El sandinista presentó este proyecto como una alternativa al Canal de Panamá, señalando los problemas de capacidad de esa vía y asegurando que Nicaragua puede ofrecer una solución al creciente tráfico marítimo global. "Es un canal tan ancho que facilitará que entren los barcos más grandes con cargas enormes", destacó esta semana ante empresarios chinos, todos de saco y corbata. También insinuó que inversionistas estadounidenses podrían interesarse en el proyecto debido a sus potenciales beneficios comerciales.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
En un anuncio cargado de controversia, el presidente nicaragüense Daniel Ortega presentó la noche de este lunes 18 de noviembre de 2024 un nuevo plan para construir el tan esperado y publicitado Canal Interoceánico en el país centroamericano, esta vez con una ruta que evita el emblemático lago Cocibolca -el gran lago de Nicaragua-, atravesando en su lugar el lago Xolotlán, el capitalino. La propuesta, realizada durante la XVII Cumbre Empresarial entre China, América Latina y el Caribe en Managua, busca atraer inversión extranjera, particularmente china, en un esfuerzo por revivir un proyecto que ha sido largamente debatido y previamente fallido, en medio de otros grandes anuncios los meses pasados, como el aeropuerto internacional en Punta Huete, al menos dos puertos de aguas profundas, e instalaciones de energía renovable, junto a más promoción oficialista y centros comerciales de inversión proveniente del gigante asiático, en todo el territorio.
El plan presentado por Ortega contempla una extensión de 445 kilómetros, significativamente mayor a los 278 kilómetros del proyecto original de 2012. Este nuevo trazado partiría desde un puerto en Bluefields, en el Caribe, cruzaría el norte del país centroamericano por el lago Xolotlán y culminaría en el puerto de Corinto, en el Pacífico. Ortega destacó que la ruta más larga sería compensada por un menor riesgo ambiental al evitar el lago Cocibolca, el mayor cuerpo de agua dulce de Centroamérica.
La propuesta incluye un canal con un ancho que varía entre 290 y 540 metros, una profundidad de 27 metros, la construcción de dos esclusas -una en el Caribe y otra en el Pacífico- y un lago artificial denominado "El Escondido". Ortega subrayó que el diseño permitirá el tránsito de los barcos más grandes del mundo, facilitando el comercio marítimo global, "con China a la cabeza", según el oficialismo.
El anuncio llega en un momento de presión internacional inusual, luego de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) condenara también el lunes al Estado de Nicaragua por violaciones a los derechos de las comunidades indígenas en relación con el proyecto canalero y su ruta anterior. En su resolución, la Corte acusó desde Costa Rica al régimen sandinista de no realizar consultas previas ni estudios ambientales adecuados antes de conceder en 2013 los derechos de construcción a la empresa china HKND Group, liderada por el empresario Wang Jing. Esta concesión fue revocada por el orteguismo en mayo de 2024, dejando un historial de promesas incumplidas y comunidades afectadas, sin respuestas.
El canal propuesto en 2012, que habría atravesado el Gran Lago, prometía transformar a Nicaragua en un punto estratégico de comercio internacional con dos puertos, un aeropuerto internacional, y otras infraestructuras, pero nunca se materializó. La falta de transparencia, los cuestionamientos ambientales y financieros, y la opacidad de HKND Group dejaron al país con más dudas que avances, en medio de la narrativa oficialista de proyectos magnos sin ejecución alguna.
Ortega presentó el nuevo canal como una solución a las limitaciones crecientes del canal de Panamá, cuyo tráfico se ha visto afectado por problemas de disponibilidad de agua, según el mandatario. Además, afirmó que "hasta empresarios norteamericanos estarían interesados" en participar del proyecto, aunque las pruebas de ese interés son inciertas hasta ahora.
La cumbre empresarial fue escenario de varios nuevos acuerdos entre Nicaragua y compañías chinas, incluyendo el desarrollo de un puerto de aguas profundas en Bluefields por la empresa CAMC, la creación de un centro logístico inteligente con CCSA, y un nuevo mercado municipal en Managua a cargo de ACTISA. La colaboración refuerza, según economistas y analistas políticos consultados por COYUNTURA, la creciente dependencia de Nicaragua de su socio asiático, en un momento en que Ortega busca consolidar relaciones con Pekín para impulsar proyectos estratégicos, con Rusia e Irán a las espaldas.
A pesar de la ambiciosa presentación, el proyecto enfrenta importantes desafíos. Ambientalistas y economistas han expresado a medios locales e internacionales serias preocupaciones sobre la viabilidad del canal, tanto desde el punto de vista técnico como financiero. La falta de detalles sobre el financiamiento y los impactos ecológicos genera dudas sobre la seriedad del anuncio, que algunos opositores y medios califican como un intento propagandístico más.
Mientras Ortega reaviva el sueño centenario de un canal interoceánico en Nicaragua, el escepticismo persiste, incluso en el oficialismo, aunque la visión legislativa e institucional replica la misma narrativa. La historia del proyecto está marcada por fracasos, conflictos locales y desconfianza nacional. Si bien el mandatario busca consolidar alianzas estratégicas y atraer inversión, el tiempo dirá si este nuevo plan logra concretarse o se suma al historial de promesas incumplidas, mientras otros países de Centroamérica, como Honduras y Costa Rica, también buscan ser la opción ideal.
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