo suyo que es payasear, imitando a todos los que pueda, entonces, estoy peleando todo el tiempo, porque los personajes de Locuin tienen para mucho más.


Dennis tiene metas profesionales. Quiero enfocarme principalmente en ser parte de sentar un precedente en Nicaragua para que no se repitan ciclos, y que la gente pueda tener espacios de participación, es decir, que hablen. Eso es lo que queremos. Que la gente hable y que proponga; que sea parte de un proceso de cambio en Nicaragua; que no se quede esperando que otros hablen por ellos.


P. ¿Puedes explicarnos tu proceso de salida del FSLN?


R. La forma más práctica de entender la disidencia del sandinismo, que para mí representa lo más cercano a un cártel o un proceso de drogadicción. Salir de un cártel o de la drogadicción lleva sus etapas las cuales hay que irlas quitando una a una. Como exsandinista tengo que ser muy honesto, y aunque me cuesta, porque eso me pasa factura, la misma cultura nuestra, más nuestra ignorancia, no se entiende que estoy en proceso, saliendo del sandinismo.


Del sandinismo no se sale de la noche a la mañana, incluso es peligroso, porque si vos de la noche a la mañana decís que ya no sos sandinista expones hasta a tu familia, podes ir a la cárcel y te pueden desaparecer o enfermar.


P. ¿Cómo se sale del sandinismo entonces?


R. Me di cuenta que hay que hacerlo a mediano plazo, sin implicar a mucha gente; proteger a mis familiares y amigos; dejar de comunicarme con ellos por un tiempo y luego hacerlo solo. Es como el mismo proceso de abstinencia por drogadicción. Esto también implica secuelas. Tengo enormes secuelas. Estoy todavía impregnado. Eso no lo puedo discutir, pero a veces si se discute sobre ello, y eso significa que hay mucha ignorancia.


P. ¿Cuáles son los antivalores del sandinismo?¿Cómo se pueden identificar?


R. Los antivalores sandinistas están en sus raíces. El sandinismo es una emergencia revolucionaria que su prioridad básica era comer. Esa necesidad es parte de la naturaleza del ser humano y no necesita venir una revolución a decírtelo. El comer y tener una casa es una exigencia natural de todo el mundo y el sandinismo quiso tomarse los réditos, le dijo a la gente "vamos para que comamos", y luego convirtió a la gente en esclavos para asegurarles un bocado de comida, y regar migajas.


Otros complementos que son la base del crecimiento de una sociedad es la libertad de expresión, la democracia, oportunidades de crecimiento y el sandinismo copta todo esto con exilio, silencio, asedio, persecución. Si estás en contra de sus migajas, inmediatamente te exilia, te secuestra o te enferma.


P. ¿Cuál es el rol que debe ocupar un disidente sandinista en un contexto como el que atraviesa Nicaragua?


R. Primero aceptar los procesos. Ir cumpliendo las fases. Reconocer errores y hacer catarsis. Vivir el síndrome de la abstinencia, porque se va entrando en este síndrome. Doy un ejemplo claro: A mí se me hace fácil la parte investigativa de saber que quién es Juan Daniel Treminio y en media hora tener toda la investigación alrededor de su familia y quiénes son, qué hacen, rutinas básicas. Traigo la facilidad de ese concatenado del sandinismo, ese dominio de manejar los territorios, los terrenos, las casas, toda la información. Entonces eso es malo y yo no sabía que era malo. A mí se me hace muy fácil porque fui entrenado por ellos.


Debo reconocer que me debo de ir desprendiendo de ese facilismo y empezar a vivir los espacios de libertad y democracia. Es un ejemplo nada más de lo que el sandinismo es. Entre otros, como las frustraciones, los enojos y las alteraciones repentinas, de contestarle a la brava a la gente en lugar de encontrar puntos de inflexión e ir cediendo en oposiciones. Todas estas cosas el sandinismo disidente debe irlo practicando.


P. ¿Y cómo debería actuar o responder el antisandinista?


R. No es que deba aceptarlo o tolerarlo. Debe entender a quién se está enfrentando, a un animalito entrenado como un potencial paramilitar con con todas las capacidades investigativas. Peor si tienen un poco de escuela, peor.


No es que hay que correrse de ellos, sino entender a quién se está enfrentando e irlo tratando con cierto grado de recepción. No necesariamente tratarlo bien, si no arrugarle el hígado y mostrarle cuál es la democracia, cómo es la libertad, pero no cerrarle el camino. Si le cierras el camino lo asfixias, lo retornas y puede ser peor para él, para vos y para todos.


P. Durante el tiempo que fuiste sandinista, ¿experimentaste alguna vez algo de democracia a lo interno?

R. Nunca. Nunca sentí democracia, eso no se enseña en el sandinismo.


P. ¿Cuánto tiempo fuiste militante del FSLN?


R. Fui sandinista oficial con carnet desde el 2008, que fue cuando lo pedí, hasta el 2014 que se me venció y no lo volví a pedir. Estaba fresco de haber salido de la universidad y donde sea que buscara trabajo, incluso en la empresa privada, tenía mayor aceptación si llevaba un papel (aval partidario). Afortunadamente nunca me contrataron, ese papel no me sirvió de nada.


Yo nací en Wiwilí en plena guerra, me crié en los combates de ocotal, mi padre estaba armado. Me crié yendo a las reuniones del Frente y de la JS haciendo protagonismo en un montón de actividades populares. En todas participé, era de megáfono, me usaron en ese formato y cuando estudié me fui como despertando, pero siempre fui crítico y peleón. Eso es lo que menos les gustaba porque el que es crítico lo van sacando. Si no es obediente, no sirve, si no agacha la cabeza lo hacen a un lado.


P. Ahora que elegiste la trinchera del humor, en una crisis que lleva más de cinco años, ¿por qué insistes en ese formato?


R. En el 2028 se cerró una oportunidad que venía naciendo y creciendo para un montón de gente que estaba en procesos y el 2018 fue eso, una oportunidad, y yo la ví como una oportunidad. Como soy un caza oportunidades le entré. Decidí el humor porque creo que es la mejor manera de avanzar. Conocía bien las garras del Frente Sandinista y sabía que me podían matar, pero también sabía que tenía capacidades humorísticas, ellos me conocía como el humorista, el payaso, el que hace reír, el que siempre imitaba al compañero. Entonces eso iba a convertirse en mi fachada para que ellos no me asesinaran.


Era muy importante pensar en la garantía y la seguridad de la vida y una de las buenas formas de navegar y meter pequeñas fibras de crítica, de contenido técnico dentro del humor para gente que me mira para reírse. Me monté un plan individual, personal con escasos recursos y lo voy puliendo, cuidando y mejorando. Te entretengo, te informo, abro espacios de crítica para que podás debatir o aprender a hacerlo.


P. ¿Te has sentido acuerpado en este proceso?


R. Me he sentido muy acuerpado, no podría quejarme porque el nicaragüense me ha demostrado la solidaridad, no en palabras ni en tuits, ni en frases, me lo han demostrado en vivo, físicamente. Se me acercan y me dicen "en qué te puedo ayudar", "yo no tengo el valor de dar la cara, vos sí." Eso es genial. Llamadas, mensajes, apoyo económico. Hay un montón de gente dispuesta a empujar la carreta.


P. ¿Hasta dónde piensas llevar tu carreta?


R. Tengo que saber manejar el equilibrio por las necesidades que puedo ir adquiriendo, porque puede ser que encuentre un trabajo en el que gane bien. Hay que ser responsable, el dinero se debe gestionar y administrar. A lo mejor le reste fuerza a lo que hago sobre Nicaragua, pero no creo que lo deje de hacer porque la gente de Nicaragua me ha traído a donde estoy y es la que me empuja a mejorar.


Lo que hago está relacionado a mis propósitos y objetivos y no puedo ningunear ningún esfuerzo, por un like que sea o reciba.


P. Has construido una comunidad significativa de personas que a diario te consumen, como espacio comunicacional, desde el humor y los debates. ¿Qué tipo de valores está recibiendo ese público?


R. Es un mar de cosas. Cuando yo me siento a leer los comentarios en privado me doy cuenta que toda esta gente quiere comunicar algo, quiere escribir y decir algo, o la mayoría trata de hacerlo. Trato de ordenar todo ese montón de ideas y lo voy ordenando en el pensamiento y en la acción, para que exista coherencia en estos tres elementos: pensamiento, palabra, acción. En ese sentido he ido concluyendo que lo que urge para Nicaragua es que no solamente nos entretengamos en nuestras pasiones para hacer la crítica, sino ir a la raíz del problema que es el sistema sandinista.


Soy muy claro: no estoy de acuerdo con un sandinismo sin Daniel Ortega, el problema es todo el sandinismo. Incluso, me incluyo dentro de ese problema porque soy disidente, y voy en camino de mejoría.


Debo tratar con mis propios miedos, com mis propias metas, caprichos y dificultades para abrir voces, espacios que la gente hable de acuerdo a lo que me comentan. He concluido que, además de criticar o hacer reír o educar, hay que abrir espacios para que la gente se exprese en lugar de estar comentando o mandando mensajes, que usen su voz, que pierda el miedo y en eso me pego como garrapata en los spaces.


El cuarto elemento es pasar estos espacios de apertura que es la acción, y en mi caso consiste en acercarme a muchas personas y plataformas para poder traerles a los espacios para que escuchen a la gente y que salgan de su nicho, del zoom y se expongan, que tomen nota, y de paso materializar esas peticiones, de lo contrario estaríamos aislados.


P. ¿Qué tan significativo fue que Nicaragua ganara el Miss Universo de 2023?


R. Lo que más me impactó a mí es lo que logré percibir en toda la gente alrededor de un suceso que nos lo creíamos. La brecha entre las esperanzas que se tenía de ganar y ganarlos son gigantes, fue una brecha tan gigante.


El mismo sandinista trata de esquivar a la dictadura y trata de verlo como un logro nacional, está ciego y sordo a lo que diga el régimen. Yo no salgo del asombro. La Sheynnis Palacios es nuestro Messi y la Karen Celebertti es Lionel Scaloni. Somos campeoncitos del mundo en una disciplina que proporciona un nivel de alegría.


P. Entonces, ¿Palacios tiene un poder en sus manos?


R. Ella no necesita mover los labios, el poder y los alcances que representa a nivel internacional son enormes sin ni siquiera decir una frase.


Ellos (la pareja dictatorial) están impactados tanto como vos y yo. Lo que pasa es que nosotros tenemos otro tipo de aceptación y ellos en su mundo cerrado el protocolo les está diciendo que reaccionen de manera fatal a tal punto de que llegó a secuestrar al esposo e hijo de Celebertti, a ella la destierra junto con su familia. Hasta en Afganistán nos van a recordar como el país que ganó el Miss Universo y el país que no ha podido celebrarlo, y que encima secuestraron a la familia por quién fue posible ese triunfo.


Eso nos marcó en la vista, el pensamiento y el recuerdo en Nicaragua y todo el mundo.


P. ¿Qué debemos mejorar como sociedad?


R. El 2024 nos va a obligar a ceder posiciones y caprichos de todos lados. No estoy diciendo que nos va a unir, sino que nos va acercar un poco más por gravedad. Nos va a demostrar que no era por donde nosotros lo íbamos planeando, que hay que unir a la oposición. Hay que dejar que cada quien, los líderes y las organizaciones haga las cosas por su lado. Dejemos de ver al vecino. El que tenga una organización política debe enfocarse en aumentar su capacidad de gestión de recursos y alcances.


Nos tenemos que ir acercando entre todos los nicaragüenses y nos va a ir dando el ejemplo personajes como Sheynnis, que nos van demostrando hasta dónde son capaces de llegar, cerrando las brechas por el compromiso profesional que cada quien tiene.


P. ¿Qué es lo que más extrañas de Nicaragua?


R. Mi barrio que está junto al Río Coco y las lluvias de invierno que lo hacían crecer. Extraño el Mogotón, el cerro más alto donde solía ir a caminar para experimentar las sensaciones térmicas más bajas de Nicaragua. Extraño eso y es lo más honesto que puedo decir.


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