La ministra de Salud, Carla Paredes, reaccionó ante la situación con una declaración que ha generado controversia. En una entrevista, aseguró que las largas filas se deben a la "mala costumbre" de las y los hondureños de llegar horas antes a sus citas médicas. Según Paredes, los pacientes no necesitan llegar tan temprano, ya que las ventanillas del hospital se abren a las 06:00 a.m., y aquellos sin cita también pueden ser atendidos en un número limitado de espacios. Sin embargo, la realidad en las afueras del hospital es otra: los pacientes que llegan antes a la ventanilla tienen más posibilidades de obtener una cita, lo que genera una competencia feroz por los pocos cupos disponibles. Varios medios locales lo demostraron.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Tegucigalpa, Honduras
El Hospital San Felipe de Tegucigalpa, Honduras, se ha convertido en el reflejo palpable de la profunda crisis que enfrenta el sistema de salud en el país centroamericano, un escenario donde la desorganización, la falta de personal y la insuficiencia de recursos se han traducido en una creciente desesperación para aquellos que buscan atención médica, todos los días del año. Desde las primeras horas de la mañana, el hospital es escenario de largas filas de pacientes, algunos de ellos de avanzada edad, quienes se enfrentan a una serie de obstáculos para poder acceder a los servicios médicos. La cancelación de citas y cirugías programadas ha exacerbado una situación ya crítica, provocando malestar y frustración entre los usuarios.
En este lunes 02 de diciembre, la llegada de los pacientes comenzó antes del amanecer. Decenas de personas madrugaron con la esperanza de lograr un cupo, pero la realidad es que la cantidad de pacientes supera ampliamente la capacidad de atención del hospital. "Llegué faltando 20 minutos para las cinco de la mañana y esto es un desorden", comentó una de las pacientes que viajó desde Santa Lucía. Su testimonio refleja una situación de caos, donde la demanda de atención es insostenible.
La situación no ha hecho más que empeorar debido a una serie de factores internos. De acuerdo con informaciones preliminares, las citas fueron canceladas en su mayoría debido a la escasez de personal médico, ya que muchos profesionales se encuentran de vacaciones durante el mes de diciembre. Este descuido en la planificación y la falta de organización de las autoridades han llevado a una escasez de cobertura, dejando a los pacientes desamparados. La falta de personal para atender la creciente demanda muestra las carencias estructurales de un sistema de salud al borde del colapso.
El problema no solo radica en la falta de médicos, sino también en la saturación de las consultas externas. El flujo masivo de personas dificultaba el paso por las instalaciones del hospital, lo que pone de manifiesto la sobrecarga de trabajo a la que están sometidos los pocos profesionales de la salud disponibles. Las y los pacientes que finalmente lograron una cita médica tendrán que esperar hasta el mes de enero para recibir atención, un retraso que agrava las condiciones de quienes padecen enfermedades graves, como una paciente con cáncer proveniente de Puerto Cortés, quien expresó con lágrimas: "Necesito quimioterapia, pero no hay camas".
Por si fuera poco, la ministra de Salud, Carla Paredes, ofreció una explicación sobre las largas filas, argumentando que la saturación se debe a que los pacientes llegan "demasiado temprano" para sus citas médicas. Según Paredes, no es necesario que los usuarios lleguen en horas de la madrugada, ya que las ventanillas de atención se abren a las 6 de la mañana. Sin embargo, su declaración parece desconectada de la realidad vivida por los pacientes, que, ante la falta de cupos, se ven obligados a presentarse horas antes para asegurar un espacio. La ministra también subrayó que no es necesario llegar tan temprano si se tiene cita, pero esta afirmación no responde al caos experimentado por quienes necesitan atención urgente y ven en la anticipación una estrategia para no quedar fuera del sistema.
Lo que realmente está detrás de este drama no es solo la percepción errónea sobre la "mala costumbre" de los pacientes, como lo señala la funcionaria, sino la cruda realidad de un sistema de salud abrumado por la falta de recursos, de personal y de infraestructura. Mientras los pacientes continúan esperando, algunos de ellos con problemas de salud que empeoran cada día, las autoridades parecen no comprender la magnitud de la crisis.
La situación del Hospital San Felipe ilustra un patrón común en los hospitales públicos de Honduras, donde la insostenible carga de trabajo, la falta de personal y la insuficiencia de recursos se han convertido en los principales obstáculos para garantizar un servicio de salud adecuado. En un contexto en el que las necesidades de los pacientes son cada vez mayores, el sistema de salud sigue luchando contra una crisis estructural que amenaza con empeorar si no se toman medidas urgentes y eficaces.
La angustia de las y los pacientes y sus familias se ve reflejada en las largas filas y la incertidumbre que enfrentan cada día, y en el "boom" que causó esta noticia, incluso para la jerarca estatal. Para muchos, el acceso a la salud se está convirtiendo en una misión imposible, una tarea casi infranqueable que solo puede ser entendida por aquellos que viven en carne propia la desesperación de un sistema de salud colapsado y poco humanista. "Siempre son justificaciones pero no soluciones", dijo una paciente del San Felipe consultada por este medio en la capital hondureña. "No hay camas, pero si hay camionetas blindadas nuevas", agregó. Entonces, por mucho, la respuesta de la ministra es burlesca y hasta irracional. Las personas no madrugan a propósito. Porque a quien madruga, Dios le ayuda, dice el viejo refrán. O, ¿su horario comienza a las 10 a.m. o pasada las 12 p.m., señora Paredes? Al respecto, Nelson Sánchez, director general del hospital, dijo que se habilitarán tres ventanillas más para "agilizar el proceso" de citas. También, con ayuda de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, se está trabajando en una plataforma digital para agendar los encuentros en línea, aunque el acceso a internet sigue siendo una brecha en Honduras.
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