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Conciencia 90: los siete hitos que marcaron la histórica instauración de la democracia en Nicaragua y Centroamérica

En febrero de 1990, las y los nicaragüenses marcaron no uno, sino varios hitos en su historia, al celebrarse los primeros comicios libres, justos y democráticos del país y la región centroamericana, convirtiéndose así en la primera nación en cumplir con el Acuerdo de Esquipulas II, tres años después de su firma. Dicho proceso electoral, supervisado por una misión internacional sin precedentes en el planeta, se destacó por el altísimo porcentaje de participación ciudadana y por el inesperado resultado que llevó a Violeta Barrios de Chamorro -entonces directora del diario La Prensa- a convertirse en la primera presidenta de Nicaragua y de toda América Latina. Fue un avance y el primer gran paso para la instalación de la democracia y la institucionalidad en el país.


Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

Managua, Nicaragua


En el último tramo del siglo XX, las y los nicaragüenses se convirtieron en testigos y protagonistas de momentos trascendentales que marcaron un antes y un después en su historia y en su modo de vida, experimentaron nada más y nada menos que el nacimiento de la democracia y los procesos de votación como instrumento de gobernabilidad. Después de décadas de dictaduras y enfrentamientos civiles, había llegado el momento de tomar un rumbo distinto, de manera contundente, a través de las urnas. Además de ser un hito en términos institucionales, las elecciones generales del domingo 25 de febrero de 1990 en Nicaragua dieron como resultado el inicio de una nueva era, social y gubernamental, y un importante avance en materia de transición del poder, género, legislaciones y civismo. Ocho de cada diez ciudadanos se involucraron en la jornada final, y cientos de hombres y mujeres se dedicaron a observar y custodiar el voto.


A pesar de las dificultades históricas, todos los actores involucrados, o al menos una enorme mayoría, demostraron para aquella fecha que con raciocinio y voluntad era posible dar pasos significativos y reales, para que Nicaragua fuera una sociedad pionera y referente en institucionalidad, libertades, pacificación e igualdades, tanto a nivel regional como global.


En un momento tan crucial como el que se vivió en esa época, con miles de personas asesinadas a consecuencia del conflicto civil, una hiperinflación récord, escasez de alimentos, hambre y desesperanza, Nicaragua se convirtió en un ejemplo de transformación y progreso en el mundo. Por ello, como parte de "Conciencia 90", un especial sobre la memoria histórica de entonces para resaltar y recordar, COYUNTURA enumera los acontecimientos que marcaron la memorable y crucial instauración de la democracia en Nicaragua y Centroamérica.


1. Primer paso en los acuerdos de paz en Centroamérica


El Acuerdo de Paz de Esquipulas II, firmado el 07 de agosto de 1987 por los entonces cinco presidentes de Centroamérica, tenía el objetivo de promover la paz y la democratización de la región. El acuerdo establecía una serie de medidas para poner fin a los conflictos armados y llevar a cabo elecciones libres y fomentar la reconciliación e integración entre los países. Fue el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), liderado por Daniel Ortega y Sergio Ramírez, quien cedió ante los cambios geopolíticos, la presión interna y el desequilibrio económico. Los sandinistas dieron un paso al frente para cumplir con el Acuerdo de Esquipulas II, anunciando en febrero de 1989, desde San Salvador, El Salvador, el adelanto de elecciones presidenciales y en todos los niveles de elección popular.


Daniel Ortega firmando el Acuerdo de Esquipulas II en Ciudad de Guatemala | Fotografía cortesía
Daniel Ortega firmando el Acuerdo de Esquipulas II en Ciudad de Guatemala | Fotografía cortesía

El tan importante acuerdo de pacificación se puso en marcha tres años después de su firma y fue así como Nicaragua se convirtió en el primer país centroamericano que dio el primer paso en el marco de dicho acuerdo, celebrando así las primeras elecciones democráticas de su historia, marcando un hito en el proceso de democratización de la región, tras varios años de conflictos armados y regímenes militares y familiares.


2. Bienvenida a la democracia en Nicaragua


La celebración de las elecciones presidenciales, legislativas y municipales en un solo día también representó un hito en el proceso de democratización del país. Por primera vez en su historia, las y los nicaragüenses tuvieron la oportunidad de elegir a sus representantes en todos los niveles de Gobierno en un mismo día. Las largas filas en gran parte de las más de 4,390 Juntas Receptoras de Votos (JRV) a nivel nacional desde la madrugada del domingo 25 de febrero anunciaron el inicio de una nueva era política y cívica. El entusiasmo era abrumador.


Sin embargo, para llevarse a cabo ese proceso y dar indicativos del compromiso de Nicaragua con la paz y la estabilidad, el FSLN tuvo que generar las condiciones previas con reformas electorales y nuevas leyes que permitieran mayor acceso a los partidos políticos y medios de comunicación. Al consolidar el proceso electoral en una jornada unificada, el país demostró su capacidad para organizar un evento de esta magnitud, de manera ordenada y eficiente, sentando las bases para la institucionalización de la democracia.


Además de ser el primer ejercicio de participación ciudadana plenamente libre -a diferencia de los comicios de 1984 que fueron totalmente controlados por el FSLN-, los comicios de 1990 simbolizaron el fin de un prolongado autoritarismo y de 10 años de conflicto civil que dejó decenas de miles de muertos a lo largo y ancho del territorio. Fue también un paso crucial hacia la construcción de un sistema democrático transparente, e instituciones capaces de solventar las necesidades básicas de la población.


3. Altísima participación y legitimidad


El récord de participación alcanzado en las elecciones de Nicaragua en 1990 fue impresionante. El 86.3 % de la población votó. Este alto nivel de participación reflejó el entusiasmo, el compromiso y la voluntad del pueblo nicaragüense de participar activamente en la construcción de su futuro político e institucional.


Informe oficial del Consejo Supremo Electoral sobre las elecciones presidenciales de febrero de 1990
Informe oficial del Consejo Supremo Electoral sobre las elecciones presidenciales de febrero de 1990

En ese récord de asistencia se destacaron los departamentos de Masaya, Granada, Estelí y Nueva Segovia, donde nueve de cada 10 ciudadanos ejercieron su derecho al voto. Este nivel de participación masiva no solo evidenció el interés y la conciencia cívica de la ciudadanía en estas regiones, según expertos consultados por este medio, sino que también ilustró un nivel significativo de legitimidad al proceso electoral en su conjunto.


Proceso de votación de 1984 en Nicaragua | Fotografía de Getty Images por Bettmann
Proceso de votación de 1984 en Nicaragua | Fotografía de Getty Images por Bettmann

El hecho de que un porcentaje tan elevado de la población haya acudido a votar también demostró la confianza que en ese entonces el pueblo nicaragüense le otorgó a las instituciones y al sistema implementado, también la conciencia social, el involucramiento civil en la toma de decisiones, y la utilidad del voto en los procesos de cambios. Todo ese conjunto de factores no hicieron más que fortalecer la legitimidad de los resultados electorales y consolidar a la democracia como el sistema de Gobierno preferido por la sociedad nicaragüense en su mayoría.


4. Observación sin precedentes en el planeta


La instalación de un sistema de observación internacional sin precedentes para supervisar las elecciones en Nicaragua marcó otro importante hito en la historia electoral mundial y centroamericana. La primera gran misión estuvo a cargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo que le otorgó un carácter oficial y un respaldo internacional sin igual. El contexto lo ameritaba.


Según la tesis doctoral de Manuel Hernández Ruigómez, "La Nicaragua sandinista y las elecciones de febrero de 1990: transición a la democracia o alternancia democrática" (Madrid, 2012), dichas elecciones generaron una secuela en el mundo en materia de misiones de observación. "Es a partir de estas elecciones cuando se generaliza en el ámbito internacional la costumbre de mandar enviados a supervisar comicios en otros países, en particular, los del mundo en desarrollo. Nunca antes, hasta ese momento, se habían concentrado tantos observadores extranjeros en unos comicios, calculándose la cifra en un total de entre 3.500 y 4.000, legalmente registrados por el Consejo Supremo Electoral (CSE)", documentó Hernández.


Oficina especial que instaló la ONU en Managua para la Misión de Observadores Electorales. Fotografía ONU-Nicaragua.
Oficina especial que instaló la ONU en Managua para la Misión de Observadores Electorales | Fotografía de ONU-Nicaragua

La presencia de observadores internacionales fue determinante para garantizar la transparencia y la legitimidad del proceso electoral. Con la confianza que les invadía de ganar las elecciones, las mismas autoridades sandinistas fueron las que solicitaron a la ONU que pusiera en marcha una operación de vigilancia electoral, antes durante y después de los comicios. Así fue como nació la Misión de Naciones Unidas para la Verificación Electoral en Nicaragua (ONUVEN), que se desplazó a lo largo y ancho del territorio. También se solicitó la presencia de los observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y del Centro Carter. El mismo expresidente estadounidense Jimmy Carter dirigió un operativo especial para observar las elecciones desde Managua.


La conformación y el trabajo de estas misiones reflejaron el reconocimiento y compromiso de la comunidad internacional con la coyuntura del país, contribuyendo a generar confianza en el proceso electoral tanto a nivel nacional como internacional, asegurando a su vez que los resultados reflejarían fielmente la voluntad del pueblo nicaragüense. Y así se hizo, para que ni los mismos sandinistas tuvieran alguna manera de negarlo. "En esta elección, que fue la más limpia en términos técnicos en la historia de Nicaragua -creo que ha sido sin duda alguna la más limpia, no ha habido ni antes ni después elección tan limpia como esa- no hubo ningún fraude electoral en beneficio nuestro", manifestó el difunto comandante sandinista Tomás Borges, fundador del FSLN, en una entrevista poco después de la derrota electoral.


5. Por primera vez, la oposición de Nicaragua derrota al oficialismo


Durante la madrugada del lunes 26 de febrero de 1990, se marcó otro momento histórico, sin precedentes, tras el conteo y el anuncio de los resultados preliminares: por primera vez en toda la historia del país, la oposición lograba derrotar al partido en el poder, en este caso a las guerrillas del FSLN y sus fieles candidatos Daniel Ortega y Sergio Ramírez, quienes habían gobernado desde el triunfo de la Revolución Ciudadana en 1979. Las y los sandinistas, confiados en su victoria, daban por ganadas las elecciones, pero a medida que avanzaba el escrutinio no tuvieron más opción que convocar a una conferencia de prensa y sujetarse a la derrota.


Daniel Ortega acatando la derrota electoral la madrugada del lunes 26 de febrero de 1990. Junto a él estaban, desde la derecha, Sergio Ramírez, Rosario Murillo, Oscar Vargas, Bayardo Arce y Victor Tinoco | Fotografía cortesía
Daniel Ortega acatando la derrota electoral la madrugada del lunes 26 de febrero de 1990. Junto a él estaban, desde la derecha, Sergio Ramírez, Rosario Murillo, Oscar Vargas, Bayardo Arce y Victor Tinoco | Fotografía cortesía

"Yo, en nombre de ese pueblo heroico, sacrificado, abnegado y valiente, que ha participado en este proceso electoral y que le ha dado su respaldo al Frente Sandinista, quiero expresarle a todos los nicaragüenses y a los pueblos del mundo que el presidente y el Gobierno de Nicaragua van a respetar y a acatar el mandato popular emanado de estas elecciones", fueron las primeras palabras de Daniel Ortega durante el amanecer del lunes 26 de febrero del histórico 1990, desde el Centro de Convenciones Olof Palme en la capital nicaragüense.


Por primera vez en la historia de Nicaragua, la oposición lograba superar al oficialismo de manera contundente. La candidata de la Unión Nacional Opositora (UNO), Violeta Barrios de Chamorro, entonces directora del periódico La Prensa y viuda del periodista asesinado Pedro Joaquín Chamorro, se convertía en la presidenta electa, con el 54,3 % de los votos, con el político liberal Virgilio Godoy como vicepresidente, marcando así un cambio radical en la política y vida nicaragüense, y consolidando la transición hacia la democracia y la pacificación del país centroamericano.


Simpatizantes de la UNO celebrando la victoria de Violeta Barrios en las calles de Managua | Fotografía de Getty Images
Simpatizantes de la UNO celebrando la victoria de Violeta Barrios en las calles de Managua | Fotografía de Getty Images

Casi ninguna de las encuestas pagadas le atinó al resultado. El escrutinio evolucionó en una sorpresa insólita, que ni el régimen sandinista, ni el presidente norteamericano George Bush, esperaban. No obstante, La Casa Blanca de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) festejó el resultado; lo hizo felicitando al Gobierno sandinista y al Gobierno electo, anunciando a su vez el levantamiento de las sanciones económicas que Washington había impuesto a Managua.


6. La primera mujer presidenta en el continente


Doña Violeta Barrios se convirtió en una figura emblemática en la historia de Nicaragua, Centroamérica y de toda América Latina, al convertirse en la primera mujer en presidir el Poder Ejecutivo de un país. Su triunfo marcó un incuestionable hito, significativo y memorable, en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la política.


Sin embargo, a pesar de todos los méritos que eso acumula hasta el día de hoy, para el pueblo de Nicaragua significó algo más. Al asumir la Presidencia, Violeta Barrios de Chamorro no solo cumplió con abolir el Servicio Militar Patriótico y la desmovilización de La Contrarrevolución. La primera mujer presidenta de todo el continente le dio al país la paz que necesitaba. Su ascenso al poder representó un avance significativo en la inclusión de las mujeres en la esfera política e institucional, desafiando las normas establecidas y abriendo el camino para generaciones futuras -ya actuales- de líderes femeninas.


La presidenta Violeta Barrios de Chamorro fue la primera jefa de Estado en la historia de Iberoamérica, y por ende la única mujer en las cumbres presidenciales de la época de 1990 | Fotografía de IV Cúpula Iberoamericana en Cartagena de Indias, Colombia, 1994
La presidenta Violeta Barrios de Chamorro fue la primera jefa de Estado en la historia de Iberoamérica, y por ende la única mujer en las cumbres presidenciales de la época de 1990 | Fotografía de IV Cúpula Iberoamericana en Cartagena de Indias, Colombia, 1994

Su presencia en las cumbres de mandatarios durante la época de 1990 no solo fue un logro personal, familiar y nacional, sino también un símbolo de la creciente influencia y participación de las mujeres en la política internacional y en la esfera pública. Como la única mujer en tales reuniones, la presidenta Violeta Barrios demostró su capacidad para liderar y representar a su país en el escenario mundial, contribuyendo así a cambiar la percepción tradicional sobre el papel de las mujeres en la toma de decisiones a nivel global, y en procesos de paz o conflictos armados.


7. La primera presidenta de la Asamblea Nacional


Además de tener a la primera mujer presidenta de su historia y del continente, Nicaragua tuvo por primera vez, también, a una mujer como presidenta del parlamento. El martes 24 abril de 1990 se marcó otro importante hito que resalta hasta el día de hoy; ese día fue electa la conservadora Miriam Argüello como presidenta de la Junta Directiva de Asamblea Nacional.


La señora Argüello recibió más apoyo que su homólogo conservador Alfredo César, y asumió el cargo, convirtiéndose en la primera presidenta del Poder Legislativo. Su elección no solo fue un reconocimiento a su capacidad y liderazgo, sino que también fue un reflejo del cambio y la apertura democrática que estaba experimentando Nicaragua en ese momento.


Miriam Argüello y Violeta Barrios en un encuentro días después del triunfo electoral de la UNO en 1990 | Fotografía AP
Miriam Argüello y Violeta Barrios en un encuentro días después del triunfo electoral de la UNO en 1990 | Fotografía AP

Como presidenta de la Asamblea Nacional, Miriam Argüello tuvo el honor de tomar juramento a la presidenta electa Violeta Barrios de Chamorro al día siguiente, el miércoles 25 de abril de 1990. Este acto simbólico fue otro momento histórico que demostró el avance de las mujeres en la política nicaragüense y su papel cada vez más importante en la toma de decisiones a nivel nacional y centroamericano. La elección de Miriam Argüello como presidenta del Legislativo y su papel en la toma de juramento de la presidenta Barrios no solo fueron hitos importantes para Nicaragua; también lo fueron para América. Pero no se han repetido en 34 años.


Violeta Barrios de Chamorro durante el acto de investidura presidencial en el antiguo Estadio Nacional de Béisbol de Nicaragua, el 25 de abril de 1990. A la derecha, Daniel Ortega; a la izquierda, Miriam Argüello | Fotografía de AP
Violeta Barrios de Chamorro durante el acto de investidura presidencial en el antiguo Estadio Nacional de Béisbol de Nicaragua, el 25 de abril de 1990. A la derecha, Daniel Ortega; a la izquierda, Miriam Argüello | Fotografía de AP

Tiempo después del triunfo de la UNO, en octubre de 1995, el entonces vicepresidente Virgilio Godoy renunció a su cargo para inscribirse como candidato elecciones generales de noviembre de 1996, por lo que la Asamblea Nacional tuvo que elegir a un sustituto. La mañana del martes 23 de octubre de 1995, con 44 votos a su favor, la diputada liberal Julia Mena Rivera fue electa y juramentada como vicepresidenta de la República para el resto del período de Barrios de Chamorro. De esa manera, Nicaragua tuvo a dos mujeres como sus máximas autoridades nacionales.


Tantos hitos marcados en tan poco tiempo prometían ser el inicio de un futuro estable y próspero. Poco a poco la gestión de Violeta Barrios de Chamorro avanzó, a la medida que se le permitía, ya que fue un Gobierno que no estuvo exento de polémicas, boicots, conspiraciones y asonadas sandinistas.


 

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