Dos exsemionaristas que ahora son oficiales de la Policía Nacional fueron enviados a seguir al religioso a todas partes. Monseñor lo sabía y pidió oración por ellos. Otro, ahora está en la lista de testigos en su contra. En Matagalpa además de sorpresa hay indignación.
Por Voces En Libertad | @VocesNi
Managua, Nicaragua
En las comunidades del norte de Nicaragua ha sorprendido que exseminaristas de la Diócesis de Matagalpa aceptaron ser parte de la guerra que la copresidencia Ortega-Murillo mantiene contra el obispo de la ciudad. El primero de ellos fue identificado con las iniciales de O.M.C., a quien, según fuentes de la Diócesis, identificaron como un Policía cuando lo "vieron vestido de civil" casi en todas las actividades de monseñor Álvarez. "Aparentemente le dieron la misión de vigilarlo 24 horas al día, los siete días de la semana, sin tregua y sin descanso, antes de su secuestro", relata una de las fuentes eclesiásticas.
O.M.C. es originario de una comunidad alejada del casco urbano de Matagalpa. Antes de entrar a la Policía se desempeñaba como músico y era delegado de "la palabra de Dios". Predicaba el evangelio y se caracterizaba por ser muy entregado a la iglesia.
Los miembros de esa comunidad católica comentan, bajo anonimato, que les ha sorprendido que O.M.C., quien siempre demostró devoción a la iglesia y a su obispo, ahora se porte como "un Judas que vende a un inocente".
Quiso ser sacerdote, pero…
Según la información obtenida por esta Redacción, O.M.C. entró al seminario para realizar estudios sacerdotales, pero al no lograr su objetivo se retiró, "cuando ya había avanzado un buen trecho". "Algo estuvo mal en su vocación. Mal comportamiento. No sabemos. Se hizo oficial de la Policía y parece que le dieron 'la misión principal' de espiar a monseñor Rolando Álvarez", comentan.
Los que vieron esta actitud lo comunicaron al obispo Álvarez, en su momento, y este sólo pidió "oraciones" para quienes estaban tras su pista. Ahora creen que es justo "romper el silencio y denunciarlo". Sobre O.M.C. y otro compañero, señalan que se mantenían en un vehículo con vidrios polarizados, al cual se le cambiaba la placa cada día de la semana para no ser identificados.
Pero O.M.C. era el que siempre estaba cerca de la casas cural en Matagalpa, y cuando monseñor Álvarez salía a misión este sujeto lo perseguía a distancia. Siempre estaba acompañado de una o dos personas más, que posteriormente la comunidad identificó también como miembros de la Policía Nacional y exseminaristas.
"Son seminaristas frustrados. No tuvieron el temple de nuestros religiosos y se quedaron en el camino. Pero ellos conocían bien la acción pastoral de la iglesia, por eso la Policía en su maldad los utilizó para seguir al obispo Álvarez", asegura un feligrés de Esquipulas.
Los quince días que monseñor Álvarez estuvo encerrado previo al 19 de agosto del año 2022, cuando fue secuestrado, O.M.C. estuvo siempre vigilando la Curia Diocesana de Matagalpa. "No quiero que pasen por alto a estos sujetos. Aquí todos sabemos quiénes son", señalaron los laicos.
Una ficha del orteguismo que usó sotana
La copresidencia de Nicaragua dio a conocer los nombres de los testigos que utilizaría en el juicio ilegal contra monseñor Rolando Álvarez. En la lista figura E.F.P.M., otro exseminarista que cursó incluso teología, el último escalón para recibir los ministerios mayores como Diaconado y Presbiterio, según establece el derecho canónico en su numeral 1031. "Eso quiere decir que ya era casi sacerdote", dicen las fuentes.
Se conoce que fue expulsado del seminario por razones que "por ética" la iglesia católica se reserva. Después de su expulsión, se integró como salmista en la catedral de Matagalpa, ministerio que le permitía cantar el "Pregón Pascual" el sábado Santo, durante la fiesta más grande para los católicos.
Este "ministerio" es propio del "consagrado o de un laico de compromisos leales". Es precisamente por eso que se vuelve insólito "su amarre" con los perseguidores de monseñor Álvarez, según la crítica de los feligreses.
Este exseminarista es hijo de E.M., quien es parte del coro en la parroquia Santa María de Guadalupe. Además, E.F.P.M. está casado con la concejal sandinista Maritza Rodríguez, quien se declarado fiel a la administración sandinista, y ha dicho que es "enemiga de la iglesia, a mucha honra".
Vehículo que las fuerzas oficialistas utilizaron para seguir a monseñor Álvarez, con dos placas de identificación diferentes:
"Los que ayer decían ser amigos de monseñor Rolando Álvarez, hoy lo venden por unas cuantas monedas. Pero también se están ganando la condenación eterna", criticó otro católico de Matagalpa. "Esa es gente conocida aquí. Se están condenando y aquí no olvidamos", sentenció.
Dictadura no se detiene contra sacerdotes
Mientras estos hechos son apenas digeridos en Matagalpa, el régimen Ortega-Murillo no se detiene en su guerra contra la iglesia y declaró el pasado jueves culpables a los religiosos que acompañaron a monseñor Rolando Álvarez en la Curia Episcopal de Matagalpa, quienes también fueron secuestrados y trasladados a la capital nicaragüense. El abogado y exfuncionario Yader Morazán informó sobre el fallo de culpabilidad que dio la jueza Nidia Nadezdha Úbeda Obando, titular del Quinto Distrito Penal de Audiencia de Managua.
"Cómo era de esperarse, las siete personas que acompañaron a monseñor Rolando Álvarez en la Curia Episcopal de Matagalpa han sido condenados por los delitos de menoscabo a la integridad nacional en su fase preparatoria de conspiración, y propagación de noticias falsas", escribió el abogado en el exilio.
El juicio contra monseñor Rolando Álvarez está plagado de irregularidades. "Es espurio" desde sus inicios, según expertos en materia del derecho, e "infame" para el pueblo católico nicaragüense.
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