El 25 de agosto de 2020, la Coalición Nacional cumplió sus primeros 6 meses de vida, y desde la firma de la proclama fundacional en febrero de este año, los alcances del trabajo de este bloque opositor no han pasado a más debido a que las siete organizaciones miembros (entre ellas partidos políticos, el Movimiento Campesino y organizaciones de sociedad civil) no llegan a un acuerdo para establecer una correlación de fuerzas que deje a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) y a la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) en una posición más balanceada ¿? respecto al poder en la toma de decisiones.
En este conflicto están las juventudes adscritas a la UNAB y a la ACJD que reclaman una silla para cada una, con derecho a voz y voto, a razón de merecer el espacio porque "son los jóvenes de abril" -no sé qué significa esto en términos de peso político-, mientras los partidos dicen "silla para siete más, por favor" por cuanto han percibido en la solicitud de esos jóvenes un intento de la UNAB y la ACJD por generar 2 votos más que sumados a ellos tendrían mayor holgura en ese balance de fuerzas. Es decir, los partidos con el Movimiento Campesino harían cinco votos, y la ACJD, la UNAB, más las dos sillas para los "jóvenes de abril" darían cuatro votos, por lo cual, cinco a cuatro quedaría conformado el mecanismo de toma de decisiones.
Según los estatutos de la Coalición Nacional la toma de decisiones se da por consenso, y de no lograrse se vota con mayoría calificada de tres cuartos del total de miembros. Es decir, en la alineación original de siete se necesitan cinco votos para tomar decisiones. La ACJD, a través de su Director Ejecutivo, Juan Sebastián Chamorro, y del joven Lesther Alemán, ha señalado al Movimiento Campesino de plegarse a uno de los partidos políticos dentro de la Coalición (PLC) y de hacer un bloque con los partidos políticos que votan en contra de sus intereses; dichos señalamientos incluso alcanzan al partido de la Costa Caribe YATAMA, quiénes, a través de su representante George Henríquez, ha dicho que: "El problema es que el sector joven de la Alianza y la UNAB piden un espacio de manera independiente en la Coalición, pero quieren mantenerse dentro de la organización sombrilla y tener voz y voto en ambos”.
Por otro lado, en la nueva alineación de nueve miembros, la correlación quedaría cinco a cuatro. De esta propuesta se destaca el balance de representación dentro de la Coalición. Si antes necesitabas cinco votos para tomar la decisión (y estos estaban más o menos representados por los intereses de los partidos y la adición del voto del Movimiento Campesino al bloque de partidos) en esta alineación no habría nada para nadie, pues los partidos con el voto del Movimiento Campesiono alcanzan solo cinco votos, y el bloque de la sociedad civil, por decirlo así, sólo alcanzaría cuatro votos. Al primer bloque le faltarían dos votos y al segundo bloque le faltarían tres votos. Esto abre mayor margen de negociación y poder para alcanzar acuerdos con mayor calidad, muy próximos al consenso. Sin embargo, esto ha abierto la discusión para llenar los espacios con organizaciones "pajas", sin peso real y al servicio de la instrumentalización.
Peso político y organizaciones "pajas"
La decisión política más costosa que han tomado la ACJD y la UNAB al crear la Coalición, fue darle peso político a organizaciones que son "pajas", bajo quién sabe qué lógica de interés. Quizás se pensó que esas organizaciones podrían llevar mejor la correlación de fuerzas dentro y que a su vez podrían suplir algunas necesidades evidentes, como lo es la casilla ante un eventual escenario electoral.
Haber incluido al movimiento Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN) y al Partido Restauración Democrática (PRD) fue la peor decisión de la ACJD y la UNAB. En principio porque ambas organizaciones no tienen ningún tipo de peso político, ni frente al poder, ni frente a la población. Si mañana el FDN abandonara la Coalición no pasaría nada; sería una nota más que se olvidaría a la velocidad que se mueven los temas irrelevantes en las redes sociales. Lo único que tiene el FDN para poner en esa mesa es nada, porque la casilla que han solicitado, ya sabemos que, son caramelos de cianuro. En el caso del PRD solo es Saturnino, su casilla y su biblia. Ninguna de las dos organizaciones pueden decir que sus miembros estuvieron en las protestas en representación de esas organizaciones. El PRD y FDN están en la Coalición como una bisagra sarrosa que solo abre hacia un solo lado: en dónde está la autorización de su casilla.
En cambio, YATAMA tiene un peso político específico; tienen sus propias formas de organización, operan en las regiones autónomas donde se encuentran los recursos naturales que desde el pacífico se extraen, etc. El secretario del FSLN les fue a pedir perdón por el pasado y a ofrecerles una alianza electoral, que, después de inclumplida la agenda, decidieron abandonar y correr solos como partido.
El Partido Liberal Constitucionalista (PLC), aunque nos cause nauseas por su dirigencia y el pacto, tiene un peso relativo, y está en la Asamblea Nacional. En caso de haber reformas electorales, habrá que sentarse con ellos y negociarlas. La casilla, aunque no es de ellos, está a su nombre de momento. Están organizados en los territorios, sobre todo en el campo, y tienen influencia a través de sus líderes territoriales en las zonas donde se desarrolló la guerra de los 80.
El Movimiento Campesino también tiene peso propio. Se desprende del gran Movimiento Anticanal que organizó decenas de multitudinarias marchas en contra de la Ley 840 desde 2013 hasta 2018. A pesar de que no conserva su estructura original, ni integra a muchos miembros del movimiento anticanalero, algunos liderazgos dentro del Movimiento Campesino han logrado tener influencia y ser reconocidos por una buena parte de la opinión pública. Tuvieron una participación vital en los hechos que surgieron desde abril de 2018, y son reconocidos como interlocutores por la comunidad internacional que está apoyando la salida de la crisis.
La Alianza Cívica tiene un peso muy específico. Es una organización que fue conformada por gestiones, si se quiere ver así, de la Conferencia Episcopal en el marco del Diálogo Nacional en el año 2018. Su peso surge de la suma de las organizaciones que la constituyen. Dentro de ella está el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), que hasta el 2018 hacía parte de un esquema prebendario dentro del modelo económico a través de un acuerdo político que terminó de avalar la constitución del régimen político actual, a cuenta de que este brindara protección al modelo económico del que formaron parte, y del cual se obtuvo como resultado el 18 de abril. A su vez, el COSEP también formo parte del Directorio del Canal Interoceánico junto con el Gobierno.
De igual forma la ACJD está conformada por el sector de las Sociedad Civil, quiénes desde el 2007 denunciaron el pacto político y económico entre el COSEP y el Gobierno, y a su vez han demandado democracia, transparencia electoral y no reelección.
También existe dentro de la Alianza un sector juvenil fundador, el cual fue un actor relevante en las protestas iniciadas en el 2018, y es un grupo reconocido por algunos sectores juveniles y por la comunidad internacional. Además, la ACJD también aglomera a la Unidad Médica, la Unidad Magisterial, y el Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra. Todos estos reconocidos como interlocutores en el esfuerzo de alianza por parte de la comunidad internacional que colabora para una salida pacífica de la crisis.
Por su parte, la UNAB nació de un esfuerzo entre la Alianza y una amplia participación de movimientos sociales y políticos que desde 2007 venían trabajando por el restablecimiento del Estado de Derecho, la denuncia internacional en contra de la violencia por parte del Estado, y cuentan con capacidad de gestión y movilización de recursos, tienen presencia nacional y aliados en el campo internacional. Su peso en la opinión pública es innegable.
Salidas reales
Después de entender los perfiles de cada organización miembro de la Coalición, lo que queda claro es que las cinco organizaciones de peso son: PLC, YATAMA, Movimiento Campesino, Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, y la Unidad Nacional Azul y Blanco. Por lo tanto, podemos inferir las siguientes soluciones:
La primera es que la Coalición sea conformada por las organizaciones tomando en cuenta criterios de peso político y no criterios de ventaja política. Esto podría reducir a cinco los miembros dentro de la estructura, en donde cuatro es la mayoría calificada, y para este caso ni una sola de las representaciones se impone ya que se ven obligadas a negociar sus agendas e intereses.
La segunda alternativa es la que plantea YATAMA: que las organizaciones juveniles dentro de la ACJD y la UNAB abandonen la sombrilla y se incorporen con voz y voto, por el peso actual que tienen, sobretodo porque son los interlocutores con la comunidad internacional y son aceptados por una buena parte de la opinión pública como actores relevantes.
En la política, la forma es tan importante como el fondo. No hagas cosas buenas que parezcan malas; tendrían que abandonar las sombrillas, pero esto les crearía un gran dilema: si las dos quieren lo mismo, y vienen de organizar abril, entonces, ¿por qué no en un solo bloque su representación? Esta salida tiene su desventaja, porque abre la puerta a las portátiles, y es lo que nos tiene hoy en este impasse.
Por otro lado, lo lógico es que si en esta plataforma representan mis intereses (ACJD), ¿por qué voy a pedir silla propia para representar dos veces mis intereses?
Una tercera salida podría estar dada en regresar al punto de partida con los siete y reorganizar el mecanismo de toma de decisiones, pero eso nos puede llevar hasta 2022, y como que el tiempo no lo tenemos.
Una cuarta es que todo se quiebre y se destruya ese espacio, lo cual sería un retroceso gigante en la lucha, dado que la Coalición Nacional es un esfuerzo colectivo que, además, está siendo reconocido por la comunidad internacional como la plataforma de unidad con la que pueden interlocutar y coadyuvar a promover la salida de la crisis.
En fin. Establecer el balance no está en aumentar los votos, sino en la representatividad y variedad de intereses que logre forzar un diálogo para conciliar estos y tomar una decisión. No es con imposición, es con negociación; pero no se puede negociar con cualquiera.
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