Después de haber protagonizado una agresión verbal bochornosa contra periodistas y medios de comunicación independientes de Nicaragua a inicios de septiembre de este año, el jefe del Ejército del país centroamericano, Julio César Avilés, encabezó una misión más diplomática que militar en La Habana y Moscú. El funcionario sandinista enfatizó la voluntad y el compromiso permanente del Ejército de Nicaragua, de fortalecer los "mecanismos de comunicación y cooperación técnico-militar" con Cuba y Rusia.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
La Habana, Cuba
En el complejo escenario político y militar de Nicaragua, el general Julio César Avilés Castillo, comandante en jefe del Ejército del país centroamericano, ha protagonizado los primeros días del actual mes de noviembre una serie de eventos que llaman la atención tanto a nivel nacional como internacional. Su reciente visita a Cuba y a la Federación de Rusia genera nuevas interrogantes sobre la diplomacia y las relaciones internacionales de Nicaragua en medio de tensiones, guerras y sanciones internacionales. Exploramos las dimensiones de estas visitas y analizamos los cambios en el discurso del general Avilés con la ayuda de un exdiplomático, quien bajo la condición de anonimato examinó las posibles implicaciones para la estabilidad regional, cuando se está involucrando aún más a Nicaragua en conflictos bélicos carentes de razonamientos humanísticos.
El general Avilés, conocido por mantener un perfil bajo y evitar confrontaciones verbales e institucionales, en medio de la crisis múltiple que vive el país, sorprendió a la nación centroamericana el lunes 04 de septiembre con un discurso agresivo durante el 44 aniversario del Ejército de Nicaragua. Su ataque directo a los medios independientes y a quienes abogan, según sus argumentos, por sanciones internacionales marcó un giro significativo en su postura pública. ¿Qué motivó este cambio? ¿Inició ahí una intensa operación diplomático-militar para reforzar las narrativas en cuanto a relaciones internacionales del régimen del mandatario sandinista Daniel Ortega?
"En una sola semana, el general Avilés se movilizó a los dos principales socios militares de la administración sandinista, un claro movimiento que insiste en la legitimación de sucesos, acusaciones y narrativas sin un sentido humanitario, es decir, alrededor de asuntos en los que el Ejército de Nicaragua no debería involucrarse", señaló la fuente. Otros analistas insistieron hace algunas semanas a la Redacción de COYUNTURA que el discurso de César Avilés en septiembre, cuando el funcionario sandinista le juró lealtad a la administración de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, es una respuesta a las sanciones internacionales y las críticas que ha enfrentado el régimen orteguista, bajo la inacción del cuerpo militar. Algunos creen que Avilés busca demostrar su lealtad inquebrantable a la dictadura estos días, especialmente en un momento en que otras instituciones clave han experimentado purgas internas.
"No solo son encuentros para subrayar cooperación o futuros planes. Son momentos para buscar sincronía en lo que ellos mismos llaman un mundo 'multipolar'. Se acuerpan incluso con los razonamientos y poderes armados. Lo que Avilés hace, porque ya es una tarea, siguiendo el patrón de los hijos y funcionarios de Ortega -quienes encabezan giras diplomáticas de manera constante en China, Rusia, Cuba, Venezuela, Honduras y algunos países de Oriente Medio-, es seguir vendiendo a la dictadura como un buen negocio, en medio de otros grandes negocios, como el de la guerra, el petrolero y hasta el humanitario", explica el antiguo funcionario sandinista.
Las sanciones impuestas por los Estados Unidos de América (EE.UU.), dirigidas específicamente a miembros de la cúpula militar, han afectado evidentemente al general Avilés y a otros altos mandos. Tanto así que han recurrido a las cámaras y a los discursos confrontativos. En sus alocuciones recientes, Avilés ha reconocido el impacto de estas medidas, pero reitera su interés y compromiso de no permitir "un golpe de Estado" y de "aportar al mantenimiento de mejores condiciones de seguridad, estabilidad y tranquilidad para el desarrollo de los pueblos, mediante el enfrentamiento a las amenazas comunes". Para opositores y analistas, esto refleja la preocupación del régimen por las sanciones y las investigaciones de medios independientes. También resalta el cierre de filas y la consideración de EE.UU. como un blanco de este bloque, al que Nicaragua pertenece por intromisión más que por derecho.
La visita oficial del convoy militar y de Avilés a Cuba, del miércoles 08 al sábado 11 de noviembre de 2023, fue un paso significativo en la diplomacia nicaragüense. Chistes, fotografías y encuentros con regalos de por medio. El general Avilés se reunió con el general de cuerpo del Ejército cubano Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, enfatizando la importancia de fortalecer la colaboración técnico-militar con la isla.
La evaluación del mecanismo bilateral de defensa y seguridad entre Cuba y Nicaragua destacó la necesidad de "altos niveles de confianza" para garantizar la "seguridad regional".
La presencia de Avilés en Cuba incluyó la participación en ceremonias, como la ofrenda floral en el Cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, honrando a los "padres fundadores" de la Revolución Cubana. Este gesto refuerza, según un comunicado del Ejército de Nicaragua, los lazos históricos y simbólicos entre ambos países y cuerpos de defensa.
Pero, unos días antes de su visita a Cuba, del sábado 04 al martes 07 de noviembre del corriente año, Avilés realizó una visita oficial a Rusia. Se reunió con el ministro de Defensa, general del Ejército Serguéi Shoigú, para fortalecer "lazos de amistad y cooperación". En este encuentro también se evaluó el mecanismo bilateral en defensa, seguridad y cooperación técnico-militar, enfocándose en el "multilateralismo y la búsqueda de la paz mundial", pero con un "enemigo en común".
"Rechazamos el dictado y la presión política que se está extendiendo en el mundo como consecuencia del paso dado por los Estados occidentales, encabezados por EE.UU., de la diplomacia al chantaje y la amenaza. Con Nicaragua y otros países afines, nos opondremos a ello y llamaremos la atención sobre la inadmisibilidad de este tipo de comportamiento", dijo Shoigú durante la cita militar.
"Avilés, los Ortega-Murillo, encabezados por Daniel, y las y los embajadores y otros diplomáticos del orteguismo denuncian un bloqueo 'ilegal' contra Cuba y justifican las acciones militares de Rusia en Ucrania", comenta el exdiplomático. En ese sentido, Nicaragua está rompiendo uno de sus mayores recursos narrativos: la famosa "no intervención en asuntos de otras naciones", al intervenir como Estado en cuestiones "extranjeras".
Las relaciones con Rusia: un contrapunto a las presiones occidentales
La reunión con el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, destacó la "resistencia de Nicaragua ante las presiones políticas occidentales". Rusia rechazó el dictado político de Occidente, respaldando la cooperación supuestamente igualitaria con Nicaragua y otras administraciones, la mayoría de ellas acusadas por la comunidad internacional por cometer violaciones a los derechos humanos y constitucionales. La afirmación de que ambos países comparten posiciones comunes en seguridad global refleja una alianza estratégica más allá de lo militar, alcanzando, según un monitoreo de este medio, las esferas e institciones productivas, policiales, educativas y hasta científicas.
La visita de Avilés a Rusia coincide con la consolidación de un nuevo modelo de orden mundial, según sus palabras. El énfasis en la igualdad de oportunidades para todas las naciones y la oposición al chantaje y la amenaza refuerza la postura antiimperialista del régimen de Ortega, más allá de las fronteras locales.
Por otro lado, la transformación de Julio César Avilés de jefe militar a diplomático en medio de tensiones internas y externas plantea interrogantes sobre el futuro de Nicaragua. Su cambio de tono, la agresividad verbal contra los críticos y el reforzamiento de alianzas estratégicas con países como Cuba y Rusia sugieren una estrategia de supervivencia para el régimen de Ortega, quien baila para el mejor postor.
Las sanciones internacionales y las investigaciones periodísticas han generado un clima de incertidumbre dentro del Ejército de Nicaragua. La purga interna en otras instituciones, como la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y la Policía Nacional, podría replicarse, exacerbando las tensiones y divisiones internas. La diplomacia agresiva de Avilés, aunque busca respaldo internacional, podría contribuir a aislar aún más al país, señalan expertos. En un contexto donde la estabilidad regional está en juego, Nicaragua se encuentra en una encrucijada entre la diplomacia, las presiones internacionales y la inestabilidad interna. La evolución de la situación dependerá de las decisiones estratégicas del régimen y de cómo la comunidad internacional responda a estos movimientos ya no tan inesperados, pero igual o más peligrosos que antes.
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