Tras una prolongada desactualización de los datos demográficos de Nicaragua, de casi 20 años, las autoridades rojinegras dieron luz verde a la recolección de los datos ciudadanos y de vivienda en el país centroamericano. Tres semanas después del anuncio de un Censo Nacional, el Banco Central de Nicaragua (BCN) publica un informe preambular al "Estudio de Población y Vivienda 2024". La documentación que sirve como información previa al registro nacional -que ya se encuentra en desarrollo- permite detallar la profundización de la desigualdad, la precariedad de la vida de las y los ciudadanos nicaragüenses, y un ligero avance en el acceso a los servicios básicos. El 74.4 % de las viviendas en pobreza extrema tienen a mujeres como jefas de familia, mientras solamente el 2.8 % de los hogares a nivel nacional están hechos de concreto.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
Managua, Nicaragua
Aunque el Censo Nacional de Población y Vivienda está programado para ejecutarse desde abril del próximo año, con la planificación y detalles estratégicos en marcha, este lunes 31 de julio de 2023, Ovidio Reyes, presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), dio a conocer información preliminar sobre la ciudadanía y las viviendas nicaragüenses, luego del "Estudio pre-censal sobre Viviendas y Familias en Condiciones de Pobreza Extrema". La investigación se llevó a cabo gracias al apoyo de 14,496 encuestadoras y encuestadores, quienes realizaron la documentación entre mayo y junio de este año. "Nos fuimos a contar casas", expresó el funcionario del BCN. Este ejercicio es la indagación "previa para crear las condiciones del Censo Nacional", según explicó Ovidio. Detalla preocupantes datos sobre la precariedad en la que viven las y los nicaragüenses dentro de su país.
Según los resultados, en Nicaragua viven en promedio 4.3 personas por vivienda, lo que indica que los hogares albergan un número significativo de personas. El informe también estima que actualmente existen 1,600,000 viviendas en el país, lo que podría sugerir un aumento significativo en la cantidad de unidades habitacionales desde el último censo realizado en 2005, cuando hubieron 1,116,540 viviendas censadas. Es decir, que desde el último Censo Nacional hasta la fecha habrían al menos 483,460 nuevas viviendas en todo el territorio.
No obstante, este informe pre-censal del BCN a la mitad de 2023 remarca la precariedad de las condiciones de vida de las familias nicaragüenses. Se estima que el 6.4 % de la población habita en viviendas con condiciones de pobreza extrema, lo que refleja desigualdades significativas en el acceso a servicios básicos y calidad de vida para una parte considerable de la población.
Los resultados de la medición del BCN fueron presentados en conjunto con las alcaldías de Nicaragua, el Instituto de la Vivienda y el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), y revelan también una marcada desigualdad de género en las viviendas en condición de pobreza extrema: el 74.4 % de los hogares con esta condición tienen a mujeres como jefas de familia. Esta disparidad sugiere que las mujeres están enfrentando una mayor carga en la gestión de los hogares en situaciones de extrema pobreza, lo que puede estar relacionado con una serie de desafíos y dificultades adicionales que ellas enfrentan en su lucha por el sustento y el bienestar familiar.
Retos mayúsculos para el oficialismo ahora.
El dato adicional sobre el tipo de construcción de los hogares en Nicaragua aporta una perspectiva aún más preocupante sobre la calidad de la vivienda en el país, cuando solamente el 2.8 % de los hogares -ya bajo pobreza- están construidos de bloque de cemento o concreto, mientras el otro 97,1 % de las viviendas en condición de pobreza extrema están construidas generalmente de los siguientes materiales: madera, zinc, ripios o desechos, adobe o taquezal, bambú, barul, caña, palma u otros.
Aunque el 88 % de las viviendas son propias, lo que podría sugerir cierto grado de estabilidad en términos de propiedad -teniendo en cuenta que este informe es sobre la realidad alrededor de la pobreza extrema en Nicaragua-, la composición de las construcciones no deja de inquietar. Según los resultados, un 32.7 % de los hogares están construidos de madera, y un 28.2 % están hechos de zinc. Es decir que, más del 60 % de las viviendas están construidas con materiales altamente vulnerables a factores como incendios, condiciones climáticas extremas, lluvias torrenciales, derrumbes y deterioro, lo que pone en riesgo la seguridad y el bienestar de las familias.
Pocos avances y una escandalosa brecha digital
Según el último Censo de Población y Vivienda en Nicaragua, realizado en el año 2005, solo cuatro de cada 10 viviendas tenían acceso a agua potable. Sin embargo, tras 18 años, el estudio de 2023 presentado por el BCN muestra que el avance es escaso, ya que actualmente solo cinco de cada 10 hogares tienen acceso a este vital recurso. El avance en el acceso a la energía eléctrica tampoco es significativo. Ahora, al igual que en 2005, siete de cada diez viviendas cuentan con este servicio, de primera necesidad para cocinar, estudiar, trabajar y otras tareas, incluso de carácter económico. Este dato refleja la persistente crisis en el acceso a servicios básicos en el país centroamericano, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de políticas gubernamentales que garanticen el derecho fundamental al agua, la energía eléctrica y la comunicación e infraestructura.
"50.3 % de las viviendas están conectadas a la red pública de agua potable. Y 72.7 % de las viviendas cuentan con red de energía eléctrica", señala el informe presentado este lunes en Managua.
Por otro lado, a pesar de la implementación de la educación en línea y el teletrabajo como alternativas desde el Ministerio de Educación de Nicaragua durante la pandemia de Covid-19, otro dato abrumador que se puede subrayar del informe está relacionado con la brecha digital cuando el internet ya es considerado un servicio básico y no de lujo. Solo el 2.5 % de los hogares en Nicaragua tiene acceso a internet, mientras que el 58.3 % de las viviendas censadas para el informe pre-censal del BCN tienen telefonía celular. El acceso a estos servicios es extremadamente limitado, en un mundo cada vez más digitalizado.
El bajo acceso a internet también puede tener un impacto negativo en la calidad de vida de las personas y su capacidad para acceder a oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional contemporáneo. Por otra parte, disminuye la competitividad y el crecimiento económico del país, en medio de una crisis múltiple prolongada, y su participación en los mercados internacionales cada vez más sofisticados.
En cuanto a otros detalles, el BCN explica que, de las viviendas censadas este 2023: 30.5 % usan televisor de tubo. 11.5 % tienen refrigeradora. 5.6 % cuentan con televisión por cable. 4.6 % tienen televisor plasma. Y 3.1 % tienen motos para uso de la vivienda.
Detrás del Censo Nacional de 2024
Han pasado casi dos décadas y el prolongado período sin datos nacionales oficiales ha dejado un vacío demográfico y una laguna de inquietudes sobre la transparencia y la fiabilidad de la información gubernamental. A pesar de ello, las autoridades sandinistas decidieron levantar el Censo Nacional en el contexto de la pospandemia, y bajo una prolongada crisis política, humanitaria, económica y social que ha generado un éxodo masivo (más de 674,000 nicaragüenses en otros países), destierros, encarcelamientos, desnacionalizaciones y múltiples confiscaciones.
"El dato definitivo de población y vivienda se estará comprobando y presentando en el Censo de Población y Vivienda que realizaremos el próximo año", explicó Irene Álvarez, representante del INIDE, sin proporcionar detalles sobre el mecanismo para proteger la privacidad de las y los ciudadanos y los datos obtenidos. Las y los funcionarios sandinistas se limitaron a explicar que: "El total de personas censadas (en 2023) se distribuye en los siguientes rangos etarios: De uno a cinco años, el 10.9 %. De seis a 12 años, el 16.4 %. De 13 a 18 años, el 12.3 %. De 19 a 30 años, el 20.3 %. De 31 a 60 años, el 29.8 %. De 61 años a más, el 8.5 %.
Considerando la situación política, gubernamental y del Estado de Derecho en Nicaragua, y la represión y las sistemáticas violaciones a los derechos humanos bajo la administración de Daniel Ortega durante los últimos cinco años, la principal duda recae en el uso que los datos recopilados en el Censo Nacional de 2024 puedan tener en manos del oficialismo, en cuanto a temas electorales, de control y el andamiaje mismo del sistema dictatorial nicaragüense.
Según Ovidio Reyes, el levantamiento de información está programado para abril de 2024 y se realizará a nivel urbano y rural. Sin embargo, la falta de transparencia y el largo período sin actualización demográfica seguirán planteando dudas sobre la veracidad de los datos y el uso que se le pueda dar a la información recopilada. La Redacción de COYUNTURA explica en este artículo qué se necesita para el próximo Censo Nacional, para qué puede servir -bien utilizado- y para qué puede utilizarlo el sandinismo.
Ante este panorama, es fundamental que las y los ciudadanos, y la comunidad internacional, estén atentos, fiscalizando cómo se llevará a cabo el proceso de censo, y cómo se presentarán y utilizarán los datos obtenidos. Por otro lado, la falta de transparencia y la posible manipulación política podrían afectar la credibilidad y fiabilidad de los resultados y la toma de decisiones basadas en ellos.
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